Factores desencadenantes de ansiedad en buceo
Introducción
L a primera consideración que debe establecerse, es que el submarinismo es en si mismo una actividad potencialmente ansiógena y que puede llevar asociados determinados miedos que en algunas ocasiones pueden cobrar un carácter fóbico.
Hay que decir que cuando hablamos de buceo es lógico que por sus características sintamos cierto nivel de ansiedad, tanto en sus inicios como en los progresivos aprendizajes que vamos realizando o en las situaciones nuevas de buceo donde debemos adaptarnos, como pudiera ser el buceo nocturno, cuevas, entornos desconocidos, etc.
Con lo cual una primera conclusión, es que para iniciarse y avanzar en el buceo se requiere de un esfuerzo de superación de dichas ansiedades y temores.
En general, podríamos hablar de un problema de ansiedad, cuando dicha ansiedad sobrepasa en intensidad a la de la mayoría de las personas, con lo cual esto ya a veces dificulta el establecer un límite de normalidad y se requiere de un análisis individualizado muy centrado en el nivel de perturbación de dicha ansiedad no solo en la actividad en sí misma, sino también en el confort con que puede realizarse; además es imprescindible un pronóstico sobre las consecuencias que dicho gradiente de ansiedad puede tener en la seguridad del buzo y los que le rodean.
Por otra parte, en la línea de lo comentado, hay que considerar dos aspectos que me parecen determinantes. Hay ciertos temores que podríamos considerar universales, o por lo menos considerarlos miedos vinculados a determinadas culturas. En la nuestra podríamos hablar de la obscuridad , la muerte, la enfermedad , las serpientes..…
En este sentido considero en el buceo se dan diversas circunstancias; posibilidad de ahogo, obscuridad,presencia de determinados animales con aspecto feroz …que pueden estar vinculados a estos miedos considerados universales o vinculados a nuestra cultura y que algunos buzos difícilmente pueden superar total o parcialmente. Cabe decir que hay otras muchas personas que consideran dichos miedos dentro de la normalidad, y simplemente jamás consideraran como opción recreativa el submarinismo e incluso a veces ni siquiera actividades como el snorkel. La mayoría de buzos conocemos alguien que nos considera poco menos que irresponsables, por realizar una actividad que esas personas consideran muy peligrosa
Otro aspecto relevante estriba en la posibilidad de comprensión que nos proporciona la neurociencia , de que algunos temores ancestrales se transmitan a genéticamente través de la amígdala; de manera que un ataque de ansiedad pueda desencadenarse sin un aprendizaje previo, ni un significado psicológico específico. En este caso quizás el temor a un medio hostil como el mar en su profundidad en general, y con la posibilidad de ahogo en particular sea uno de estos temores ancestrales de forma que un estímulo heredado, facilite la aparición de un determinado temor o estado de ansiedad.
Como ejemplo de este último punto comentar, que tras la reintroducción de osos en el Pirineo los caballos son presas del pánico ante su presencia, sin que ellos ni sus progenitores hayan tenido nunca contacto con ellos
Hecha esta introducción que muestra la compleja relación entre ansiedad y buceo, paso a detallar los elementos que considero pueden actuar como desencadenantes de situaciones de ansiedad que en caso de hacerse recurrentes pueden evolucionar a temores fóbicos dificultando enormemente la realización de la actividad
Desencadenantes de ansiedad
Factores personales
Teniendo en cuenta todo lo comentado anteriormente,hay personas con determinadas características y rasgos de personalidad que en principio son más susceptibles de padecer una crisis de ansiedad e incluso desarrollar un trastorno de carácter fóbico al buceo en si mismo o a algunas situaciones del buceo (buceo nocturno, cuevas, buceo con tiburones, profundo…)
En general personas sanas, pero con antecedentes por TAG (trastorno de ansiedad generalizado), propensión a miedos de carácter irracional aunque sean miedos de los que hemos calificado como universales o vinculados a nuestra cultura (como a las arañas, serpientes…) y especialmente con antecedentes de claustrofobia o agorafobia, son más susceptibles de padecer episodios de ansiedad buceando, aunque en el momento de iniciar la actividad hayan superado sus problemas. También personas con antecedentes por (TOC) trastorno obsesivo compulsivo, o depresión si esta tiene un componente muy ansiógeno deben tener precaución aunque sobre hay que diferenciar muy bien entre lo que es una tristeza o depresión reactiva a causa justificada y una depresión que la persona no puede vincular a nada concreto, esta última de peor pronóstico.
Sobre este punto quiero aclara, que desde un punto de vista psicológico ,y salvo criterio médico que recomiende lo contrario, en ningún modo haber tenido alguna de estas problemáticas implica de forma directa una incompatibilidad para el submarinismo, pero si requiere de cierta prudencia e involucra la posibilidad de que en una situación de situación de crisis personal pueda derivar en episodios de ansiedad más o menos intensas y continuas en inmersión teniendo en cuenta que por lo antes comentado, el submarinismo nos ofrece un escenario propicio para expresarse.
Otro aspecto a considerar es , que en cierto modo, estas problemáticas , ya son de por si autolimitantes, con los cual quizás es una persona con una problemática intensa , presente o pasada , de las que hemos comentado es posible que ya no se plantee por si misma el ejercicio de la actividad, aunque bajo determinadas circunstancias esto no siempre es así, y en ocasiones está en la base de personas que no consiguen acabar el curso, o aun habiéndolo finalizado con grandes esfuerzos , y porque no decirlo, exceso de “generosidad” por parte del formador , nunca hacen uso del título obtenido
Para acabar con este punto , comentar que explorando en profundidad a las personas que padecen una situación fóbico-ansiosa al buceo de manera estable, suelen aparecer circunstancias de personalidad de base, en ocasiones desconocidas para el buzo, y que solo abordándolas de una manera amplia podrán resolver su sintomatología ansiosa en inmersión.
