Las buenas relaciones se esfuman. La culpa es de un barco cargado de monedas de plata que naufragó en la Primera Guerra Mundial.

El Gobierno británico y la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration han terminado de manera más que brusca la estrecha relación que mantenían centrada en el hallazgo de pecios naufragados en el fondo del mar. El «Royal Mail Ship Laconia», un barco del servicio de correos hundido durante la Primera Guerra Mundial, es el causante. Un botín por valor de 3,2 millones de euros es el motivo de la enconada disputa, aunque el factor histórico no es despreciable, ya que según algunos historiadores llevaba a bordo al periodista que convenció a Estados Unidos para entrar en el conflicto bélico.

De Liverpool a Nueva York El «Laconia» se hundió el 25 de febrero de 1917 por el ataque de un submarino alemán a 260 kilómetros al oeste de las costas de Irlanda cuando realizaba una ruta entre Liverpool y Nueva York. Según recoge el diario «The Independent», Odyssey lo localizó el pasado noviembre junto con otro pecio, el «Cairnhill», y ante la intención de quedarse con el tesoro, el Gobierno británico lo ha llevado a los tribunales de Tampa (Florida), donde la empresa tiene su sede.

No es, como se recordará, el único proceso abierto que tiene pendiente, ya que mantiene un litigio con España tras haber descubierto en 2007 un cargamento de 500.000 piezas de plata y cientos de objetos en oro a bordo de un pecio que denomina «Black Swam» y que el Gobierno español defiende como la fragata «La Mercedes». La empresa ha seguido idéntica táctica que en el caso español: el tesoro es suyo por haberlo rescatado; sin embargo, el Gobierno de Gordon Brown reitera que pagó a los dueños de los navíos un seguro de guerra firmado antes de su partida, lo que convierte sus restos en propiedad británica. No obstante, al ser barcos mercantes y no militares, la situación se puede complicar.

La demanda judicial supone un drástico cambio de rumbo en sus relaciones, ya que Odyssey anunció en febrero el hallazgo del «Victory» y actualmente negociaban en Londres el reparto del tesoro, como ya pasó en 2002 con el barco de guerra «Sussex».