Islas Baleares - España

Un alga invasora de origen australiano está colonizando los fondos marinos de la costa de Baleares y sustituyendo a especies autóctonas. La velocidad de su propagación amenaza con empobrecer la diversidad biológica de la zona, por lo que es un motivo de preocupación para los biólogos.

Enrique Ballesteros, investigador del Centre d´Estudis Avançats de Blanes (CSIC), descubridor de esta situación, ha venido denunciando últimamente en diversos foros de expertos cómo las algas invasoras de origen subtropical son un problema ambiental cada vez más importante en las islas Baleares.

Este experto reclama que se lleven a cabo más estudios e investigaciones para comprobar su impacto sobre los ecosistemas marinos y la pesca.
La invasión que ha disparado la alarma es protagonizada por un alga denominada Womersleyella setacea, que procede del transporte involuntario de las cargas de aguas de lastre usadas en los barcos.





Detectada inicialmente en 1997, su presencia fue confirmada el año 2000, pero ya en ese mismo momento se observó que prácticamente se había implantado en todo litoral del archipiélago de Baleares tras una rapidísima expansión. La Womersleyella vive en comunidades vegetales a una profundidad de entre 25 y 50 metros, y es la especie de alga que está causando actualmente un mayor impacto sobre los fondos marinos, según explica Ballesteros.

Lo más preocupante es que se instala sobre los coralígenos autóctonos, que son formaciones levantadas sobre algas calcáreas que sirven de refugio y lugar de alimentación para meros, langostas, cabrachos y otras especies. Se planta encima del coralígeno, lo recubre totalmente, y, finalmente, estas formaciones se mueren por falta de luz. Se teme que el principal daño se produzca sobre la pesca, aunque no se han hecho estudios, y, además, este tipo de incidencias suelen apreciarse a largo plazo.

Con anterioridad, ya se había documentado que la voraz Womersleyella había ocasionado daños en la costas italianas, así como un empobrecimiento de las comunidades, por su persistencia y elevada capacidad de colonización.

Problemas similares están ocasionando en Baleares otras algas subtropicales. La Lophocladia lallamandii ha ocupado en pocos años las costas de Eivissa, Mallorca y Cabrera, donde ha colonizado los fondos entre 2 y 50 metros de profundidad. Favorecida por su fácil reproducción sexual (cigotos) y la asexual (esporas), entre mayo y diciembre recubre rocas y las praderas de posidonia oceánica, que albergan gran riqueza marina. Igualmente espectacular e incluso más agresivo es el avance de la Caulerpa racemosa,pues es perenme y se asienta sobre fangos, rocas, arenas y praderas.

Espacio vulnerable
El principal efecto de todas estas algas es que pueden destruir los hábitats de las especies autóctonas, de manera que la rica biodiversidad de los fondos puede quedar reducida a un 20%, según Enric Ballesteros. Para hacernos una idea de esa riqueza natural, basta recordar que Baleares tiene 500 especies de algas y que pueden encontrarse hasta 100 especies distintas en el reducido espacio submarino equivalente a un folio.

De hecho, tres de estas algas invasoras representan en algunas zonas de Baleares el 82% del peso de la biomasa de algas recogidas en otoño del 2003. El Mediterráneo, con un litoral muy poblado, un canal abierto (Suez) que le comunica con mares muy diferentes y un exagerado tránsito de embarcaciones de todo tipo, "es un espacio especialmente vulnerable" a la introducción de especies foráneas, según Ballesteros.