Los tripulantes “avientan la nave” a los buzos y se burlan de ellos al través de las escotillas, dicen los quejosos

Denuncian buzos cozumeleños a la nueva tripulación del único submarino que opera en la isla, pues aseguran que el navío está rompiendo su límite de seguridad y navegando muy cerca de los grupos de buceo y a la mitad de su profundidad autorizada.

Además, los testimonios aseguran que quienes tripulan el submarino les “avientan la nave” a los buzos y se burlan de ellos a través de las escotillas.

Estas actitudes y arriesgadas maniobras pueden dar lugar a un accidente de considerables proporciones ya que el submarino navega en arrecifes muy frecuentados por los buzos y hasta por nadadores de superficie como el arrecife de Chankanaab.

Además, los testimonios aseguran que la presencia del aparato, es un factor que demerita la calidad de los buceos que hacen los turistas en el parque marino ya que sus motores hacen un molesto sonido que se expande por todas direcciones debajo del agua y contradice para mal la fama del buceo como una actividad que te lleva a un mundo de silencio.

Los inconformes aclaran que no tienen nada en contra de la operación de la empresa que posee el submarino, el cual tiene años de operar en la isla, sino que están preocupados por la actitud de la actual tripulación, pues aseguran que, además de navegar a muy poca profundidad (50 pies o 15.24 metros), son “cafres del timón” y le avientan el aparato a la gente.

Incluso, uno de los buzos afirma que trató de reclamar por señas al submarino en una de estas incursiones a la zona de seguridad de los nadadores y que la persona que viaja como ayudante del capitán, se burló de ellos por la escotilla trasera mostrándoles lo que parecía un documento oficial, quizás su licencia de operación, y haciendo señas obscenas.

Por dentro, personas que han hecho el paseo aseguran que el mismo capitán les dice “ahora vamos a ver a los peces más feos del mundo” y les muestra a los sorprendidos buzos a los turistas.

Cabe mencionar que la profundidad a la que debe ir el submarino, de acuerdo a su propia publicidad, es la de 100 pies o 30.48 metros, además de mantenerse alejado de las formaciones de coral para no afectarlas con su estela, todo lo cual debería ser verificado tanto por el personal de vigilancia del Parque Marino como del Resguardo Marítimo Federal, dependiente de la Capitanía de Puerto, autoridades a las que solicitan su intervención “antes de que ocurra un lamentable accidente”.