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MALDIVAS en el Princess Haleema - ¡¡ Un viaje SENSACIONAL !!

Por: Esteban Tore
(Publicado en el nº3 de SENSACIONES)

Es difícil empezar a hablar de un viaje del que tienes la sensación que va a ser uno de los viajes de tu vida. Al final no es como te lo imaginas, sino que empieza como cualquier otro viaje de buceo: en un feo aeropuerto abarrotado de gente, con prisas, nervios y la angustia de saber si te dejarán subir la maleta de la cámara a bordo, te cobrarán exceso de equipaje o habrá algún personaje tipo David Copperfield que haga desaparecer las maletas durante el viaje.En esta ocasión, toquemos madera o lo que haya que tocar, no se dio ninguno de los casos anteriores.

¿Maldivas? Eso está lejos ¿no? Pues sí, lo he medido directamente sobre un mapa, y en línea recta desde Madrid son ¡6,1cm de distancia! Si tenemos en cuenta que desde Madrid a Sharm el Sheik hay 3cm, más o menos es lo que ya me imaginaba, está el doble de lejos que el mar Rojo norte.

VIAJE EN AVION: La azafata asesina.
Volamos con Qatar Airways. Uy que mal rollo... Pues no, al final resulta que es una de las cinco mejores compañías aéreas del mundo!

Partimos desde Madrid a las diez y media de la noche en un vuelo de seis horas y media de duración hacia Doha (Qatar). Al llegar a Doha esperamos una horita y de nuevo, otras cuatro horas y media hasta Male. Todos los vuelos fueron muy puntuales y llegamos, según lo previsto, a las tres de la tarde hora local. El avión era un Airbus A-330 nuevecito, bastante espacioso y con pantalla LCD en cada asiento con películas, videojuegos y música para hacerte más ameno el vuelo.

La comida es la mejor que he comido hasta la fecha en un avión y el servicio impecable. Un sobresaliente para Qatar Airways.

Sólo tuvimos un pequeño problema con el sistema de climatización del avión: lo tenían puesto en el modo frío polar. Encima cuando falta media hora para aterrizar y estás a punto de caer en shock hipotérmico, viene la azafata, que hasta ahora te había caído tan bien, para quitarte la manta. Intentas aferrarte a ella como Golum en El Señor de los Anillos diciendo: “mi tesoorooo”. Pero al final la muy malvada te la quita sin compasión y te das cuenta de que no tienes nada que hacer contra ella.

MALE: Una ciudad  sin chicha ni limoná.

Al llegar, bajas por las escalerillas del avión y… ¡¡guantazo de calor!! y es que, aunque la temperatura es de unos 28 grados “solamente”, hay casi un 80% de humedad en el aire. En la cola del mostrador de los visados te das cuenta de  que estás en un país en el todo funciona a un ritmo diferente y donde hay que tomarse las cosas con mucha calma.

Llegamos al embarcadero y de repente…

¡¡Anda!! ¡El verdadero, auténtico y famoso dhony de Maldivas! Que, en realidad, no es más que un barco de pescadores como los de Málaga pero con techo (lógico, ¡con las trombas de agua que caen allí!) y reconvertido, según su uso, en barco de pasajeros, barco para turistas (éste es dónde te la suelen meter el último día si quieres hacer algo y se caracteriza por ser veinte veces más caro que el de pasajeros) barco basurero, barco pesquero tradicional, barco de guerra (éste ya es producto de mi imaginación), barco pirata (para transporte de material de uso cuestionable), barco de apoyo para buceo… y así hasta el infinito o más allá.

Ya en Male nos llevan directamente a nuestro hotel, el hotel Central. Bien elegido por Dahab Travel,  es un hotel sencillo pero muy correcto para pasar una noche. Con aire acondicionado, Wifi gratuito y sobretodo muy limpio. Solamente un consejo, si no queréis que vuestra economía se vea drásticamente reducida, ni se os ocurra hacer lo que algunas inconscientes hicieron… ¡¡llamar a vuestra casa desde el hotel!!

Un guía local se ofrece para hacernos un “tour” por la ciudad y cómo no tenemos otra cosa que hacer, aceptamos.

¡Anda! ¡Esto es Male! ¿Será tan feo como dicen? Pues si, incluso puede llegar a ser peor de lo que te imaginas. ¿Cómo puede ser que en un entorno tan bonito se pueda hacer una ciudad tan fea? Encima, cuando ya te acostumbras y miras al cielo, lo que parece una gaviotilla revoloteando sobre el océano Índico en realidad es un bicho recién salido del infierno: Murciélagos con cara de perro, de más de un metro de envergadura, colgados bajo las ramas de los árboles por los que pasas sin mucha confianza. Entonces piensas: Bueno, si estos bichos atacan a la gente, atacarán primero a las personas que tengan más pelo que yo, ¿no? Así que me pegué a mi compañera y me quedé mucho más tranquilo.

PRINCESS HALEEMA: Un barco de ensueño sobre un mar de coral.

Al día siguiente nos despertamos con  el ruido de la tromba de agua que estaba cayendo. Para la mayoría de nosotros fue la primera vez que vimos llover de verdad. Era una lluvia como la de las películas antiguas (busqué al tío de la manguera pero no lo encontré).

