El Regulador es la pieza más delicada del equipo de buceo. Su misión principal es la de reducir la alta presión de la botella a una presión inferior que posibilite al buzo respirar con comodidad. Este proceso se realiza en 2 fases.
La primera fase es la que realiza la primera etapa o etapa de alta presión y que consiste en reducir la presión de la botella (entre 200 y 300 bares) a una presión inferior entre 7 y 12 bares (según el fabricante). En una segunda fase se reduce dicha presión de entre 7 y 12 bares a la presión ambiente o absoluta (presión absoluta=presión atmosférica + presión hidrostática; ver capítulo: Nociones sobre la física del buceo).
Esta reducción se realiza en la segunda etapa o etapa de baja presión. El mecanismo de la segunda etapa es es sencillo pues consiste en una válvula de demanda formada por una membrana que apoya sobre una palanca que está unida a un tornillo móvil limitado por un muelle tarado. La presión del agua deforma la membrana en función de la profundidad (presión).
Al producirse la demanda de aire por parte del buzo, ésta empuja la palanca y mueve el tornillo que a su vez deforma el muelle y permite el paso de aire desde el manguito de presión media (7 a 12 bares), suministrando aire a la presión ambiente gracias al tarado del muelle.
Actualmente es obligatorio el uso de una segunda etapa auxiliar, llamada óctopus si se conecta a la misma 1ª Etapa que la 2ª Etapa principal, para poder suministrar aire a un compañero o para usarla uno mismo en el hipotético caso de que fallase la etapa principal.
Muchos buceadores optan por una opción diferente que consiste en montar dos primeras etapas con sus correspondientes 2ª etapas. Para ello, sólo es necesario que la botella tenga una grifería con doble salida y claro está, adquirir dos primeras etapas, que evidente resulta más caro que tener una única primera etapa. A pesar de ser más caro, es un sistema muchísimo más seguro, ya que si un regular llega a fallar (cosa poco probable) el otro regulador nos proporcionará aire para continuar la inmersión sin tener que recurrir a pedir ayuda de un compañero haciendo la señal que todo submarinista querría evitar.
Otro elemento importantísimo es el manómetro, que se conecta a la parte de alta presión de la primera etapa y que nos indica la presión interior del aire de la botella, es decir, su capacidad medida en bares. Si un manometro indica, por ejemplo, que en la botella hay 150 bares de presión, esto podemos traducirlo a una capacidad en litros siempre que conozcamos la capacidad de la botella.
Si ésta es de 12 litros, el volumen de aire que contendrá a dicha presión será 12 l x 150 atm = 1.800 litros. Si la capacidad de la botella fuese de 15 litros, el volumen sería de 15 l x 150 atm = 2.250 litros. En general, durante una inmersión no es necesario realizar estas operaciones de transformación a litros, basta con saber que si entramos en el agua con una botella cargada con 220 bares, cuando el manómetro marque 110 bares, habremos consumido la mitad de la botella. Si iniciamos la inmersión con 180 bares, la media botella se alcanzará con 90 bares.
El manómetro suele estar acompañado, cuando se trata de una consola, de un profundímetro y/o una brújula.
El profundímetro es absolutamente necesario para la realización de la inmersión pues nos permite desarrollar la inmersión sin pelígro de exceder la profundidad planificada mediante las tablas.
También es absolutamnte necesario llevar un reloj que nos permita controlar el tiempo de inmersión y ajustarnos así a los tiempos máximos permitidos para cada profundidad indicados en las tablas para buceo recreativo.
En el caso de utilizar un ordenador de buceo, no es necesario llevar un profundímetro analógico ni un reloj ya que este incorpora ambos elementos.