Localizan un G7, proyectil submarino de fabricación alemana, usado por la Armada española
Muy cerca del faro de Mourisca, en aguas de Bueu (Ría de Pontevedra), yace a veinte metros de profundidad una de las piezas de armamento más temidas por los aliados durante la II Guerra Mundial: un torpedo G7. Fue el equipamiento estándar de los submarinos alemanes comandados por Hitler, y eran tales sus prestaciones que la Marina Española, al igual que otras Armadas, llegó a establecerlo como reglamentario. Según todos los indicios, el proyectil localizado por submarinistas del Club de Buceo Ons podría haber recalado en el entorno de Cabo Udra tras ser disparado durante un entrenamiento desde la Escuela Naval Militar de Marín.
Las dimensiones del torpedo de Bueu coinciden con las del artefacto nazi: 7,16 metros de largo y 53 centímetros de diámetro. El G7 pesaba 1.538 kilos, pero gracias a su potente motor de aire comprimido alcanzaba los 81 Km/h que le permitían cubrir hasta 11 kilómetros de distancia. Entre sus principales características destacaba una brújula interna que "programaba" la dirección a seguir; y la inclusión de dos hélices en el mismo eje –una giraba a la izquierda y otra a la derecha, compensando el rumbo en caso de desvío– que le garantizaban una precisión de tiro germánica.
Estos proyectiles portaban 280 kilos de trilita. Los comandantes de los submarinos alemanes de la II Guerra Mundial sabían que con un buen lanzamiento podían partir un buque a la mitad. Y así hizo el U-81, que hundió de un solo impacto al portaaviones inglés HMS Ark Royal, de 244 metros de eslora, y considerado una de las joyas de la Royal Navy.
Entrenamiento
Cuando se construyó la Escuela Naval de Marín se acordó protegerla con tubos lanzatorpedos instalados en el espigón del muelle. De este modo se cubría toda la Ría de Pontevedra con un coste ínfimo. Y como en toda base militar, era preciso realizar simulacros y prácticas, y aquí es donde podría radicar el origen del hallazgo de Udra.
A los torpedos empleados en esas prácticas les desmontaban la cabeza de combate –donde iba la trilita–, sustituyéndola por una inofensiva cabeza de entrenamiento. Todo apunta a que el torpedo que yace frente a Mourisca navegaría desde Marín hasta Bueu, y al quedar sin combustible su propio peso lo precipitó al fondo.
"Es extraño que no se recuperase el torpedo después del ejercicio, ya que podían ser usados varias veces", sostienen expertos en armamento militar consultados por este periódico. Quizás se desviara y se le perdió el rastro o tal vez, debido a la orografía submarina de la zona, no fuesen capaces de encontrarlo luego", razonan. Apuntan también otra teoría: "El G7 se hundió en una zona rocosa y presenta numerosos golpes y grietas. Seguramente, al bajar el buzo y ver el estado en que estaba el arma, se observó que no compensaba reflotarlo y se acordó su abandono".
Sea como fuere, la localización de este artefacto bélico en los fondos del ámbito de Cabo Udra lo convierten en el primer torpedo que se encuentra en toda la franja atlántico-cantábrica de la Península Ibérica.