El aviso de un pescador de la costa norte de Menorca ha dado pie al importante descubrimiento de los restos arqueológicos sumergidos de una nave de guerra de los siglos XVII o XVIII.
La Fundación Prva. Argo Maris, respondiendo al aviso dado por Félix Ripoll de Es Mercadal (Menorca), notificó al Consejo Insular el encuentro fortuito de los restos arqueológicos sumergidos de un galeón en el Cap de Cavallería, al norte de Menorca.
Las primeras inspecciones realizadas mediante ROVs (vehículo operado remotamente) han permitido constatar la presencia de restos evidentes de un barco naufragado a unos 60 metros de profundidad.
Los restos, diseminados en un radio de unos 40 metros, incluyen algunas anclas de gran tamaño, varios cañones de hierro y maderas de la cuaderna de la estructura del barco. La presencia de estos objetos indica que bien podría tratarse de una fragata o un galeón de guerra del siglo XVII o XVIII.
Una vez realizados los primeros trabajos de prospección arqueológica, dirigidos por el equipo de arqueólogos del Ecomuseo del Cap de Cavallería, con el apoyo de la Fundación Prva. Argo Maris, se ha presentado a la Dirección de Patrimonio de la Consejería de Cultura, Patrimonio, Educación y Juventud un fotomosaico realizado a partir de las más de 2000 fotografías submarinas cenitales obtenidas.
Gracias a este fotomosaico, los arqueólogos del Ecomuseo del Cap de Cavallería han inventariado hasta el momento un total de 17 cañones de hierro, todos ellos con una longitud muy parecida entorno a los dos metros. Además se han identificado cuatro anclas, dos en la proa y otros dos más sitas en la popa, todas ellas de grandes dimensiones.
Técnicos de la Dirección de Patrimonio, así como investigadores del Museo Arqueológico Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena han certificado que se podría tratar de un barco interesante tanto desde el punto de vista histórico como de preservación puesto que es inédito hasta la fecha.
SE DESCARTAN ACCIONES QUE ALTEREN EL PECIO
Inicialmente se descarta cualquier tipo de acción que altere el barco hundido y, para las futuras campañas que se desarrollen el próximo año, se pretende utilizar instrumentos de precisión en materia de prospección geofísica, teledetección e instrumentos robóticos que aporten más información del pecio sin planificar, por el momento, actuaciones que alteren el estado de conservación del naufragio.
Entre las entidades implicadas en el descubrimiento está la asociación sin ánimo de lucro, Sa Nitja, Gestión del Patrimonio Mediterráneo, que viene desarrollando desde el año 2007 un proyecto de investigación arqueológica en materia subacuática autorizado por el Consejo Insular de Menorca en torno al Puerto de Sanitja y a la costa del Cap de Cavallería.
La intención del Ecomuseo es conocer en mayor detalle el patrimonio sumergido de este territorio con el ánimo de realizar una gestión adecuada.
La Fundación Prva. Argo Maris es una entidad privada dedicada a la protección, difusión e investigación del medio marino en diferentes ámbitos. Entre sus objetivos se encuentra establecer colaboraciones con la administración pública y/o con entes privados que desarrollen proyectos centrados en la temática marítima y que contribuyan a aumentar el conocimiento y el respeto por los valores del patrimonio ecológico y que forman parte de nuestra herencia cultural.
La Fundación posee las embarcaciones Bon Pigall y Bon Geni de 24 y 18 metros de eslora respectivamente, construidas y diseñadas específicamente para la investigación oceanográfica. Ambas embarcaciones se encuentran equipadas con robots de inspección submarina y todos los medios más adelantados en tecnología para desarrollar los trabajos de exploración necesarios para poder ejecutar proyectos arqueológicos subacuáticos.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS: 700 BARCOS HUNDIDOS
El faro del Cap de Cavallería se proyectó en el año 1852 y empezó a iluminar el día 1 de marzo de 1857. Desde aquel momento, la costa norte de Tramontana quedó custodiada por un foco luminoso de primera categoría que redujo drásticamente la continua sucesión de naufragios.
Así lo comentaba en 1888 el historiador y marino mahonés Pedro Riudavets Tudurí en sus estudios. Según él, el año anterior al levantamiento del faro, se contaron hasta ocho naufragios en la costa septentrional de Menorca.
El año 1852, en tiempo del reinado de Isabel II, el plan de alumbrado de la costa española tenía entre sus prioridades la construcción del faro del Cap de Cavallería. Cap de Cavallería, situado en la zona más oriental de las Islas Baleares, y entre el golfo de León y Argelia, era el punto de recalada y partida de todos los barcos que desde el Estrecho de Gibraltar y la costa de África se dirigirían a Francia e Italia.
Según los documentos que se presentaron desde las autoridades menorquinas en Madrid para conseguir que se edificara el faro en el Cap de Cavallería indicaban que fueron contabilizados más de 700 barcos que naufragaron entre los siglos XIV y XIX en la costa del norte de Menorca.