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Varias familias de rayiformes poseen una cola en forma de látigo, en cuya base, parte media o extremo, dependiendo de cada familia, existe un aguijón de un material óseo llamado vaso dentina.


Aguijon de raya

Dicho aguijón, lanceolado y de bordes serrados, está recubierto por una vaina epitelial y en una de sus caras hay una cresta central que lo recorre en su longitud y que separa dos excavaciones o canales.


Tales canales están ocupados por un tejido blando y glandular, productor de una mucosidad tóxica. Aunque el aguijón es habitualmente único, a veces se observan otros aguijones en fase de formación, cuyo número en algunos especimenes puede llegar a cuatro.


Estos peces de esqueleto cartilaginoso viven semienterrados en la arena de los lechos marinos, a veces en aguas muy someras. Las rayas no son agresivas, pero, al pescarlas, pisarlas o acorralarlas, pueden agitar su musculosa cola y propinar con ella un súbito golpe clavando profundamente el aguijón.

El veneno se inactiva a altas temperaturas y posee unos diez aminoácidos, serotonina, nucleotidasas y fosfodiesterasas, enzimas estas últimas que también están presentes en el veneno de muchas serpientes.

Cuatro son las familias de rayas venenosas; el resto de las especies son inofensivas por carecer de aguijón, incluyendo las rayas de clavos, caracterizadas por presentar tubérculos espinosos pero carentes de veneno a lo largo de la cola, así como una gigantesca manta.
De menos a más venenosas, estas familias son: Gymnuridae, Myliobatidae, Dasyatidae y Urolophidae. Una quinta familia, Rhinopteridae, no es admitida por todos los ictiólogos y asimilada a veces a los Myliobatidae.


Herida de aguijon de raya

Los dasiátidos, con cinco géneros y casi 100 especies, poseen una larga cola y un aguijón situado en su parte media, no en la base como en las familias anteriores. Se les conoce con los nombres de pastinacas, chuchos, rayas de espina o de cola de látigo. Es la que más accidentes provoca en Estados Unidos.


Las especies más peligrosas son las de la familia de los urolófidos o rayas redondas, que cuenta con 2 géneros y unas 30 especies caracterizadas por un cuerpo casi circular y una cola musculosa, no muy larga y con el aguijón situado cerca del extremo distal. Aunque de tamaño poco grande, no superior a medio metro, y aguijones solo de 3 cms, son las rayas que disponen de los venenos más potentes y suelen habitar el Indo pacífico.

Las picaduras de las rayas producen una punción o laceración sangrante y dolorosa. El dolor aumenta durante los primeros 30 o 60 minutos, soliendo persistir un par de días. La herida se edematiza y tiene tendencia a infectarse, gangrenarse y cronificarse; a menudo quedan en su interior restos de la vaina epitelial del aguijón o fragmentos de éste que es preciso extraer.

Pueden coexistir parálisis de los miembros afectados, calambres, bradicardias, hipotensión arterial y otros síntomas generalizados. Generalmente la herida se localiza en miembros inferiores, pero se dan casos de heridas penetrantes en tórax o cavidad abdominal debidas a los aguijones de las especies más grandes; estas heridas tienen lógicamente un peor pronóstico, ya que se suma un grave traumatismo al estado de envenenamiento.


Ejemplar de raya

Aunque infrecuentemente, de vez en cuando se produce algún caso mortal, si bien esta eventualidad parece ser más atribuible a infecciones y gangrenas secundarias a la picadura, complicaciones que en otros casos de accidentes mal atendidos por las especies más peligrosas han conllevado la pérdida de un pie o una pierna.