Con su litoral arenoso y poco profundo, Yerba no parece tener muchas sorpresas para los submarinistas. A priori. En realidad, la Segunda Guerra Mundial dejó sus rastros bajo el agua. Para descubrirlos bastará con que te alejes de la orilla (como mínimo 8 km) y estar lo suficientemente cómodo como para sumergirse a 20 m. Hay otros restos hundidos a 45 metros de profundidad, aunque para esa excursión hay que tener experiencia. Además de esos restos, las rocas sumergidas que se prolongan desde Ras Taguerness (a lo ancho del faro homónimo) hay meros, rayas látigo común y esponjas. Entre septiembre y octubre es cuando el Mediterráneo tiene unas aguas más claras para hacer submarinismo. Los neófitos pueden hacer su bautizo acuático en uno de los clubs de la isla. La sesión dura medio día. Se empieza por el aprendizaje en la piscina y luego se hace una inmersión en el mar, a 150 m de la costa, a una profundidad de 5 m. Calcula unos 70 dinares (unos 39 euros). Los submarinistas certificados pagan un precio similar por una sesión de submarinismo (material incluido). Algunos de los centros de submarinismo son: el del Thomas Cook Mehari Village (nuestra foto); el Club La Sirène, en la playa de los hoteles Isis y Jasmina Djerba; el Blue Dolphin Diving Center, en la playa, entre los hoteles Iberostar Mehari y Riu Palace Royal Garden.

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texto: Estelle Mariotte ; foto: Carlos Rodrigues.

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