Málaga jugó un papel fundamental a nivel marítimo durante la contienda de 1936. Varios barcos son aún testigos de estas batallas tras ser hundidos en la bahía


Málaga fue un importante feudo republicano durante la Guerra Civil. Pero también jugó un papel fundamental a nivel marítimo, ya que era el último enclave antes de asaltar el Estrecho, por lo que se convirtió, junto con Cartagena, en una base de submarinos destinados a asegurar toda la zona. Esta intensa actividad de finales de 1936 y principios de 1937 ha dejado sus huellas en la bahía, donde setenta años después varios submarinos yacen a distintas profundidades junto con otros barcos republicanos. Y es que el mar fue también clave en la contienda.

EL SUBMARINO C3

El hundimiento más célebre



El documental malagueño 'Operación Úrsula', de José Antonio Hergueta, ha vuelto a 'reflotar' la historia del submarino C3, hundido en las aguas de El Palo. Ahora se ha plasmado en la gran pantalla cómo el responsable del siniestro fue el submarino U-Boot 34 de la marina de Hitler, que mientras ayudaba a las tropas de Franco aprovechó para probar el armamento y distintas estrategias de combate con vistas a las contiendas marítimas de la Segunda Guerra Mundial.

Tras declararse la Guerra Civil española, la mayoría de los submarinos optaron por permanecer en el bando republicano, como fue el caso del C3, que habitualmente cubría desde Almería hasta el Estrecho, teniendo su base en Málaga. El 12 de diciembre de 1936 patrullaba la bahía en superficie, al parecer porque tenía uno de los motores averiado. De repente, según los historiadores, un torpedo alemán -aunque existen otras teorías- lo alcanzó, hundiéndose entre una gran bola de fuego con 37 tripulantes. Sólo tres marineros se salvaron al hallarse en cubierta.

Este hundimiento es considerado por muchos expertos como la primera acción de la contienda mundial, una «misión que fue calificada como secreta de por vida», detalla el historiador norteamericano Willard Frank, especialista en la Guerra Civil española a nivel marítimo. «Unas anotaciones al pie de uno de los documentos me dieron la clave para conocer que unos submarinos alemanes habían hundido al C3 y así deshacer la mentira de que el buque se había pasado al ejército nacional o que se había hundido tras un fallo interno», recuerda el historiador.

Setenta años después, el submarino C3 sigue a 62 metros de profundidad y su reflote sigue en el aire tras haber sido descubierto hace más de ocho años por el abogado malagueño Antonio Checa.

EL SUBMARINO B5

Una historia con tres finales posibles



Pero el C3 no es el único submarino republicano que yace en aguas malagueñas. En octubre de 1936 desapareció de manera misteriosa el B5, descubriéndose años más tarde en los fondos marinos de Fuengirola a pocos metros de profundidad. La historia de este hundimiento a día de hoy no ha sido esclarecida. Los especialistas manejan distintas tesis en torno a este suceso, uno de los grandes desconocidos de la contienda española.

«Ni siquiera en su momento el Estado mayor supo que pasó con este submarino», matiza Javier Noriega, uno de los responsables de Nerea Arqueología Subacuática, empresa encargada de realizar la carta arqueológica de la bahía de Málaga. La tesis más extendida apunta a que fue un hidroavión franquista el que, tras avistar la nave, la hundió con distintas cargas. «Sin embargo, el piloto del hidroavión nacional manifestó que no se atrevía a asegurar que hubiesen destruido el submarino B5, aunque lo consideraba muy probable», según recoge el almirante José Ignacio González-Aller en su libro 'Submarinos republicanos en la Guerra Civil española'.

Aunque existen dos teorías más que podrían ser factibles, según puntualiza Javier Noriega. Una de ellas engloba un posible fallo de funcionamiento o una mala maniobra de inmersión, muy común en este periodo al ser la marinería muy inexperta. «Pero también se apunta a un presunto sabotaje por parte de su comandante, Carlos Barreda», explica el arqueólogo subacuático.

Esta tesis se sustenta porque el comandante escribió una carta a su mujer un día antes de la desaparición del buque, el 15 de octubre, en la que le anunciaba su intención de pasar al lado nacional o de lo contrario, hundir el submarino B5 con una tripulación de 37 marineros que en mayoría pertenecían al bando republicano.

