La tortuga marina más común en la cuenca del Mediterráneo es la tortuga boba, una tortuga que ha desarrollado una potente mandíbula para alimentarse de crustáceos, peces y esponjas. Su nombre en España lo recibe por su costumbre de tomar el sol en superficie quedando tan dormida y atontada que es fácil de capturar. Esta costumbre la hace a menudo ser víctima de atropellos por los barcos o sus hélices.
Pocos animales en nuestro planeta han logrado una adaptación tan perfecta a su medio como las tortugas. Habitando el planeta desde hace más de 240 millones de años han hecho frente a cambios tan drásticos en el medio y en el clima como los que acabaron con la era de los dinosaurios. Hace unos 100 millones de años, algunas de las tortugas que poblaban la tierra se lanzaron a la conquista de un nuevo territorio, el más importante, ya que cubría más de dos tercios del planeta, el mar. La evolución les hizo cambiar sus patas por aletas, y para poder nadar con rapidez desarrollaron potentes músculos que incluso iban a ocupar los huecos bajo el caparazón que en su vida terrestre les servían de refugio frente a los depredadores.
Hoy podemos encontrar en los océanos del mundo siete especies de tortuga marina que son la tortuga Laúd, la tortuga Verde, la tortuga Boba, la tortuga Carey, la tortuga Olivácea, la tortuga de Kemp y la tortuga Flatback. Todas ellas pueblan las aguas tropicales y sub-tropicales del planeta salvo la tortuga laúd, que a pesar de ser reptil es capaz de regular su temperatura corporal pudiendo así alcanzar aguas más frías durante sus migraciones trans-oceánicas.
Con la excepción de la tortuga Laúd que tiene un caparazón especial compuesto por un mosaico de pequeños huesos y cartílago cubierto por una capa de piel parecida al cuero, todas las tortugas marinas tienen un aspecto bastante parecido. El caparazón en general más aplanado que en las tortugas terrestres esta compuesto también por una serie de placas óseas que se han desarrollado entorno a la caja torácica que protege los órganos vitales.
Las extremidades en forma de aletas han desarrollado una potente musculatura que les permite nadar a gran velocidad. Sus cabezas se han desarrollado en cada especie según su habito alimenticio, y es aquí principalmente así como en el caparazón donde podemos distinguir las especies.
En el agua sus movimientos son armoniosos y parecen estar volando con agilidad por su medio. Son capaces de bucear a grandes profundidades, sin embargo, se ven todas limitadas por la necesidad de respirar cada 20 - 40 minutos en superficie. Así como para respirar, las tortugas marinas se ven también limitadas por su necesidad de salir a la superficie para asegurar una correcta incubación de sus huevos.
Esta operación de nidificación constituye uno de los momentos más peligrosos en la vida de las tortugas marinas hembras. Un momento en que ese animal acuático de movimientos gráciles se convierte en pesado, lento e indefenso fuera de su medio natural. Son las hembras de tortuga marina, que en ciclos reproductorios de 2 a 4 años regresan a la playa donde nacieron para desovar.
Es un espectáculo impresionante la lucha y el enorme esfuerzo que tienen que realizar estos animales durante esta operación.
Amenazas.
Aunque las tortugas hayan demostrado estar perfectamente adaptadas a sobrevivir en este planeta, hoy un nuevo factor ecológico crea una amenaza difícil de superar. Se trata una vez más del hombre, capaz de desequilibrar en poco tiempo lo que la naturaleza ha tardado millones de años en crear.
La tortuga fue muy apreciada por los navegantes de siglos pasados ya que puesta al revés proporcionaba carne fácil de guardar en los galeones. Sin embargo, el comercio ilegal que hoy esta amenazando estos animales no es por alimento sino por artículos de lujo no indispensables. Las matanzas masivas de tortugas han puesto ya a varias especies al borde de la extinción. Desafortunadamente, la cría en cautividad no ha permitido sustituir estas matanzas, debido a la imposibilidad de reproducir tortugas marinas de segunda generación.
En el mar Mediterráneo la amenaza para las tortugas no es bajo la forma de matanzas sangrientas, pero no es menos preocupante. La destrucción de las costas, o simplemente la invasión por objetos, vehículos, carreteras, ruidos e iluminaciones artificiales han dejado a las tortugas sin playas para anidar. Quedan algunas playas en la cuenca oriental, pero al acudir demasiadas tortugas a las pocas playas que quedan y al no reunir estas las condiciones optimas de incubación, el ritmo reproductivo ha disminuido drásticamente. Pero para la supervivencia de estos animales, una amenaza mayor consiste en la alta mortandad de ejemplares adultos, ya que son ellos quienes tienen ahora la única posibilidad de recuperar las especies amenazadas. Obstáculos en playas, son uno de sus enemigos, pero hay otros más graves. La contaminación de los mares por vertidos de residuos químicos afecta también a las tortugas. Los contaminantes se acumulan en estos animales situados prácticamente en la cima de su cadena alimenticia. Estos contaminantes reducen su fertilidad, afectan su sistema inmunológico y son responsables de malformaciones y enfermedades diversas.
Otro gran enemigo de estos animales es las bolsas y residuos de plástico que flotan por el mar. Como en otros animales marinos (cetáceos, pinipedos) la gran cantidad de bolsas de plasticos y otras basuras que derivan por los mares constituyen un importante peligro. La ingestión accidental de plásticos provoca la muerte de miles de tortugas y mamíferos marinos cada año.
Otro problema es la captura accidental y no intencionada de decenas de miles de tortugas por las artes de palangre. Esta arte de pesca, de las pocas selectivas y respetuosas de los recursos pesqueros, captura accidentalmente en sus anzuelos a tortugas bobas que son liberadas por los pescadores cortando el sedal cuando no pueden sacarlo de la boca de la tortuga. Cada año algunas de estas tortugas son puestas bajo supervisión en tanques de un instituto oceanográfico para ver si consiguen sobrevivir con el anzuelo dentro y expulsarlo de forma natural.