Por fin nos recoge nuestro dhony!! De un blanco inmaculado y con espacio para llevar al doble de los que estábamos era, como decía Marco (el guía del barco), un Ferrari comparado con los demás. De repente, alguien grita: “¡¡Tortuga!!” ¿Ya?? Pues sí, nada más salir del mini puerto nos encontramos con una tortuga nadando en la superficie! Y a los pocos segundos… “¡¡Delfines!!” Jolín, ¡que bien pinta la cosa!

Ya desde lejos empezamos a distinguir, entre la multitud de barcos de buceo, la envergadura y elegancia en el diseño que mostraba la que sería nuestra nueva casa durante los próximos siete días: ¡¡El Princess Haleema!!

El barco es una auténtica pasada en todos los sentidos. Los espacios interiores están perfectamente distribuidos, no sobra ni falta nada. Las habitaciones son las mejores que he visto en un barco, incluso superiores a muchas de hoteles de cinco estrellas. Las camas son muy grandes y cómodas, se duerme de maravilla en ellas. El aire acondicionado funciona bastante bien y la temperatura se puede regular (algo fundamental si no te quieres pillar un trancazo durante la noche). El agua de la ducha sale limpia y con mucha presión. Es un verdadero lujo poder salir de la inmersión y darte una ducha mejor que en tu casa. El váter, más conocido como “el Throny” es enorme y con espacio para relajarse en esos momentos difíciles. En las zonas comunes te encuentras con un salón  muy amplio con muchas mesas, un bar, tele de plasma, dvd y música. Las zonas exteriores son espectaculares y perfectas para tomar la merienda y charlar sobre las inmersiones.

En la cubierta más alta hay un solarium y dos jacuzzi para relajarse y recuperarse después de un duro día de buceo. La comida es muy buena y a base de pasta, arroz y pescado principalmente. Un pastelero hace pan a diario, pasteles para los postres y los bizcochos para la merienda. La tripulación maldiviana es muy atenta y siempre hace las cosas con ilusión para agradarte. La noche de mi 30 cumpleaños nos desembarcaron en una isla desierta iluminada con velas donde nos habían preparado una magnífica cena a la luz de la luna. Además me dieron una gran sorpresa en forma de tarta y dos botellas de cava, todo ello por gentiliza de Vicente Vila, que tuvo el detalle de prepararlo todo

LOS GUÍAS: Más que un trabajo, una pasión.

Los guías son tres italianos Marco, Irene y Luca con más de diez años de experiencia en Maldivas. Los tres estupendos, serios y divertidos en el buceo, conocedores del lugar y con mucho amor a su profesión. Marco e Irene hablan perfectamente español y a Luca, aunque no lo habla, se le entiende perfectamente. Bajo el agua te dan mucha confianza porque lo tienen todo controlado y están muy atentos; eso hace que bucees relajado y disfrutes mucho más. Si llevas cámara te van buscando los bichos más fotogénicos del lugar. Un once sobre diez para ellos.

INMERSIONES: ¿Quién dijo que no había color en Maldivas?

Verdaderamente impactantes. Me he quedado impresionado con la riqueza de los fondos maldivos. Es cierto que la visibilidad no es la del mar Rojo pero en cuanto a vida, hemos visto muchísima más y eso que no hemos ido en la mejor época. Además sólo coincidimos con otros barcos en dos ocasiones, cosa que se agradece mucho después de ver el panorama que hay actualmente en el Rojo norte.


Buceamos en los atolones de Male Norte, Rasdhoo, Ari y Male Sur. Hacíamos sólo tres inmersiones al día pero muy largas, la mayoría de casi una hora. En una estuvimos hasta 70 minutos! Las inmersiones se hacían entorno a los 20/30 metros de profundidad, aunque en alguna bajamos un poco más…
Antes de empezar el viaje nos preocupaba un poco el tema de las corrientes, pero debido a la época del año no pillamos mucha. Luego te das cuenta que las mejores inmersiones son las que se hacen con corriente, porque es donde están los bichos grandes.

Cada vez que salíamos del agua decíamos que esa había sido la mejor inmersión. Al final es difícil decidirse pero me quedaría con tres: Embudo express, la nocturna de Maaya Tilla y la inmersión con los grises de Boda Tilla (¡sin contar con la experiencia del ballena claro!).

FAUNA: Grandes y pequeños.
Nos hemos hartado de ver tiburones puntas blancas, negras y grises; mantas, rayas y escuelas de águilas de mar, atunes y carángidos de gran tamaño, tortugas, toda la fauna típica de Maldivas y, por supuesto, el magnífico tiburón ballena. Llegamos a ver hasta tres ejemplares distintos en el mismo lugar. Según nos contaron luego, tuvimos mucha suerte por que hacía meses que no lo veían por la zona. Algunos, aún más afortunados, vieron incluso martillos y tiburones nodrizas. Los tiburones puntas blancas pasan de ti, pero los grises son muy curiosos, te observan y se acercan bastante.

Las mantas son de un tamaño sobrenatural y te pasan tan cerca que parece que busquen el contacto intencionadamente. Es una gozada ver el baile entre dos de éstos magníficos animales.

Como curiosidad biológica vimos un extrañísimo pez sapo de color negro, que andaba felizmente sobre un fondo de arena. En general mucha variedad y mucha cantidad.

CONCLUSIÓN: Difícil de mejorar.

El viaje ha sido perfecto, una maravilla que se quedará para siempre en nuestros recuerdos. Y para todos los que piensen que el barco no es importante en un viaje de buceo, les recomiendo el Princesa Haleema, seguro que cambian de opinión.

Hasta la próxima escapada amigos.

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