Naga Technologies desarrolla un sistema pionero de seguridad contra expolios

Con el ‘caso Odissey’ ha emergido del pasado la figura del cazatesoros; eso sí, desprovista del aura de leyenda que le habían dado las novelas de piratas. El expolio de barcos hundidos sigue produciéndose en pleno siglo XXI sin que las autoridades hayan encontrado una manera de impedirlo. Y es que en el mar «no se pueden poner vigilantes de seguridad», advierte Santiago Lauri, uno de los socios de la firma malagueña Naga Technologies, especializada en robótica submarina.

Puede que esta compañía, nacida como ‘spin off’ universitario en 2007, haya encontrado la solución al problema: está desarrollando un sistema pionero de protección del patrimonio arqueológico submarino –fundamentalmente, de barcos hundidos– que permitiría a las autoridades detectar cualquier intento de expolio. Según explica Lauri, su invento consiste en una especie de boya que lleva aparejado un dispositivo de vigilancia con toma de imágenes y detección de movimiento. El sistema será capaz de detectar intrusiones en un radio determinado alrededor del pecio, transmitiendo alertas si así ocurre.

Este proyecto, que Naga está desarrollando en colaboración con empresas de arqueología submarina, no sólo está enfocado a la protección del patrimonio, sino también a la investigación científica. Y es que la compañía mantiene desde su nacimiento ese doble enfoque para su tecnología. De hecho, uno de sus principales clientes es el Instituto Español de Oceanografía (IEO). «Les prestamos asesoramiento tecnológico, porque ellos son científicos, no ingenieros, y tienen necesidades específicas de dispositivos según las investigaciones que vayan a realizar», explica el empresarios. Uno de sus últimos encargos fueron unos dispositivos para estudiar la influencia del cambio climático en las propiedades del agua en el Mar Mediterráneo. «Antes el IEO contrataba toda la tecnología a empresas extranjeras porque no había ninguna firma española especializada en robótica submarina», afirma Lauri.

Robots que caminan bajo las aguas

El trabajo de Naga Technologies empieza por asesorar a sus clientes sobre sus necesidades de tecnología, sigue con el desarrollo de robots a medida y puede abarcar incluso el desarrollo de ‘software’. La firma, formada por cinco socios –todos ellos menores de 30 años– diseña dos tipos de dispositivos para la observación del fondo marino: los ROV, que son vehículos operados remotamente que van unidos al barco por una especie de cordón umbilical; y los AUV o vehículos submarinos autónomos. Estos últimos son los dispositivos más avanzados, puesto que cuentan con inteligencia artificial y no necesitan ser guiados por un barco. Ambos tipos de submarinos pueden ir equipados con distinta tecnología según sus objetivos: la toma de imágenes, la grabación de vídeos, la toma de muestras, la medición de temperatura...