El Gobierno libera 7,2 millones para inspeccionar las fugas del 'Prestige' (25-08-2007)

Un robot submarino teledirigido supervisará en septiembre el estado de las pérdidas y la corrosión del pecio, sumergido a 3.800 metros de profundidad frente a la costa gallega.

El Consejo de Ministros aprobó ayer el acuerdo que habilita 7,242 millones de euros para financiar la operación de inspección submarina del Prestige, hundido en noviembre de 2002 a unos 260 kilómetros de la costa gallega y cuyos restos, partidos en dos piezas, descansan ahora a 3.800 metros de profundidad. Salvo cambios de última hora o causas de fuerza mayor, la expedición se realizará el próximo mes y su duración será de entre una y dos semanas, en función de las condiciones meteorológicas.

El Gobierno decidió organizar una misión submarina en marzo de este año, tras conocerse que desde marzo de 2006 restos de fuel seguían emanando del pecio. El Ejecutivo estimaba que la operación para calcular el volumen de las fugas del Prestige rondaría los tres millones de euros, pero ahora, con el plan detallado, el gasto se eleva a algo más del doble.

Repsol -empresa elegida por su capacidad técnica y por ser también la que se encargó de vaciar de fuel del pecio en una operación sin precedentes a 3.800 metros de profundidad- asumirá la inspección. Pero el barco que dirigirá la inmersión está en una misión en El Congo. Si bien, Vicepresidencia del Gobierno asegura que se mueve dentro del plazo y tiene todavía el mes de septiembre para supervisar el casco del buque.

El control del pecio para determinar el alcance de las fugas y el estado de corrosión de los restos se realizará con un robot submarino teledirigido, similar al utilizado tras el hundimiento para extraer el fuel que quedaba sus bodegas. El presupuesto liberado por el Consejo de Ministros se entregará al Instituto Español de Oceanografía, dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia, que cerrará el contrato con Repsol. El hundimiento del petrolero en noviembre de 2002 no puso fin a la marea negra, ya que seguía fluyendo fuel. Así que en 2004 el Gobierno encomendó a Repsol la misión de bajar al pecio y extraer el hidrocarburo que aún albergaba. Pero la operación, en la que también se sellaron algunas de las grietas, nunca concluyó.

Repsol abandonó la zona del hundimiento del Prestige en octubre de 2004 dejando en el fondo del mar dos de las cinco lanzaderas utilizadas para extraer el fuel. Una de ellas estaba vacía, pero la otra casi llena. Además, de las 30 botellas cargadas con nutrientes para acelerar el desarrollo de las bacterias que degradan el fuel, 20 de ellas retornaron a puerto sin que se inyectara su contenido en las bodegas del petrolero. Con la operación dada por cerrada, el pecio tenía aún en su interior unas 1.500 toneladas de combustible.

El caso es que en marzo del pasado año se descubrió que el Prestige seguía vertiendo restos de hidrocarburo, a razón de unos 20 litros por días. Análisis realizados por el Oceanográfico de Vigo en octubre y noviembre del pasado año confirmaron que el hidrocarburo procedía del petrolero y, aunque se asegura que el vertido no entrañaba riesgo, sonaron las voces reclamando una inspección submarina.