El tesoro valorado en 500 millones de dólares que la empresa norteamericana de cazatesoros denominada Odyssey halló en 2007 en el océano Atlántico pertenece a España, según el dictamen del juez Mark Pizzo, de Tampa (Florida), donde se juzgaba este asunto.

Las piezas halladas que, según el Gobierno español, pertenecen a la fragata de la Armada Nuestra Señora de las Mercedes, deben regresar al país y previsiblemente serán expuestas y conservadas en el Museo Nacional de Arqueología Submarina (Arqua). De hecho, el director del centro, Rafael Azuar, fue uno de los miembros de la comisión española que viajó a EE UU para inspeccionar el tesoro. El hecho de que el Arqua sea el museo nacional de referencia en lo que a arqueología marítima se refiere haría que fuese el lugar 'obligado' para exponer el tesoro.
El propio Azuar confirmó antes de viajar a Estados Unidos a examinar el hallazgo que, en caso de que la resolución judicial favoreciese a España, como así ha ocurrido en primera instancia, "gran parte del tesoro irá a parar al Museo Nacional de Arqueología Submarina".

El juez Mark Pizzo dictaminó ayer, según fuentes del Tribunal, que no tiene jurisdicción sobre el caso y que el tesoro debe ser devuelto a España. En su dictamen, el magistrado norteamericano aceptó completamente los argumentos del Gobierno español y señaló que el tesoro debe ser devuelto a España porque el naufragio corresponde a la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, por lo que la carga está sometida a la inmunidad soberana.

Odyssey presentó en el año 2007 el caso ante un tribunal de Tampa y argumentó que le pertenecían el medio millón de monedas de oro y plata que se habían encontrado en el fondo del Atlántico de lo que España considera era el hundimiento de la fragata de Nuestra Señora de las Mercedes, que naufragó en el año 1804.

Por su parte, el Gobierno español presentó las pruebas jurídicas en las que fundamenta la protección de la fragata de guerra de la Armada española y rechazó las demandas de Odyssey, por lo que reclamó la devolución de todos los objetos tomados por la empresa del yacimiento.

Los documentos históricos presentados indican que la fragata se hundió en combate contra la flota inglesa el 5 de octubre de 1804 frente a las costas del sur de Portugal. Por este motivo, el Gobierno defendió que son patrimonio histórico, además de ser la tumba de más de 250 marinos y ciudadanos españoles que murieron cuando 'La Mercedes' explotó y se hundió.

El Gobierno español criticó también que Odyssey llevó a cabo en secreto la tarea de excavación marina después de haber recibido instrucciones específicas de que estaba prohibida.

La documentación presentada por el Gobierno español demostró que la fragata de las Mercedes estuvo en servicio militar activo con la misión de proteger al Estado español y a sus ciudadanos a lo largo de toda su historia, y también en el momento en que explotó y se hundió en combate.

El abogado estadounidense Jim Goold, que representó los intereses del Gobierno español, destacó además que Odyssey era consciente de que sabía que se trataba de esa fragata española, por lo que actuó en secreto.

En la documentación presentada por España se incluyó material fotográfico y otras pruebas como cañones, anclas, armas, efectos personales y una amplia variedad de otros materiales, incluyendo las monedas tomadas del barco, que permitieron identificar el pecio como el lugar donde se hundió la fragata Nuestra Señora de las Mercedes.