Ahora el secreto yace a pocos metros de profundidad en Fuengirola. ¿La respuesta?: «Hasta que no se recupere el submarino B5 no se conocerá la causa real de su hundimiento», recalca Noriega.

PECIO DE CALACEITE

El otro barco del arroz



A pocos metros de la orilla en Torrox se encuentra el buque Delfín, más conocido como el pecio de Calaceite, «nombre que le dieron los habitantes de la zona porque destilaba aceite», recuerda el responsable de Nerea Arqueología Subacuática. Hundido en enero de 1937, el objetivo de este barco era suministrar alimentos a la ciudad, sobre todo a las tropas que la defendían del asedio de los nacionales.

El buque Delfín fue destruido por el submarino italiano Ciro Menotti, también dentro de la operación internacional de ayuda a las tropas franquistas para vigilar las costas españolas. Y la pérdida de este barco fue muy importante para los republicanos, porque se trataba de comida, concretamente de harina, aceite y bacalao.

«Hablando con las fuentes orales de la zona, a este buque le llamaban el barco del arroz, como también se le denomina a uno que hay en Cádiz. Parece que siempre se utiliza este nombre para los navíos que transportaban comida en época de hambruna y que nunca conseguían llegar a su destino», observa Javier Noriega.

A pesar de ser derribado, el buque Delfín pudo salvar parte de su carga, puesto que una de las tácticas en las contiendas marítimas era, una vez tocados, acercarse lo máximo posible a la orilla. Así, el barco hoy en día está sólo a tres o cuatro metros de profundidad, lo que también ayudó a que hubiera más supervivientes del naufragio.

«Tras su hundimiento, las autoridades de Málaga llamaron a Valencia para pedir más víveres, pero se lo denegaron por el riesgo que existía de asaltos», explica Noriega. Y es que a pesar de que la colaboración nacional con los alemanes e italianos era una operación secreta, los republicanos sospechaban que estos barcos patrullaban el Mediterráneo debido a las pérdidas que estaban teniendo.

NAUFRAGIOS MENORES

Muchas bajas republicanas



Los cruceros de guerra del bando nacional mantuvieron bastantes enfrentamientos con barcos republicanos. Buques como el Almirante Cervera y el Canarias, que en febrero de 1937 participaron en los ataques contra la Desbandá, tuvieron distintos enfrentamientos que hundieron varios barcos. Entre ellos, el Almirante Cervera acabó con dos pequeños barcos que ejercían como guardacostas y uno de la tabacalera en una zona aún sin determinar entre Chilches y Torre del Mar. Asimismo, también desapareció un avión trimotor que se enfrentó directamente contra el Almirante Cervera.

Más llamativa, según recuerda Noriega, es la historia de El Altabro. Este barco fue construido para llevarlo al Amazonas en la época de la República como buque oceanográfico y estaba en Málaga debido a que el Instituto Oceanográfico estaba ubicado en el Paseo de la Farola. Al estallar la Guerra Civil, la nave se convirtió en hospital dentro del puerto de Málaga y los republicanos lo hundieron al llegar los nacionales, quienes finalmente lo reflotaron para seguir usándolo como hospital.

Otro incidente muy curioso fue el del submarino B3, que dentro del Puerto de Málaga chocó con el carguero noruego Frank a principios de 1937. «La escasez de mandos y marinos experimentados hacía muy peligrosas las maniobras de los submarinos, por lo que tuvieron muchos accidentes que en el mar llegaron a provocar situaciones muy trágicas», comenta el arqueólogo subacuático.

Así, el bando republicano fue el que más sufrió en la bahía, pese a que en un principio casi toda la armada quedó de ese lado, ya que el bando nacional apenas tenía unos pocos barcos apoyándolo. Pero poco a poco se fueron recuperando gracias en gran medida a la ayuda de las armadas alemanas e italiana que así se prepararon para la Segunda Guerra Mundial.

TEXTO: ESTER REQUENA / FOTO: MUSEO NAVAL Y MLK PRODUCCIONES / MÁLAGA/

Fuente: www.diariosur.es