Isla de El Hierro: el trópico está en Canarias
Declarada en 2000 Reserva de la Biosfera
Las islas del Caribe, las aguas del Mar Rojo, la Gran Barrera australiana... Normalmente tendemos a asociar grandes destinos de buceo con grandes distancias; pero no es así necesariamente. El, para muchos, mejor buceo de toda Europa está en territorio español, concretamente en las Canarias; El Hierro, la mas occidental de las islas afortunadas, ofrece inmersiones casi tropicales a relativamente pocos kilómetros de nuestro lugar de residencia. Con no mucho más de 270 kilómetros cuadrados de superficie emergida, El Hierro es en realidad una formación volcánica con su base a –3.000 metros y su punto más alto en los 1.500 del pico Malpaso. Su ubicación le sirvió para que, en el s. II, el astrónomo, geógrafo y matemático greco-egipcio Ptolomeo tomara el extremo oeste de la isla como referencia para el meridiano 0, "el fin del mundo antiguo..."; hito que perduró hasta 1883, cuando Greenwich tomó el relevo.
Valverde, la capital del cabildo, acoge a 5.000 de los aproximadamente 9.000 herreños censados. Climatológicamente comparte con sus hermanas el elevado número de horas de sol, pero se caracteriza por la presencia de vientos alisios de moderados a fuertes durante prácticamente todo el año; los meses de lluvias abarcan de noviembre a marzo, aunque cada vez las precipitaciones son más escasas. Su origen volcánico ha dotado a El Hierro de costas abruptas y carentes de playas arenosas (una circunstancia que le ha librado de la presión turística), siendo los principales representantes de su flora los bosques de laurisilva, pino y sabina.
Su riqueza natural, plasmada en una gran diversidad paisajística, unida al esfuerzo de su cabildo por fomentar un desarrollo sostenible de la isla, le hicieron ganarse la condición de Reserva de la Biosfera de la UNESCO el 22 de enero del año 2.000. Así El Hierro se convirtió en la tercera isla española en ser declarada Reserva en su totalidad, tras Menorca y Lanzarote; 3 modelos de cómo convivir equilibradamente con la naturaleza.
Con anterioridad a la distinción de la UNESCO, la menor de las Canarias ya contaba con zonas especialmente protegidas; desde 1996 la reserva marina de La Restinga queda establecida como zona de cría y alevinaje, orientada a la conservación de la diversidad de especies de interés pesquero allí existentes y a la conservación de sus valiosos fondos marinos. Es precisamente en esta reserva, al sur de la isla, en la que se localizan los mejores puntos de inmersión de El Hierro.
¿Por qué son excepcionales las condiciones del mar herreño para la práctica de nuestro deporte? El archipiélago canario, junto con los de Madeira, Azores, Salvajes y Cabo Verde, componen la zona biogeográfica denominada Macaronesia. Las aguas circunscritas en este ámbito quedan marcadas por la llamada corriente de Canarias, una rama descendente de la corriente del Golfo; de carácter ligeramente frío, esta corriente predominante genera unas condiciones de salinidad y temperatura específicas para cada una de las islas que baña, generando hábitats capaces de acoger distintas especies marinas, y provocando también un efecto "sombra" en sus caras sur al quedar estas a resguardo del movimiento de masas acuáticas.
En el caso de El Hierro nos encontramos con el llamado Mar de las Calmas, en su parte sur. Las aguas de esta área gozan de una visibilidad excelente gracias a las condiciones provocadas por la corriente de Canarias además de constituirse como un remanso en el que el mar suele mostrar el aspecto de un espejo. Por otra parte, la relativamente corta edad de esta isla conlleva la existencia de una estrecha plataforma insular a su alrededor (característica que comparte con la vecina Tenerife), alcanzándose rápidamente profundidades que rondan los –2000 metros hasta llegar a los aproximadamente –4000 de la llanura abisal.
Este conjunto de elementos, al que se añaden los vientos alisios antes mencionados, son los que convierten a los fondos de El Hierro en hogar de especies de origen caribeño, índico e incluso pacífico únicas en este entorno geográfico; especies que ejercen una gran atracción sobre el submarinista y confieren a "la isla del meridiano" un halo de "encuentros sorprendentes" que acompaña al deportista en cada inmersión.
A El Hierro se puede llegar tanto por vía aérea como marítima. Su aeropuerto mantiene conexiones regulares con Tenerife, Gran Canaria y, en temporada estival, La Palma; mientras que del Puerto de la Estaca parte el ferry que transporta pasajeros y vehículos hacia y desde Los Cristianos (Tenerife) en una travesía de poco más de 4 horas. En poco más de 60 minutos por carretera se puede alcanzar desde ambas puertas de entrada el objetivo principal del submarinista: el puerto de La Restinga.
Esta localidad, cabecera de la reserva marina del mismo nombre, se ha constituido como cuartel para los centros de buceo que ponen el Mar de las Calmas al alcance del visitante. La reserva se divide en varios sectores, estando alguno de ellos vedado para el buceo; de todas formas la amplísima gama de puntos de inmersión que las zonas permitidas acogen resulta más que suficiente para saciar el hambre de espectáculo subacuático de cualquier submarinista. Nombres como el Bajón, el Desierto, la Herradura o punta Restinga representan para todos aquellos que los han visitado la posibilidad de sumergirse junto a grandes maromas (el término canario para las mantas rayas), bancos de peces ballesta, solitarios medregales... Incluso ha quedado recogida la visita de algún tiburón ballena, mediante fotos que la mayoría de los centros de buceo exponen con orgullo en sus instalaciones.
A la hora de calzarse las aletas y ajustarse la máscara en El Hierro es muy importante tener en cuenta ciertas consideraciones; la principal es prestar atención a nuestro profundímetro, ya que la inusual transparencia del agua puede llevarnos a engaño sobre la cota en la que nos movemos; la gran cantidad de luz que alcanza profundidades más allá del alcance del submarinista recreativo es sorprendente. Y es esta circunstancia la que provoca un curioso efecto en los fondos herreños: a pesar de su origen claramente volcánico, la roca aparece tapizada por algas que llegan a alcanzar incluso los –60 metros.
Un mar casi tropical nos espera en el punto más occidental de Europa... La posibilidad de encuentros con grandes animales, imposibles de hallar si no tomamos un avión con rumbo a lugares exóticos, está siempre presente. Y no olvidemos el privilegio de visitar un entorno en el que la naturaleza se mantiene y mima con respeto y visión de futuro.
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