Un colectivo de buceadores pide permiso a la Junta de Andalucía para repoblar con poseidonias una parte del litoral

Hace apenas ocho años, el litoral nerjeño estaba plagado de praderas de poseidonia, una especie vegetal protegida. Según explica el responsable del Centro de Buceo Costa Nerja, Bernabé Jorge, la extensión se aproximaba al kilómetro de longitud. Sin embargo, ahora apenas quedan cien metros cuadrados, como consecuencia de la actuación de los barcos de pesca con artes ilegales de arrastre.
El colectivo de Buceadores Recreativos de Nerja ha solicitado, conjuntamente con el Ayuntamiento, una autorización a la Consejería de Medio Ambiente para que permita la repoblación en una franja de unos tres kilómetros.

El proyecto elaborado por el colectivo de buceadores nerjeños, que agrupa a más de un centenar de aficionados a las profundidades, está valorado en unos 400.000 euros y prevé la repoblación con ejemplares de la especie zoostera marina, en la franja comprendida entre el Balcón de Europa y el barranco de Maro, justo en el límite en el que comienza el paraje natural de los acantilados de Maro-Cerro Gordo. El plan incluye también la colocación de arrecifes de hormigón y estructuras metálicas, para evitar que los barcos de pesca arrastreros arrasen con las praderas de poseidonia, según detalla Jorge, quien confía en que la Junta dé luz verde a este proyecto, que fue aprobado hace unos días en Junta de Gobierno Local por el Ayuntamiento.
«Es una situación crítica. Esta riqueza natural hay que preservarla, porque es el futuro de nuestros hijos y una elemento de gran interés turístico», comenta Toledo. La actuación de los barcos de pesca arrastreros tiene lugar especialmente durante el invierno, cuando la vigilancia es menor en la zona. Además, la riada del pasado 21 de septiembre de 2007 también afectó mucho a las praderas de poseidonia del paraje de Maro, en puntos como la desembocadura del río de la Miel.