Por ello es un error en ocasiones, restar importancia a lo que le pasa la persona o aconsejarle, con la mejor de las intenciones y sentido común, seguir determinadas técnicas , porque el problema no se sitúa en esa esfera y podemos complicar más el cuadro neurótico con componente de ansiedad de base.
Factores coyunturales
Aunque todos los aspectos que comentaré, por supuesto interaccionan entre sí , hay elementos de carácter situacional, que pueden predisponer a situaciones de ansiedad o como mínimo bajar el nivel de tolerancia al estrés del buzo.
En general he podido observar que personas que pasan por situaciones vitales difíciles (pérdidas, separaciones, paro laboral, estrés….) o cualquier circunstancia de este tipo son más susceptibles de padecer una crisis de ansiedad ante situaciones, perfectamente tolerables en otras circunstancias.
Esto se acentúa cuando, la persona por cierta ceguera emocional, o simplemente por cierta aceleración de su ritmo de vida, no toma conciencia del dolor mental que puede estar padeciendo según su circunstancia vital.
En la situación de buceo se produce una deprivación sensorial intensa, una toma de contacto con uno mismo, además de otra serie de circunstancias, algunas aún por determinar, pero seguramente relacionadas con el impacto de los gases en el SNC (sistema nervioso central), que facilitan la aparición de ansiedad difusa de diferente gradiente , como respuesta a toda la problemática vital del buzo más o menos reprimida a nivel consciente, especialmente si son inmersiones de cierto nivel de exigencia o acontecen incidentes que en otras circunstancias serian fácilmente solucionables.
En este sentido cabe decir, que ante situaciones de conflicto personal debemos evitar, perfiles de inmersión complicados y exigentes, debiendo bucear muy por debajo del nivel que se nos supone.
Cabe decir que en situaciones de buceo poco exigentes, lo que puede ser una fuente de ansiedad, puede convertirse en una situación placentera y desestresante si es bien gestionada
En ocasiones haber padecido situaciones traumáticas en el buceo, puede también tener consecuencias en el futuro, sino pueden elaborarse de forma adecuada. No es extraño que ante este tipo de circunstancias; accidentes con riesgo vital, a veces fatales para el compañero, o simplemente situaciones a veces dramáticas donde el buzo puede llegar al borde el pánico ,dejen una marca permanente, que puede derivar en comportamientos paradójicos .O bien el abandono de la actividad, o bien una frenética carrera en el buceo donde la seguridad cobra una relevancia casi obsesiva, muy por encima a veces de lo razonable y como motivación en sí misma más que el disfrute de todo lo que nos ofrece el fondo marino.
Factores de buceo
Por último, en lo que se refiere a cuestiones estrictamente de buceo, hay otros condicionantes que pueden facilitar la aparición de situaciones de ansiedad, especialmente a la gestión de la formación y experiencia del buzo y su adaptación a las diferentes situaciones de buceo.
En general cualquier cambio, de condiciones de buceo, requiere de una nueva adaptación y son generadoras de situaciones potencialmente ansiógenas. En general cuantas mayor experiencia mayor capacidad de adaptación a los diferentes entornos, pero ello no quita que incluso personas muy expertas, necesiten igualmente de esfuerzo extra en situaciones novedosas. Cuando me refiero a situaciones novedosas, caben tanto entorno de buceo, condiciones, nuevos compañeros….
Quiero resaltar que cuando transcurre un tiempo sin bucear, incluso los buzos más expertos requieren de un periodo de reajuste a su nivel. Es importante que si pasa un periodo de tiempo relativamente largo sin bucear, aunque llevemos acumuladas muchas inmersiones, las primeras que realicemos sean inmersiones sencillas que nos permitan adaptarnos de nuevo al medio y restablecer nuestro nivel previo. Esto es especialmente relevante para submarinistas que solo bucean en verano o en determinados destinos.
Otro aspecto potencialmente ansiógeno, es enfrentarse a determinadas situaciones de inmersión sin la debida formación, cosa que es más común de lo que pueda parecer.
En general creo que gestionar correctamente la triada formación-experiencia-nivel de las inmersiones, limitaría muchas de las problemáticas de base emocional que se producen en el buceo .En ocasiones dicha triada no camina de forma uniforme y puede haber submarinistas que acumulan cursos pero no tienen la debida experiencia para llevar a la práctica aquello para lo que están teóricamente preparados, o buzos con mucha experiencia que acaban cometiendo errores fatales por exceso de confianza en las horas de buceo acumuladas, sin considerar que hay determinados aprendizajes y conceptos que requieren de una formación rigurosa y que son imprescindible conocer para determinados tipos de inmersión.
Para acabar hay que considerar que los elementos situacionales que pueden desencadenar estados de ansiedad en el buceo son múltiples y variados según cada persona; perder la referencia al techo suelo al descender, perder la visión del fondo en buceo en pared en zonas de alta profundidad, la presencia real o intuida de determinados animales, el oleaje intenso previo a la inmersión, corrientes, la desorientación, y un largo etc, que seria largo de enumerar y que merece un análisis individualizado.