El lodo submarino y los barcos varados se han ocupado de ocultar y proteger los restos de las ciudades de Heraclión y Menutis, dos de los principales puertos de entrada al Nilo en la época de los faraones. Su localización ha convertido la leyenda en historia y permitirá reconstruir cómo era la vida en una de las bahías más transitadas hace 24 siglos. Los arqueólogos que esta semana han presentado alguna de las piezas recuperadas aseguran que las ciudades están casi en perfecto estado de conservación. Este dato puede dar alas al Gobierno de Egipto para hacer realidad el proyecto de crear un museo de arqueología submarina. Los adoquines de las calles, los muros semiderruidos de las casas de Heraclión están ahora bajo el mar, pero en muy buen estado de conservación, según el arqueólogo francés Frank Goddio. Entre las ruinas también se encuentran esculturas egipcias y griegas. Se han encontrado acumulados en una superficie de apenas mil metros cuadrados a seis kilómetros de la costa.
La visita a la ciudad sumergida ha confirmado las descripciones que se conservan de historiadores de la antigua Grecia. En Heraclión se rendía culto a Hércules y en sus ruinas se han encontrado trozos de las paredes del templo edificado para honrarle. En la misma zona los arqueólogos han recuperado las figuras de faraones en granito rosa de la dinastía tolomeica en lo que parece ser el muro de un templo dedicado al dios supremo Amun.
Viaje en el tiempo
De progresar la iniciativa del Ministerio de Cultura egipcio, el viaje en el tiempo al Egipto de los faraones también sería submarino. En él se recorrerían las ciudades de Heraclión, Menutis y Capone, todas en la bahía de Aboukir próxima a Alejandría. Los avances de las exploraciones podrían localizar los restos del Palacio de Cleopatra y incluso el mítico faro de Alejandría, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Según los testimonios del historiador Diodoródo el Siciliano, Heraclión y Menutis estaban situadas en la desembocadura del río Kanubi, el más caudaloso de los afluentes del Nilo. La tesis más aceptada apunta que un terremoto habría destruido la mítica Alejandría y las ciudades próximas y sumergió parte de la desembocadura del río.
La recuperación de objetos quedará paralizada hasta la próxima primavera, cuando el equipo de arqueólogos franco-egipcio volverá a sumergirse para estudiar la historia
La proliferación de expediciones subamarinas en busca de tesoros del pasado han despertado la polémica entre los arqueólogos e historiadores. El francés Frank Goddio es uno de los personajes polémicos. El director de la investigación que ha localizado la ciudad de Heraclión, es considerado por muchos como un cazatesoros, cuya única pretensión es localizar piezas de valor sin preocuparse de analizar en profuncidad la historia. Goddio es un antiguo economista que a principios de los ochenta abandonó su trabajo en las Naciones Unidas para dedicarse por completo al submarinismo. Para busca la ciudad Goddio ha utilizado un sistema magnético para explorar la orografía del fondo del mar.