Jejejejeje, porrrrrrr fiiiiiin 
En plena Guerra Civil Española, Mussolini le vendió 2 sumergibles a Franco, ya que todos los que tenía España estaban en manos republicanas. Uno de ellos fue rebautizado como "General Mola" y es el que ocupa este post.
Por desgracia, fue el submarino más activo durante la Guerra Civil, y hundió 3 mercantes (10.306 Toneladas), 1 petrolero de 6.382 toneladas (el "Campero") y dañó a otro mercante 
Dicho sumergible fue baja en la Armada Española en el 59. La causa fue que, cuando iba al remolque, camino del vil desguace, le partió el cable del remolque y se fue contra la costa de la Isla Ons (Ría de Pontevedra) (hay otras versiones, ésta es la oficial). Fue imposible reflotarlo, por lo que fue desguazado por chatarreros y por las propias gentes de Ons.
Tras muuuuuuucho tiempo detrás de él, por fin pudimos ir a bucear sus restos. Un marinero me había dicho por dónde estaba, pero había que buscarlo. El problema era que el mar tenía que estar muy tranquilo, la zódiac libre y la gente dispuesta a darse el tute a Ons (40 minutos ida y otros tantos de vuelta).
Llegó el día, éramos los de siempre más dos turistas (uno de ellos novato). El mar estaba liso y había Sol. Al preparar todo en puerto, me di cuenta de que me había dejado la carcasa submarina de la cámara en casa. En vez de cabrearme, sonreí mientras pensaba “Si la Ley de Murphy no falla, hoy lo encontraremos”.
La zona es preciosa, de lo abrupta y brava que es. Pero lo malo, es que el fondo sube lentamente. Esto implica que cerca de la costa haya poca profundidad, por lo que se juntan el mar de fondo y el mar de viento, lo cual crea corrientes de “ida y vuelta”.
Zona del naufragio
Nos echamos al agua y empezamos a buscar en 2 grupos, yo guío a los turistas y a un chico que se desenvuelve muy bien. La buceada no es fácil y hay algún que otro incidente con los turistas (por suerte, todo quedó en anécdotas). Ya con poco aire, decidimos ascender para decidir qué hacer y hablar con los que quedaron en la zódiac, por si hubiera novedades.
Al poco, asciende el otro grupo. Pese a la distancia notamos que están histéricos y que no dejan de reír. LO HAN ENCONTRADO.
Uno de los turistas decide subirse a la embarcación. El resto acordamos agotar el aire en la zona del pecio. La escasa profundidad (5 metros) fue lo que nos impulsó a hacerlo.
Vemos varias piezas de hierro (muy oxidado), bronce, cobre, plomo…… Todo está desordenado y apenas hay nada reconocible. Veo algo que parece una puerta estanca de metal (para aislar una sección), y los posibles restos de un compartimento de inundación, al que apodamos “la jaula”, lo demás está irreconocible.
"La Jaula", me salió movida debido a la corriente. De largo mide como una persona
Es de destacar los muchos lingotes de hierro que hay. La dispersión de los restos parece muy grande.
Como ya vamos muy muy justos de aire, ascendemos y finalizamos.
Ya en tierra, nos juntamos los que vamos a bucear todos los fines de semana. Somos un pequeño grupo donde la confianza entre nosotros es total, sobre todo, bajo el mar. Los restos nos han impresionado y todos creemos que lo mejor es volver y explorar la zona con calma. Lo ideal es que vayamos nosotros solos, sin gente de afuera, para poder estar más tranquilos y coordinarnos mejor. El Sábado siguiente haremos Historia.
La semana se me pasó volando y, por fin, llegó el día.
Nos reunimos en el Muelle y empezamos a cargar el material. Todos llevamos 2 botellas y, casi todos, la cámara (esta vez me acordé de todo). Sabemos que las previsiones no son las idóneas, pero tampoco como para ponernos en peligro. No obstante, sabemos que iremos en plena bajamar escorada (aquí entre pleamar y bajamar se superan los 3 metros de diferencia), lo que dificultará la buceada porque, al no haber fondo, el mar nos va a dar algo de trabajo con una fuerte corriente de “ida y vuelta” provocada por el oleaje (al romper la ola y al replegarse). El cielo estará muy nublado, por lo que la luz abajo no será buena y va aser complicado hacer fotos (sobre todo para mí, que soy un negao)
Los bravos expedicionarios, camino de lo desconocido
Llegamos a la zona, nos equipamos y al agua. Hemos trazado un plan y cada uno hace su parte. Localizo la “jaula” y la fotografío, no tengo esa suerte con la compuerta, ya que no la doy encontrado. Voy hacia mi sector y empiezo a explorar. Pronto me doy cuenta del caos en el que estoy. Aparte de que el mar me lleva de aquí para allá, veo que todo está muy machacado. Parece como si hubieran metido el submarino en una trituradora y esparcieran algunos restos por el fondo. Por si fuera poco, los chatarreros que lo desguazaron usaron explosivos y hay chapas y restos bajo rocas que pesan toneladas.
Restos no identificados entre dos grandes rocas
Lo peor de todo es que el “campo de restos” se acaba muy pronto. Mal asunto.
No me queda otra que irme a los sectores de los demás, a disfrutar del pecio al menos. Me llevo una muy grata sorpresa al descubrir una botella de aire comprimido encajada entre 2 grandes rocas. Parece como de buceo, salvo que es más larga. Se trata de uno de las botellas de aire comprimido usadas para soplar lastre y emerger.
La botella. Usé flash en esta foto y salieron las partículas en suspensión
El cuchillo es normal (ni grande ni pequeño)
Por lo demás, nada nuevo: hierro aquí y allá, piezas en lugares imposibles y lingotes, lingotes de hierro a patadas (el lastre del sumergible).
Típica foto de este pecio, unos lingotes y restos de cobre y bronce
También es de destacar los pequeños trozos de “mecha” que demuestran el uso de explosivos (saqué uno y me lo llevé a casa).
Hablo con el de la embarcación y me confirma lo que sospechaba, todos han acabado sus sectores muy pronto, la dispersión es muy pequeña. La mayor parte del submarino fue desmontada por completo. Mala suerte chico.
De perdidos al río, vuelvo a sumergirme y decido seguir viendo los restos con el poco aire que me queda.
Curiosa pieza. Estaba al lado de la botella, hacia atrás son como 2 cilindros metálicos.
Ya finalizada la buceada, y con todos en la zódiac, acordamos volver a tierra. El pecio está explorado y, debido a la escasa profundidad la buceada ha sido muy larga (63 minutos en mi caso) (hay restos a sólo 1,5 metros de fondo). 3 buzos deciden agotar las botellas en una zona con cuevas, para tratar de ver y fotografiar pescado.
Pues eso fue todo, que no fue poco. Hemos localizado y explorado los restos del sumergible que más barcos hundió en la Guerra Civil. Nos sentimos contentos y, como no, orgullosos, de haber sido el primer Club de Buceo que ha organizado una salida al “General Mola”. ¡Ah! Unos compañeros aseguraron haber vistos trozos de un tubo lanza-torpedos, cuando me pasen las fotos, miraré de subirlas.
Mi agradecimiento al Club de Buceo Ons, por organizar la buceada y a U-historia por toooooda la información que ha facilitado.
Buceando en el Submarino de Ons (Pontevedra)
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B.A.L.A.
