Paraísos sumergidos bajo los siete mares, veinte destinos para disfrutar del submarinismo, dentro y fuera de España, en función del presupuesto, la experiencia y las ganas de aventura.
Tiburones, ballenas, tortugas y arrecifes de coral mueven a 15.000 personas, entre más de 100.000 submarinistas titulados en España, a viajar al menos una vez al año con las aletas y botellas a cuestas, según datos de distintas agencias especializadas.
Islas Maldivas
2.000 islas en 26 atolones conforman las Maldivas, en el Océano Índico, a 800 kilómetros de las costas de India. Apenas dos centenares están habitadas y la transparencia de sus aguas y la escasa profundidad hacen asequibles tanto los arrecifes de coral como el avistamiento de tortugas gigantes.
Islas Galápagos (Ecuador)
Miles de submarinistas viajan cada año hasta este punto por sus tiburones martillo, peces espada, ballenas, enormes mantas y tortugas. La Reserva Marina abarca ni más ni menos que 133.000 kilómetros cuadrados.
Palau (República de Palau-Micronesia)
Se consolida como el destino de lujo por excelencia en el Pacífico. Su punto más emblemático es Blue Corner, donde conviven cientos de tiburones de distintas familias. El dragón mandarín es una especie que sólo se puede contemplar aquí, junto a otras más comunes como atunes, barracudas y mantas.
Isla Sipadan (Malasia)
Las autoridades prohíben alojarse en la isla, pero sus aguas están abiertas. Entre los escualos que ponen a prueba los nervios del buzo están los tiburones grises, de punta blanca, martillo y las barracudas. También destacan las tortugas verdes y carey; el pez payaso o los peces hoja, halcón y grandes papagayo búfalo. Es muy recomendable sumergirse en Barracuda Point, South Point, la cueva de las tortugas y el muro de medio kilómetro de profundidad conocido como Drop Off.
Isla Roatán (Honduras)
Tiburones grises, delfines y buzos se mueven entre corales en aguas muy poco profundas.
Mar Rojo (Egipto)
Es fácil toparse con tiburones martillo y puntas blancas en fondos que permiten una visibilidad de 50 metros. Al norte destaca Sharm el Sheik y al sur se han abierto recientemente al buceo las Islas Brothers y El Akhawein.
Costa de Kona (Isla Hawai, EE UU)
La costa oeste de Hawai alberga decenas de especies tropicales autóctonas, además de distintas familias de tiburones. Empresas locales venden inmersiones nocturnas en Keahole Point, donde acuden las mantas a alimentarse de plancton.
Dyer Islands (Sudáfrica)
Focas, pingüinos, ballenas y, por su puesto, el rey del mar: el tiburón blanco. Conviene bajar en jaula y el mejor sitio para observar al más temido de los gigantes marinos está en Shark Alley, entre Dyer Islands y el pequeño islote Geyser.
Raja Ampat (Indonesia)
La isla de Kri alberga especies poco conocidas: el caballito pigmeo, el pez pipa y el tiburón wobbegon entre ellas.
Isla del Coco (Costa Rica)
Ubicada en el Pacífico Oriental, es lugar de residencia del delfín hocico de botella, falsas orcas, ballenas picudas de Cuvier, la ballena jorobada, tiburones ballena y martillo. Otras criaturas menos comunes son el pez murciélago, el trompetero chino y la morena cebra.
Cualquier agencia especializada o centro de buceo puede hacer que prácticamente ningún mar, pese a los cupos y restricciones, se cierre a la inmersión. Los precios de la aventura tampoco son prohibitivos: entre 900 y 5.000 euros por persona, dependiendo de si se opta por un destino como el Mar Rojo o se vuela hasta Micronesia. España también cuenta con fondos donde rendirse al espectáculo marino.
Islas Cíes
En la entrada de la ría de Vigo conviven delfines, arroaces, ballenas piloto, congrios, morenas, sargos, bogavantes y no es difícil tropezar con estrellas de mar de medio metro de envergadura.
Islas Medas
La mejor reserva marina del Mediterráneo Occidental, en la Costa Brava, ofrece grutas para los submarinistas expertos y bosques de algas y corales -por debajo de los 20 metros- para el resto. Muy cerca reposa el pecio del Avenire, con las bodegas cargadas de mármol.
Fuerteventura
Sus coladas de lava y la presencia del pez loro y la raya justifican la visita a Fuerteventura. El lugar más popular es Corralejo, frente al islote de Lobos.
Cabo de San Antonio
Entre Denia y Xábia, en la costa norte de Alicante, se levantan acantilados de 150 metros de altura. Bajo el agua el paisaje es igualmente abrupto, con fondos marinos de distintas clases de roca. l Parque natural Cap de Creus
Como en buena parte de la costa mediterránea, este fondo gerundense está gobernado por el alga de vidrieros o Posidonia Oceanica, que comparte suelo con el coral rojo y con meros, barracudas, tintoreras, cabrachos, doradas y pulpos.
Islas Columbretes
Coral rojo, el mero, peces luna, el pez tres colas, sargos, ostras rojas, la estrella de mar purpúrea y la langosta demuestran la biodiversidad que esconden las aguas de las Columbretes, a 30 millas del puerto de Castellón.
Islas Hormigas
A tres millas del Cabo de Palos, el arenal de la Manga del Mar Menor deja paso a una Reserva Marina Integral con ecosistemas en excelente estado de conservación, un valioso arrecife coralino y los restos de varios naufragios.
Cabo de Gata
Uno de los atractivos, 40 metros bajo la superficie, es un mercante de 100 metros de eslora hundido a una milla al suroeste del faro. Peces luna, meros, barracudas y águilas de mar lo custodian.
El Hierro
El Bajón y El Veril son de visita obligatoria. El primero tiene una caída de cinco a 100 metros, con coral negro, delfines, barracudas y mantas. Y El Veril da nombre a una pared en la que deslumbra una cueva de coral negro. La visibilidad de esta aguas alcanza los 40 metros.
Formentera
Parte del mejor paisaje del Mediterráneo está allí, adornado por arrecifes de coral y praderas de posidonia oceánica. La visibilidad va de 15 a 50 metros y los puntos más atractivos son Punta Prima, Punta Pedrera, los acantilados de La Mola o bahía de Migjorn.