- La Comisión Europea prepara una normativa severa para controlar la sobrepesca
- Los capitanes de barco que la incumplan perderán su licencia para pescar
- La Agencia de Pesca Comunitaria abre su sede en Vigo para impulsar las reformas
La Comisión Europea se va a aplicar a fondo para acabar con la sobreexplotación pesquera. Entre otras medidas, va a implantar un sistema de penalización por puntos doble -similar al que existe en el Código de la Circulación- que implicará la pérdida de la licencia de pesca del barco y la pérdida del carné profesional del capitán de pesca del buque. «Europa ha fracasado en su política de control pesquero. Ninguno de los 27 reglamentos ha logrado su objetivo. El sistema de control es incoherente y obsoleto. Hay una ausencia de la cultura del cumplimiento. La CE no tiene capacidad para que se cumplan las medidas de control adoptadas. Y todo esto amenaza la viabilidad económica del sector», así de contundente se expresa César Deben Alonso, director de Política de Desarrollo y Coordinación de la Dirección Marítima y de Pesquerías de la CE.
«No nos queda otro remedio que crear una cultura de cumplimiento del sector pesquero y de los estados, aprobar un sólo reglamento con las mismas reglas para todos y un marco de sanciones con un sistema doble de penalización por puntos, al barco y al capitán», añade este funcionario español en Bruselas, con más de 20 años de servicio en la CE.
La medida será como con el carnet de conducir. Se arranca con 12 puntos y se van perdiendo según sea la gravedad de las sanciones. Las más graves quitan seis puntos. Acumular dos implica la pérdida de licencia de pesca del barco y si es el mismo capitán de pesca el incumplidor, perdería también su licencia. «Ganan mucho dinero y tienen una responsabilidad directa sobre lo que ocurre con la pesca a bordo», justifica Deben.
La caótica situación de las pesquerías en aguas de la Unión Europea ha provocado que las capturas hayan descendido un 30% en los últimos años. La capacidad real de la flota pesquera está muy por encima de esa cifra, que disminuye cada año. El 80% de los stocks pesqueros están sobreexplotados; el 30% de las capturas en España -la principal potencia pesquera de los Veintisiete- están fuera de control, y el 93% de las capturas de bacalao, son juveniles.
Medidas disciplinarias
Los datos provienen del informe que maneja la Comisión Europea para reformar la Política Común de Pesca (PPC), cuyos objetivos han sido presentados recientemente en la sede de la Agencia Comunitaria de Control de la Pesca (ACCP) con sede en Vigo, que abrió sus instalaciones el pasado mes de julio.
Entre las medidas disciplinarias que contempla el nuevo reglamento está la de suspender o cancelar parcial o totalmente la ayuda financiera comunitaria, que en el caso de ciertos países �entre ellos España� sirve para aumentar la capacidad pesquera y con ello la esquilmación de los recursos. «España se lleva 440 millones de ayuda al año. Los ciudadanos deben saber que esa cifra es lo que cuestan dos hospitales o 44.000 becas de 1.000 euros», puntualiza Deben, un gallego de familia de armadores cuyo trabajo levanta am*****s en su tierra.
«No es posible que un 'pack' de tres latas de atún salvaje, capturado en la naturaleza y por lo tanto 'bio', valga lo mismo que una bolsa de patatas fritas» reflexiona para pedir cambios a un sector que «se encuentra en el Neolítico». Los grandes fallos estructurales que se deben cambiar, según Bruselas, son romper algunas de las lógicas del sector. Por ejemplo, la de «pescar lo máximo en el mínimo tiempo», «no pagar nada por pescar», «recibir subvenciones que son superiores a las capturas» o «dejar el producto en la lonja y desentenderse, lo que hace que suba de precio el 1.000% y ellos no se beneficien».
«Debemos convencerles de que se puede ganar más pescando menos», asegura Deben. Como ejemplo cita el caso de las Baleares, cuando los pescadores decidieron no pescar los viernes: el salmonete subió de tres a nueve euros en una semana. El atún, que costaba tres euros, pasó a 10, gracias a una menor oferta en los mercados al reducir una jornada a la semana la intensidad pesquera.
Una muestra del maremoto de irregularidades, es la sentencia del pasado 24 de diciembre del Tribunal de Justicia de la UE (TUE) por la falta de control pesquero en el golfo de Cádiz. El TUE condenó a España por no controlar adecuadamente la pesca, el desembarco y la comercialización de pescado de talla inferior a la regulada. El TUE cita como uno de los motivos que en sólo 53 de los 479 expedientes tramitados entre 2000 y 2005 por la Junta de Andalucía, los pezqueñines no llegaron a la cadena comercial alimentaria.
A raíz de esta sentencia, Ecologistas en Acción pidió al secretario general del Mar, Juan Carlos Martín Fragueiro que «no escurra el bulto». Su departamento había asegurado sólo dos semanas antes que «las medidas de control y vigilancia pesquera en España son la vanguardia de Europa».
Lo de España clama al cielo, pero no es una excepción. Todos los países costeros comunitarios incumplen una u otra normativa. De ahí que Bruselas haya decidido emprender la política del palo y sólo luego la zanahoria, y dejarse ya de paños calientes.