Hill Goodman, buceador nacido en Borenhamwood hace 31 años, acaba de batir el récord mundial de permanencia sumergido en agua salada. Su intención era llegar a las 100 horas, pero una súbita pérdida de presión en una botella de nitrox y dolorosos problemas de piel le obligaron a desistir.

Aún así, las 33 horas y media que estuvo sumergido le valen para establecer un nuevo récord del mundo y pasar a la gloria del “Guiness of Records”. La inmersión la realizó en aguas de Indonesia, en Gili Trawangan, lugar elegido por la escasa corriente y cálida temperatura de las aguas.

Precisamente, la baja temperatura del agua fue su gran problema en el primer intento de establecer una marca mundial. Fue en 2005 y a las 24 horas de inmersión desistió a causa de una importante hipotermia. Por eso, para este intento eligió cuidadosamente el lugar para evitar hipotermias.

Sin embargo, las aguas cálidas de Gili Trawangan produjeron un rápido reblandecimiento de la piel en zonas de rozamiento, perdiendo gran parte de la piel de la cara, manos, muñecas y tobillos. El insoportable picor y una importante pérdida de la mezcla que respiraba, al parecer por una junta defectuosa, pusieron fin a la proeza que quería alargar hasta las 100 horas.