Al menos tres muertes por ataques de tiburones se registraron en las últimas semanas.

Temperaturas más frías de lo normal en la superficie de los mares debido al fenómeno de “La Niña” podrían ser en parte responsables por la ola de fatales ataques de tiburones en una zona de la costa mexicana del Pacífico, indicó un experto estadounidense.

Al menos dos personas -un surfista y un turista estadounidense- murieron por ataques de tiburones en las últimas semanas en los alrededores de la localidad de Zihuatanejo, en el estado de Guerrero.

“La Niña”, que usualmente lleva aguas más frías de lo normal a partes del Océano Pacífico, ha trasladado el límite entre aguas frías y tibias hacia la orilla, y junto a ello, a los peces y depredadores como tiburones, dijo a Reuters George Burgess, director del Programa de Investigación de Tiburones de Florida.

La última vez que la costa mexicana del Pacífico sufrió una ola de ataques de tiburones fue entre 1972 y 1973, período en que se registraron cuatro incidentes mortales.

“Uno de los factores que estamos investigando es si existen condiciones oceanográficas especiales que puedan haber contribuido a los ataques”, aseveró Burgess, quien esta semana fue invitado por funcionarios del estado de Guerrero a investigar los ataques.

Burgess y un investigador mexicano han examinado los registros médicos y policiales y entrevistaron a testigos, pero afirman que es necesario realizar más indagaciones antes de definir la causa de los ataques de tiburones.

Posiblemente no se trata de un sólo depredador responsable por los ataques, sino de un grupo de tiburones toro, sostuvo Burgess.

“Los tiburones toro posiblemente son la especie que los humanos debemos temer más porque viven cerca de la orilla y habitan aguas que nosotros visitamos a menudo”, dijo.

“Hay muchas posibilidades de que no se trate de un sólo tiburón”, agregó Burgess y destacó que el tamaño de las mordidas era desigual. El científico estima que los tiburones detrás de los asaltos eran grandes, de entre 2,5 a 3 metros de largo.

En una reunión con líderes locales y estatales realizada el viernes, Burgess recomendó contratar a salvavidas entrenados en cada playa, dejar señales de advertencia sobre los tiburones y enfatizó en la necesidad de realizar más investigaciones científicas sobre el tema en la zona.

“No creo que la gente debería tener miedo. Creo que la gente debería tener respeto por los tiburones, de la misma forma en que uno respeta la vida salvaje”, indicó Burgess.