En el entorno de Santa Cruz de Tenerife hay una treintena de pecios, aunque sus riquezas no serán nunca objeto de la avaricia de los cazatesoros ya que se trata más bien de riquezas arqueológicas capaces de proporcionar datos de interés sobre el tipo de navegantes que pasaban por Canarias en la antigüedad, explica Gabriel Escribano, un arqueólogo subacuático de la Universidad de La Laguna.
En el mismo sentido se expresa el arqueólogo Antonio Tejera Gaspar, quien subraya que en este asunto existe la doble vertiente "del interés arqueológico y el interés espúreo", este último puesto en evidencia desde el Odyssey, el barco que encontró un tesoro de 500.000 monedas en una zona cercana a la costa española. En opinión de Tejera, hallazgos así son "patrimonio de la humanidad" y no deben servir "para el enriquecimiento de nadie". Y es que un primer inventario de tesoros marinos especifica que en aguas cercanas a Canarias se encuentra hundido el Palemón, datado en 1766.
El problema en Canarias es que hay una escasa y muy corta plataforma continental ya que, debido a la naturaleza volcánica de las Islas, la costa alcanza mucha profundidad enseguida, lo que dificulta la investigación de lo que guardan estos buques.
Estos pecios resultan de alto interés para los arqueólogos dado que son "auténticas burbujas en el tiempo" capaces de mostrar "cómo era la convivencia en ese barco, con qué se comerciaba, qué se comía y otro tipo de hábitos de la época a la que pertenezca el buque", explica Escribano. Sin embargo, no es probable que los montones de barcos hundidos que hay alrededor de Tenerife guarden oro, plata o cualquier otro contenido de ese tipo "porque normalmente los barcos que se dirigían a América pasaban por Canarias a avituallarse y partían cargados de alimentos, gente y animales como cabras", pero luego cuando volvían con oro sin pasar por las Islas.
Canarias, paso obligado
El paso de los buques por el Archipiélago era obligado ya que no sólo las propias corrientes atraían a los barcos sino porque era el punto más lejano de Europa. El arqueólogo subacuático Gabriel Escribano explica que la navegación en la antigüedad era de cabotaje, o sea, que los barcos navegaban siempre contemplando la costa, a donde acudían para avituallarse en una operación denominada aguada. Sólo más tarde los barcos empezaron a alejarse más de la costa y a guiarse por las estrellas.
Asimismo Escribano recuerda que la piratería, que a menudo ejercía un país contra el más poderoso contratando marineros que les arrebatase la riqueza de sus barcos, propició la construcción de la primera fortaleza en Canarias,en tiempos de Felipe II, un modelo de defensa antipirata que luego se trasladó a las costas americanas. Gran parte de los hundimientos son de tipo pirático, no por tormentas.