El Grk, el griego
El Peltastis era un carguero griego de 60m de eslora que el enero de 1968 partió del puerto de Rijeka hacia el sur en dirección de Jurjevo, un pequeño puerto cerca de la legendaria Senji.
En la mañana del 7 de enero despues de cargar 500m3 de madera el capitán Theodoros Belesis, un viejo lobo de mar, decidió al mediodía partir inmediatamente de regreso a Rijeka. El pronóstico del tiempo no anunciaba nada bueno. Se esperaban vientos de 150km/h y el puerto de Jurjevo no ofrecía refugio seguro para una nave de ese porte.
Senji era la ciudad de los corsarios que por su profundo conocimiento de los dificiles vientos de la zona sus victimas turcas y venecianas aseguraban que podian conjurar el Bora a voluntad. Su fortaleza, el Nehaj, todavia domina la zona desde lo alto del acantilado. Pero esa es otra historia.
Mediando la tarde el viento y la marejada arreciaban. Al llegar la noche el capitán decidió echar el ancla de proa a la altura de Crikvenica. Ya nevaba. En el transcurso de la noche el viento se hizo cada vez más fuerte. Con olas de 4 a 5m. y ráfagas de hasta 200km/h aún con los motores a toda máquina el ancla empezó a arar. El Bora no perdona.
En la madrugada del 8 de enero, alrededor de las 4:30, el Peltastis chocaba su casco contra las rocas de la costa de la isla de Krk y se hundía. De sus trece (trece! , a quién se le ocurre!) tripulantes, algunas versiones dicen que 12 se salvaron, otros, que sólo 4 lograron ponerse a salvo. Como sea todas las versiones coinciden en que su capitán, Theodoros Belesis, decidió no abandonar su barco.
A media mañana salimos con Giorgi finalmente hacia el Peltastis. Los últimos dos días no habíamos podido salir por el viento. Sí, el Bora. El pecio descansa derecho en un fondo blando, a 32m de profundidad y muy cerca de un islote que puede haber sido responsable de su hundimiento. Los mástiles están enteros y se alzan hasta los 7m. Si la visibilidad es buena se pueden alcanzar en apnea y de ahi hasta ver el contorno del buque. Pero la visibilidad no es siempre buena.
Giorgi era el guía, un ex buzo de la marina yugoeslava que renguea por un accidente de paracaídas recuerdo de su instrucción militar. Un buzo con experiencia, muy profesional. Llegamos, armamos los equipos, y bajamos. La superestructura del barco está entera. Bajando hacia la popa se ven sobre estribor las chapas desgarradas entorno al agujero que no deja dudas de por qué se hundió. El puente se puede penetrar, pero lamentablemente ha sido depredado. Solo quedan algunos cables en el suelo, pero por lo demás está completamente vacío. De todos modos la vista hacia la proa a través de los marcos sin vidrios de las ventanas del puente vale la pena. Es posible además ingresar a las bodegas por los grandes portalones. La fauna abunda.
Meses después buzos yugoeslavos inspeccionaron por encargo de la policía de Crikvenica los restos del Peltastis. Encontraron el cadáver del capitán en su barco. Su cuerpo fue posteriormente recuperado y descansa en el cementerio de Kozala en la ciudad de Rijeka, el puerto a donde quería buscar refugio aquella noche de tormenta. Se dice que cuando lo encontraron estaba en el puente todavía aferrado al timón.
Jorge Yantorno
Sep.2009