La Consejería de Cultura del Gobierno de Asturias investiga los restos de un barco que naufragó hace unos tres siglos, según los primeros cálculos, en la ría del Eo. Un primer examen del pecio ha revelado la presencia de 14 cañones, cerámica, bolas de cañón y otros restos que apuntan a un hundimiento histórico, un hallazgo muy singular en las costas asturianas.
Los primeros indicios se localizaron hace aproximadamente un año. Los encontraron un grupo de buceadores de la zona de Figueras. Se trataba de los restos de cuatro cañones antiguos, un hallazgo interesante, pero no infrecuente. Los descubridores actuaron con gran civismo y comunicaron la noticia a la Consejería de Cultura, además de mantener silencio sobre el lugar exacto de la localización, para evitar expolios.

INFORME PRELIMINAR Cultura encargó a María Noval, experta en arqueología submarina, un estudio de la zona y ella realizó una primera inmersión a finales del pasado noviembre. Su objetivo era calibrar la importancia del hallazgo. Tras ese primer análisis, emitió un informe preliminar en el que se avanza la hipótesis de que se trata de restos de un barco antiguo hundido entre los siglos XVII y XVIII, no identificado. La arqueóloga recomienda hacer una investigación más exhaustiva y, en principio, se realizará cuando mejoren las condiciones meteorológicas, quizás tras el invierno. También se dará cuenta del hallazgo a la Comandancia de Marina.

Aunque el hallazgo de algún cañón desvinculado de otros elementos es relativamente frecuente, la aparición de un pecio es muy singular en Asturias, dado que las corrientes han arrastrado siempre los restos de naufragios fuera de nuestras costas.

FONDO CON ALGAS Según la arqueóloga, y a pesar de que sólo pudo hacer una inmersión, lo que ha visto en Figueras es ' de cierta entidad ' y por eso ha aconsejado realizar un estudio más completo. El hallazgo está en la desembocadura del Eo, a la altura de Castropol, pero no se ha querido concretar más la localización, para evitar expolios.

' Hay que ser muy prudente ' , explica Noval. Ella ve necesaria una prospección más detallada, ya que el fondo, con algas, dificulta la visión de los restos. Los cañones y los otros elementos localizados se encuentran recubiertos de una costra, pero son reconocibles por su forma. La arqueóloga cree que es importante realizar una limpieza de la zona y ' aplicar una cuadrícula ' para colocarla luego sobre plano y certificar así sus sospechas de que el conjunto forma parte de un mismo barco hundido en la zona y no son restos arrastrados casualmente a ese mismo lugar. ' Tenemos que meternos y ver cómo están los cañones, aunque por la disposición que hay entre ellos, todo indica que todos son del mismo tipo y podrían ser restos de un mismo barco ' .

' Lo lógico sería pensar en un pecio ' , indica la arqueóloga, que cree que esta investigación puede ser objeto de una campaña, o de una serie de campañas organizadas para localizar los restos del naufragio e intentar datarlos y averiguar la procedencia del barco. Añade que en la mar, y sobre todo en Asturias, las piezas de barcos hundidos que se conservan son muy limitadas y materiales como la madera desaparecen.

La notificación a Cultura se hizo cuando Adolfo Rodríguez Asensio ostentaba el cargo de director general de Patrimonio y, al interés que el hallazgo le produjo en razón de su cargo, se unió su propia valoración, como arqueólogo, de un descubrimiento tan singular, por lo que ordenó el estudio de la zona en la que aparecieron los primeros indicios.