El Faro de Alejandría, la séptima maravilla del mundo antiguo, que fue destruida por un terremoto en el siglo XIV, será visitable bajo las aguas del Mediterráneo. Egipto abrirá a principios del año próximo en esta ciudad del delta del Nilo un museo submarino cuyos visitantes deberán usar aletas y botellas de oxígeno.
El entorno de la antigua isla de Faros, donde estaba la torre, está siendo explorado por el arqueólogo francés Jean-Yves Empereur, director del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) y reputado investigador subacuático afincado desde hace 20 años en Alejandría.
Empereur explicó ayer en el Salón Náutico de Barcelona el estado de sus investigaciones, iniciadas en 1994. Los arqueólogos han localizado unas 5.000 grandes piezas de piedra entre bloques y columnas.
De momento se han extraído del mar 32 esfinges, 5 obeliscos y 6 estatuas colosales que representan a tres parejas de reyes y reinas de la dinastía de los Tolomeos, a la que perteneció Cleopatra.
LA TOPOGRAFIA Empereur dirige una serie de operaciones encaminadas a plasmar la topografía submarina de los alrededores de la isla de Faros "para reconstruir todos los elementos mediante el ordenador". Pese a sus esfuerzos, aún no ha hallado la prueba fehaciente de que los restos bajo el mar son los del faro, aunque todo apunta a que está rescatando lo que queda de la séptima maravilla del mundo.
El museo submarino que pone en marcha el Gobierno egipcio se nutrirá de los logros de este arqueólogo que contabiliza miles de zambullidas en aguas de Alejandría. "Garantizo que el paseo submarino es impresionante. La sensación es extrema", asegura. El museo estará protegido por guardias bajo el agua y los visitantes sólo podrán bucear con guía.
CEMENTERIO MARINO Unas millas más allá, el equipo de Empereur ha localizado un auténtico cementerio marino repleto de pecios. La costa de Alejandría era muy peligrosa y los barcos chocaban contra los escollos. Las cuatro embarcaciones que se investigan datan de entre el siglo IV antes de Cristo y el VII después de Cristo. Procedían de Rodas o Turquía y llevaban ánforas de aceite, sacos de melocotón, olivas o jojoba. Naufragaron probablemente viendo a lo lejos el faro, la biblioteca de Alejandría y la tumba de Alejandro.
Empereur también excava en tierra firme. Ahora despeja un fragmento de la Via Canópica de Alejandría, que tenía 5 kilómetros de largo y 30 de ancho y estaba jalonada de pórticos. Y debe actuar rápido porque allí se alzará un Hotel Hilton.