Agentes del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Almería han presentado denuncia contra dos pescadores furtivos tras ser sorprendidos en aguas cercanas a Almerimar, en El Ejido, con bombonas de buceo y con fusiles de pesca submarina. Los denunciados, identificados como R.B.N. y F.M.O., son habituales de esta práctica en el litoral almeriense, incluso en el parque natural de Cabo de Gata, y suelen vender posteriormente la pesca efectuada sin pasar por los requisitos legales y sanitarios establecidos.
Según ha informado la Comandancia, la embarcación semirrígida fue localizada anclada en Almerimar aunque, al percatarse de la presencia de los agentes, arrancó y trató de marcharse en dirección opuesta a toda máquina, siendo interceptada minutos después.
Tras identificar al patrón como R.B.N., los GEAS efectuaron la inspección de la lancha y encontraron a bordo una bibotella de buceo, un globo elevador de peso de los utilizados en buceo, una cartera con documentación a nombre de otra persona llamada F.M.O. e indicios que permitían presumir que el identificado estaba efectuando pesca submarina en unión de ésta segunda persona, que posiblemente se encontrara buceando en ese momento.
Por tal motivo, los agentes le preguntaron si estaba pescando con éste o alguna otra persona, o proporcionándole seguridad a algún buceador, negándolo en reiteradas ocasiones, aunque finalmente y tras hacerle entender que la vida del buceador podía estar corriendo serio peligro ya se sospechaba que buceaba sólo y sin chaleco de buceo, y su lugar de inmersión no estaba señalizado para advertir a las demás embarcaciones, finalmente accedió a llevar a los agentes hasta el lugar donde se encontraba sumergido su compañero.
Una vez en ese lugar, dos agentes se lanzaron al agua localizando a F.M.O., quien estaba ya subiendo a la superficie. Al percatarse de la presencia de los guardias civiles, cortó el cabo donde tenía atados los fusiles de pesca utilizados así como las capturas que se encontraban ya en su poder a fin que se hundieran al fondo del mar y eliminar las pruebas que delatarían su actividad ilícita.
No obstante, pudieron localizar a una profundidad de 28 metros el cabo cortado que tenía unido en su extremo la pesca, consistente en un total de diez pulpos y dos brótolas, así como dos fusiles de pesca.

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