Por suerte, yo también he podido disfrutar unas cuantas ocasiones de la compañía de tiburones de diversas especies (martillos, puntas blancas oceáncos, de arrecife, zorros, grises, galapagueños...) y siempre me han dejado maravillado. Son realmente fascinantes, y para los que aún no hayan sido tan afortunados de ver alguno bajo el agua, deciros que ese miedo que crees que puedes sentir al verlos se convierte en admiración. Lo peor de todo: que casi siempre has de conformarte con verlos de lejos ya que mantienen una distancia de seguridad demasiado grande.