El pecio del acorazado alemán Graf Spee, víctima de las batallas del Atlántico, hundido en diciembre de 1939 frente a las costas de Montevideo, podría salir de su lecho marino gracias a un proyecto privado que comienza mañana con el rescate de un elemento artillero. Este acorazado de bolsillo, orgullo de la flota alemana de la II Guerra Mundial, tras sembrar el terror en las rutas comerciales atlánticas, fue hundido por su comandante, el capitán Hans Langsdorff, a una distancia de entre 3 y cinco millas de la costa uruguaya en la ribera de Montevideo después de ser perseguido con tenacidad y resultar seriamente dañado por una flota británica.
Ya en 1997, un equipo dirigido por el buzo uruguayo Héctor Bado recuperó un montaje (cañón) de la nave, que actualmente se encuentra expuesto frente al museo naval de Montevideo.
En este siglo, el proyecto de rescate del pecio revive con el intento de recuperación del telémetro, (Instrumento que permitía ajustar los tiros de sus montajes artilleros)de 27 toneladas. La extracción sigue a cargo de Héctor Bado en colaboración con expertos internacionales, entre ellos el británico Mensun Bound, director de la Unidad de Investigaciones de Arqueología Marina de la Universidad de Oxford, y es la primera etapa de un programa de recuperación más ambicioso.
Según el propietario de los derechos del pecio, el uruguayo Alfredo Etchegaray, "esta maniobra es el comienzo de las operaciones". Busca atraer inversores extranjeros para continuar con las investigaciones y poder reunir las piezas rescatadas en un museo dedicado al crucero de bolsillo, donde Etchegaray estima que acudirán miles turistas interesados en la historia del Graf Spee.
Su historia.
El crucero de bolsillo fué puesto en servicio en junio de 1934, limitado en tonelaje era temible por lo sofisticada y avanzada técnica de la que fué dotado para la época, donde destacaba su sistema de radar y el telémetro electrónico.
Debido a las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles, la Marina alemana había desarrollado tres cruceros de bolsillo, cuyo desplazamiento no era superior a las 10.000 toneladas, una perfecta simbiosis que conjugaba la velocidad y la facilidad de maniobra de un crucero con la potencia de un acorazado: el Deutschland (rebautizado Lutzow), el Admiral Scheer y el Admiral Graf Spee.
Zarpando de incógnito de su base alemana en Wilhelmshaven el 21 de agosto de 1939, antes de la declaración de guerra contra Francia e Inglaterra, el "Admiral Graf Spee" puso proa hacia el Atlántico sur con la misión de cortar, en caso de conflicto, el tráfico marítimo de los aliados en las rutas comerciales del Atlántico e Indico.
Del 30 de septiembre al 7 de diciembre, el acorazado alemán mandó 9 barcos al fondo del mar. Ante esta eficacia la Marina Real Británica apostó fuerte y envió la División Sudamericana, formada por cuatro buques, a la zona del Río de la Plata, zona vital para sus suministros de carne y cereales, con la consigna de detener y destruir a este buque considerado ya como terror de los mares. Es en esta zona suratlántica donde fué detectado el Graf Spee.
El 13 de diciembre comenzó la Batalla del Río de la Plata, el Graf Spee presentói batalla a la flota inglesa siendo impactado por varios obuses y dañado. Sufrió 36 bajas en su tripulación contra 72 entre los británicos.
Con graves daños intenta refugiarse ese mismo día en el puerto de Montevideo, la neutralidad uruguaya no le concede el permiso de arribada y entrada en puerto para quedarse el tiempo que requerían las reparaciones. Su comandante, el capitán Langsdorff decidió hundir el barco la noche del 17 de diciembre, a escasas millas del puerto rioplatense, y así impedir que cayera en manos del enemigo.
El proyecto para recuperar el acorazado alemán Graf Spee, se pondrá en marcha mañana, lunes, y concluirá en unos tres años, aseguró su director, el uruguayo Héctor Bado.
Bado aseguró ayer que los trabajos de rescate del telémetro del barco, aplazadas anteriormente por los fuertes vientos en la costa, serán el comienzo de un proyecto en etapas para recuperar la mayor cantidad posible de piezas, en tres años.
Una vez rescatado, el telémetro será llevado al puerto de Montevideo y exhibido durante algunos días, antes de proceder a su conservación, explicó Bado.
El director del proyecto en el que están involucrados también expertos argentinos, alemanes y británicos señaló que en el programa del rescate del acorazado alemán está previsto "aliviar lo más posible la estructura general del buque" retirando piezas en etapas progresivas que demandarán de cuatro a seis meses cada una, según la situación climática.