El buque encargado de la operación, "Deepworker", continúa trabajando en la zona hasta recuperar 4.000 toneladas

El cobre del mercante francés François Vieljeux sale de nuevo a superficie después de 30 años sumergido a 1.250 metros de profundidad por fuera de las islas Cíes. El barco Deepworker, fletado por la compañía británica Deep 6 para rescatar esa valiosa mercancía, descargó esta semana en el puerto vigués 190 toneladas. El éxito en esta primera fase de la operación anima a sus responsables a continuar trabajando en la zona hasta recuperar cerca de 4.000 toneladas del preciado metal que conserva todavía en sus bodegas el buque galo, hundido en 1979 a 30 millas al suroeste del archipiélago.
La satisfacción entre los mandos del Deepworker es evidente. Este barco llegó a Vigo en noviembre de 2008, pero desde esa fecha y hasta el pasado mes de abril permaneció la mayoría del tiempo amarrado en puerto. Su armadora tuvo que cumplir las innumerables condiciones exigidas por el Gobierno central –escarmentado de este tipo de misiones tras el enfrentamiento judicial con la compañía cazatesoros Odyssey por expoliar un galeón español– hasta que consiguió la autorización. A la vista de estos primeros resultados, la larga espera mereció la pena. “Por fin”, expresa Geoff Bayley, uno de los oficiales del barco encargado de la expedición subacuática.
Desde el Deepworker se sacaron del pecio 190 toneladas en total repartidas en barras de 1,35 metros de largo y 120 kilos de peso cada una. “Lo más importante es la calidad de este cobre; es muy puro y no ha sufrido mucho deterioro”, resalta Ramiro Cobo, director de la consignataria Pérez y Cia, que además de realizar las labores propias de consignación, se encarga de la desestiba, descarga y entrega del cargamento.
La referencia mundial del valor del cobre la marca la London Metal Exchange, la bolsa mundial de los metales. Este organismo concedía esta misma semana al cobre un valor de 3.400 euros la tonelada. Sin embargo, la cotización de este metal es muy oscilante, hasta el punto de que el año pasado se situó en los 7.000 euros. Y en 2009 se prevé que alcance cotas similares debido a su gran demanda. Prueba de ello es que las piezas descargadas en Vigo por el buque inglés ya estaban vendidas antes de depositarse en el muelle.
Sin ese elevado valor de la mercancía no se entendería la magnitud de la expedición planificada por Deep 6. Preparó a conciencia el viejo Deepworker – de bandera panameña y construido en 1980 – para la misión frente a Cíes. Su transformación le ha convertido en un barco de operaciones subacuáticas de primer nivel. Cuenta con sofisticados equipos de rastreo, entre ellos, el más importante es el ROV, un vehículo sumergible dirigido desde la superficie capaz de alcanzar los 2.000 metros de profundidad. Este robot soporta a su vez un gancho con cinco uñas diseñado así para “pescar” los alargados lingotes.
Un casco “agujereado”
Pero la curiosidad más llamativa que presenta la estructura del casco de este buque no se aprecia a simple vista. Entre el puente y las dos grúas que luce en cubierta, y a pie de la bodega central, hay una cavidad de forma cuadrada que atraviesa el casco desde la cubierta hasta la quilla. Este hueco permite al ROV descender verticalmente hacia el pecio y volver a izarlo evitando así desplazamientos provocados por el mar y ganando precisión en las maniobras.
Por eso antes de que el Deepworker pudiera izar las primeras piezas de cobre permaneció meses calibrando y ajustando los equipos. Estas comprobaciones fueron muy lentas, agravadas además por los contratiempos sufridos a bordo a causa de averías mecánicas y el mal tiempo. Debido a estos imprevistos, el buque apenas operó en la zona del hundimiento una semana de forma continuada. O regresaba a puerto o se refugiaba por dentro de Cíes, “siempre informando previamente a las autoridades”, apunta Ramiro Cobo, y como así le obligan los permisos que le fueron concedidos.
El François Vieljeux rondaba los seis años de vida cuando sucumbió a un tremendo temporal poco después de que su capitán lanzase la última llamada de socorro a las 10.50 horas del 14 de febrero de 1979. Oficialmente llevaba en sus bodegas, además de cereales, fruta y otros productos, 6.600 toneladas de cobre y 700 de zinc.
La empresa que antes de Deep 6 trabajó sobre el pecio francés no ofreció ninguna información detallada sobre la carga recuperada. “Se habla de 500 a 1.000”, afirman sin mucho convencimiento los oficiales del Deepworker.
Con la llegada del buen tiempo y la experiencia de la primera fase de extracción, sus 23 tripulantes afrontan ahora la misión con mayor optimismo. Van a por las 4.000 toneladas de cobre procedentes de Tanzania que todavía creen que conserva el pecio. Estimaciones que se basan, sobre todo, en la observación visual de las bodegas a través del robot. De lograrlo podrían colocar en el mercado una carga valorada en 30 millones de euros.