Mensaje relativo a:
http://www.sensaciones.org/forsensa/...amon-Verdaguer
Gracias por las felicitaciones recibidas, aunque las gracias las deberíamos dar nosotros por haber tenido la oportunidad de realizar el hallazgo.
Si viviéramos en una sociedad avanzada, con mentalidad abierta y proclive a facilitar la comunicación entre sus individuos, fomentando la difusión del conocimiento y de la cultura como parte de un bien común, las cosas podrían (y, de hecho, serían) diferentes.
Me explico:
El muy probable destino de este hallazgo será, en el mejor de los casos, en ser anotada cuidadosamente su situación y, quizás y con un poco de suerte, a realizar alguna cata para conocer si quedan restos; tipo de nave, cargamento… que aporten más información sobre la misma. Después, a falta de presupuesto para nada más, se procederá a cubrir las anclas y lo que pueda quedar descubierto en espera de un futuro, cuando gente con más medios y con las características que describía al principio, se decidan a su excavación, acorde a métodos rigurosos y científicos. Y de cuyos resultados la sociedad de aquel entonces aprenderá algo más sobre sus orígenes, sus antepasados y las sociedades que les precedieron.
En este futuro, probablemente las grandes piezas, precisadas de un mayor (y cada vez más caro) espacio expositivo, se dejaran en su sitio, protegidas convenientemente y con una placa informativa. Los medios necesarios para su innecesaria extracción seguramente se destinarán a otros hallazgos. Y así las aguas de nuestras costas podrán ofrecer un atractivo más a los buceadores de la época. Los visitantes, los buceadores del futuro, podrán disfrutar de un recorrido fantástico por el mismo lugar del naufragio. Seguramente, antes de acudir, el guía de turno les habrá documentado sobre el tipo de navío, su tripulación, cuál era su cometido, su carga, de dónde procedía y a donde se dirigía… Una red invisible cuyos hilos marcan los caminos de nuestros antepasados, con quién se relacionaban, que comercializaban, como construían esas naves, con que herramientas…
Imaginad, por un momento, que alguien encuentra un navío de guerra del S.XVIII, por ejemplo, conservado por la arena. Con su dotación completa de armamento y accesorios: cañones, anclas, proyectiles, bombas de sentina, poleas… Imaginad también que se conservara la quilla y parte de las cuadernas, con sus pernos de bronce… ¿No os gustaría hacer una inmersión para visitar esa maravilla, compartiendo el lugar con la fauna local en vez de hacerlo en una visita al clásico museo? Sería formidable poder bucear y contemplar fragmentos de nuestro pasado… Imaginad que pudiéramos dejar “in situ” aquellas grandes piezas, las más pesadas, y poder añadirle reproducciones (fijadas, para evitar su desaparición) de las demás … Poder crear un parque temático sobre Arqueología Naval , con piezas auténticas de nuestras aguas…¿A quién no le gustaría hacer una inmersión, compartiendo con gusto la visita con la fauna local?…
Pues bien, este y otros muchos pecios, existen. Están ahí. La gente del CASC, en Catalunya, tiene inventariados centenares de ellos: bajo la arena; protegidos por las praderas de posidonia, bajo el fango… Pero falta lo principal, lo más difícil: un cambio en la mentalidad del conjunto de la sociedad. Que haya administraciones que crean que si se puede construir un Palma Arena, p.e., o una Nueva Diagonal, o el Gran Pelotazo, bien podría destinarse una muy pequeña parte de su coste para organizar un Parque Temático Submarino. Al menos, para compensar y tenernos entretenidos.
Los mismos medios informativos tienen parte de culpa: ha ocupado muchísimo más espacio informativo las andanzas de los piratas del Odissey, por ejemplo, que el hallazgo en su dia del Culip IV, un barco hundido en el Cap de Creus, que cambió profundamente los conocimientos que hasta entonces se tenían del comercio naval en el Mediteráneo del S.I dC.
La cultura es rentable. Seguro. Eso es una verdad esférica: es cierto se mire como se mire. Pero la realidad es que el político sólo apuesta por la cultura si ello le supone réditos electorales, cuando no de otra clase… Muy pocos, poquísmos, han apostado REALMENTE por ella.
Cada año vemos como las partidas asignadas a investigación o a cultura son ridículamente pequeñas para una sociedad que presume de ser del primer mundo y sin embargo, ofrece servicios y proyectos que no lo son. Se prometen ordenadores portátiles a los escolares, cuando no los tienen los universitarios, a quienes les son realmente indispensables. Todo sea por el maldito voto. Con NUESTRO voto. ¡Qué mala memoria tenemos cuando votamos! Y que poco exigentes somos con nuestros políticos a la hora de pedirles que hagan bien su trabajo…
En fin, fauna, que uno empieza por la “A” y termina hablando de sus demonios… Disculpar el desvarío. Si fuéramos más tolerantes, más respetuosos, probablemente se podrían organizar visitas guiadas para ver auténticos restos de nuestro pasado. Nuestras aguas están llenas de ellos. A menudo nadamos o buceamos por encima de ellos y no logramos identificarlos, camuflados bajo una capa orgánica. Solamente el ojo avezado a captar ciertas formas, simetrías inhabituales, logra distinguirlos. En Medes, diariamente decenas de individuos se sumergen en determinada boya de amarre para los centros de buceo y nadie encuentra extraño que la roca de al lado tenga tres patas…
Personalmente no me importaría (ni me importa) compartir visitas a “mis” hallazgos locales con otra gente; gente a la que conozco y que me conocen; gente que a su vez, me enseña sus hallazgos. Y luego se tapan, se cubren… y hasta la próxima. Es una de las ventajas que supone tener un museo abierto.
Quizás un día, en vez de taparlos, podamos dejar una etiqueta inalterable, para informar a quién venga detrás…Mientras, estamos condenados a encontrar, dar parte y tapar. No podemos permitirnos el lujo de poder ver y compartir la belleza de lo hallado con los demás en una sala. Ocupa espacio. Y el espacio, como decía aquel anuncio, es el verdadero lujo de nuestros tiempos. Un lujo que se encuentra fuera de nuestro alcance. Al menos, por el momento. ¡Qué pena!
A ver si poco a poco empezamos a tomar el hábito de comunicar en vez de expoliar. Y así quizás un día nuestros hijos, o nuestros nietos, puedan disfrutar y compartir el Patrimonio Subacuático (o lo que quede de él). Por eso también es muy de agradecer el esfuerzo que hace gente como los del CASC y organismos similares en otras comunidades, con los escasos fondos de que disponen, para poder si no excavar, al menos, inventariar y catalogar los hallazgos que se producen. En el fondo, como yo, somos unos optimistas y pensamos que las cosas cambiarán algún día...
Saludos cordiales,
Ramon Verdaguer
www.ramonverdaguer.com