El gobierno uruguayo junto con un grupo de empresas, algunas de ellas alemanas, están interesados en sacar a superficie los restos del mítico acorazado de bolsillo nazi "Admiral Graf Spee" hundido frente a Montevideo en diciembre de 1939.

De momento la pretensión es sacar solamente el dispositivo de puntería: un telémetro de 27 toneladas y que incluía uno de los primeros radares instalados en un navío.

El "Graf Spee" con 188 metros de eslora y 21 m. de manga está hundido a tan solo 8 metros de profundidad, por lo que es factible técnicamente su recuperación total. Sacarlo a superficie puede costar al menos tres años pero su restauración se podría prolongar mucho más, dependiendo del estado en que se encuentre, aunque la baja salinidad de las aguas del Río de la Plata en esta parte del estuario puede haber ayudado.

Un poco de historia.
Tras la 1 Guerra Mundial el Tratado de Versalles impedía a Alemania tener navíos de más de 10.000 toneladas, lo cual quería decir que no podría tener acorazados con los que poder poner en peligro la hegemonía británica en el mar que por entonces ya tenía acorazados mucho más grandes.

Antes de que Hitler decidiera unilateralmente dar por nulo el Tratado de Versalles, se construyeron tres navíos idénticos justo en el límite del tratado: "Deutschland", "Admiral Scheer" y "Admiral Graf Spee".

La propaganda alemana los llamó "acorazados de bolsillos", porque, sin ser tan grandes como los acorazados, eran tan rápidos como un crucero y tan potentes como un acorazado, aunque en realidad nunca habrían podido enfrentarse a un acorazado auténtico. Los ingenieros alemanes gracias a nuevas aleaciones y sustituyendo los remaches por soldadura consiguieron crear unos navíos con un armamento muy superior al de otros barcos del mismo tonelaje.

Primera y última singladura en la guerra.
El gran inconveniente que tuvieron las naves de guerra alemanas durante la 2¬ guerra mundial fue que cualquier navío dañado en combate en alta mar lejos de Alemania suponía irremediablemente su perdida ante una armada como la británica dueña de los mares.
Por eso, cuando el "Graf Spee" zarpó el 21 de agosto de 1939 (11 días antes del estallido de la guerra), su misión era la de atacar barcos mercantes aliados y evitar el contacto con naves de guerra enemigas.

Durante casi tres meses la armada británica y el Graf Spee "jugaron" al gato y el ratón a lo largo y ancho del Atlántico, durante los cuales el acorazado alemán hundió nueve mercantes. La mañana del 13 de diciembre de 1939 tres cruceros británicos localizaron y entablaron batalla con el "Graf Spee" a 300 millas frente al estuario del Rio de la Plata. Tras un combate de hora y media en el que "Graf Spee" consiguió hundir uno de los cruceros se retiró por el daño sufrido y esa misma noche se refugió en el puerto neutral de Montevideo.

Las autoridades uruguayas le concedieron 72 horas para reparaciones, tras cuales tenía que zarpar y enfrentarse a los navíos de guerra británicos que le esperaban y otros que a toda máquina se dirigían allí desde todos los rincones del atlántico. Aunque los alemanes no lo sabían, a los dos cruceros supervivientes de la batalla se les había unido "solo" otro crucero, pero en pocos días llegarían un acorazado y el portaviones "Ark Royal". La tarde del 17 de diciembre el "Graf Spee" zarpó de Montevideo con una tripulación reducida y a cinco millas de la costa detuvieron el navío.

Tras abandonar el barco lo hundieron. Desde entonces allí sigue, hundido en el fango a 8 metros de profundidad.