Submarinistas de una escuela de buceo hallan en la ría de Corcubión los restos del «Mount-Parnes», el mercante más grande de este tipo encontrado en la costa

Un equipo de submarinistas gallegos, miembros de la escuela Buceo Finisterre, se toparon durante una de sus excursiones subacuáticas con el pecio del mayor barco de vapor hallado nunca frente a las costas de Galicia. Sucedió el mes pasado, en los bajos de Carrumeiro Chico, en la ría de Corcubión, en una zona conocida también como el cementerio de los griegos, por la cantidad de naufragios de barcos de esa nacionalidad a principios del pasado siglo. Y era un buque de bandera griega, aunque construido en Inglaterra, el origen del pecio con el que se encontraron los submarinistas.

«¿Os habéis fijado en lo grande que es? Parece que no se acaba nunca», comentó uno de los buzos nada más salir del agua. Se trataba de una inmersión rutinaria, entre amigos, en los bajos del Carrumeiro Chico y nadie se podía creer lo sucedido. Por pura casualidad, acababan de descubrir un pecio de grandes proporciones.

Uno de los submarinistas no tardó en ponerle un nombre: Mount-Parnes. Varias inmersiones posteriores confirmaron que se trataba de ese vapor.

El Mount-Parnes fue un mercante de vapor construido en West Hartlerpool (Inglaterra) en el año 1911. Originalmente se llamó Charterhyte y, cuando lo compró la naviera griega M. Kulukundis, recibió su nuevo nombre. Lo más destacado de este buque es su tonelaje, nada menos que 3.736 toneladas. En otras palabras, fue un barco de un tamaño considerable para su época. El 14 de febrero de 1935 realizó su último viaje. Se disponía a entrar en la ría de Corcubión cuando, debido a su gran calado, chocó contra la roca a pesar de que había una boya al sureste del bajo que alertaba de la peligrosidad de arrimarse a la roca. También había una baliza roja.

Después de rozar contra la piedra, acudieron al escenario del siniestro la lancha guardacostas V-II y los remolcadores Largos y Seefalke, que realizaron un gran esfuerzo para reflotar el barco, pero a las cuatro de la tarde del día siguiente, el 15 de febrero de 1935, se hundiría totalmente.

Por fortuna no hubo que lamentar víctimas y la tripulación pudo ponerse a salvo. Al hallarse a muy poca profundidad (15 metros), fue desguazado y sus restos se vendieron como chatarra. Lo sorprendente de este pecio es su buen estado. Llevaba las bodegas llenas de manganeso, para la fábrica de Cee, y por eso no se pudo completar el desguace, lo ha permitido que ahora se vea perfectamente la estructura, un ejemplo de la arquitectura naval de hace cien años.

Cien metros de eslora

El barco tiene una longitud de unos cien metros de eslora (largo) por unos 15 de ancho (manga). En posteriores inmersiones se han descubierto objetos de interés, como una polea de bronce con inscripciones en inglés, tuberías y, sorprendentemente, una de las calderas. Se han conservado muy pocas calderas de vapor, debido a que son de hierro macizo y solían ser fundidas para reutilizar el mineral. La del Mount-Parnes se salvó del soplete gracias a una casualidad. Fue extraída e izada al barco del desguace, pero, debido al mal tiempo, cayó al mar y no pudo ser recuperada. Está a cierta distancia del lugar del naufragio.

Tras el hallazgo, miembros de Buceo Finisterre buscaron información en libros y archivos y hablaron con gentes de la zona. Contrastados los datos obtenidos con lo observado en el pecio, se ha podido confirmar que su identidad. Se sabe que en las costas gallegas se hundieron vapores mayores que este, pero reposan en aguas muy profundas, fuera del alcance de los buzos. Así que el Mount-Parnes es el vapor más grande de Galicia al que puede acceder, por ahora, cualquier buceador.