Odyssey Marine Exploration se ha metido en un juicio del que no parece que vaya a salir indemne —con el gobierno Obama apoyando a España y el juez ordenándoles devolver en 10 días las monedas—. El caso ha conseguido que la opinión pública española e internacional despierte para comprender la destrucción que causan en el patrimonio sumergido.

El documental «Conflicto bajo el mar», dirigido por Roberto Menéndez, que hoy emite La 2 en «La noche temática» tiene la gran virtud de acercar la problemática del caso Odyssey de una forma sencilla por medio de algunos de sus protagonistas. Ha sido rodado a lo largo del pasado año en varias ciudades de España, Gran Bretaña y América. Da voz a los propios cazatesoros, quienes tratan de arrimar el ascua a su sardina: Greg Stemm, fundador de Odyssey, vuelve a afirmar ante las cámaras que lo suyo es la verdadera arqueología y vuelve a advertirnos de que si no se permite su trabajo todos los cazatesoros del mundo dejarán de informar de sus actividades. Que nuestras autoridades no lo olviden.

De igual modo, gracias al documental conocemos al abogado Paul Horan, verdadero cerebro del lobby de cazatesoros que ha ganado casos para Mel Fisher y otros. Horan es quien ha planteado la nueva estrategia de Odyssey: conseguir que los descendientes de quienes perdieron bienes en naufragios históricos encarguen su rescate a los cazatesoros y emprendan acciones legales. Por eso en el juicio en Tampa los cazatesoros se juegan su futuro. Horan aparece vistiendo unas amigables bermudas para asegurarnos que los descendientes tienen derecho a reclamar parte del tesoro.

Y esta es la flaqueza del documental, ya que no ha subrayado cómo el abogado español José María Lancho desmontó esa argumentación con las pruebas de que los descendientes de los marinos de La Mercedes puedan reclamar nada, puesto que ya fueron indemnizados con garantías por el Estado español en un proceso que acabó en 1870. El hecho es importante, porque el abogado que representa a España en Tampa, James Goold, ha utilizado esta documentación que ha cambiado el caso por completo.

Lo ratifica José María Moncasi de Alvear, descendiente de don Diego de Alvear, que ha declarado a ABC: «Odyssey —a través de personas interpuestas— me tentó a unirme a su causa bajo el compromiso de recibir el 10% del valor del “botín” y no soy el único. Lo suyo es “repartir” el fruto de sus fechorías con quien sea, descendientes o Estados para explotar los restos. Nos han querido engañar con promesas inalcanzables».