DOMINADOS POR EL CUERPO.
Alguna vez han pensado para qué sirve ponerse colorado? Porque un camaleón
cuando está en peligro, cambia de color para esconderse... Sin embargo,
nosotros, cuando estamos incómodos y tratamos de pasar inadvertidos, va
nuestro cuerpo y nos pone la cara como un tomate... ¡Muy bien! ¡Sólo falta
que nos suene una alarma! Como alguien te diga: Tío, te estás poniendo
colorado... Entonces ya... se te pone la cabeza que
parece la bombilla de un puticlub. Y es que el cuerpo va por su cuenta y
toma sus propias decisiones... dicen
los científicos que eso es el sistema parasimpático. ¿Parasimpático?El
sistema parasimpático éste es el culpable de que la noche antes de una
entrevista de trabajo te salga un grano en la nariz. Y allá que te vas con
tu grano... Y encima, cuando le vas a dar la mano al selector de personal,
tu cuerpo dice: ¡A sudar!.... Y lo que le das es una
lengua de vaca: Tú estás jodido, pero tu cuerpo se lo está pasando de puta
madre... Y dice: Esto me está quedando bastante parasimpático, pero ahora le
voy a poner un tic en el ojo.... Y tú, que querías ser José Coronado el
de periodistas, te conviertes en Millán el de Martes y Trece. Entonces el
cuerpo piensa: los sobacos. Y te salen dos rodales que parecen
dos CD de U2... ¡¿Quién no va a querer trabajar con un tío así...?! Pero tu
cuerpo no ha acabado todavía contigo... Cuando termina la entrevista y te
vas levantar resulta que se te ha quedado dormida una pierna: la tienes como
de goma, se te dobla al andar y sales de allí andando como Lina Morgan
mientras el selector de personal te dice: No nos llame usted, si eso... ya
lo llamaremos nosotros... Otra cosa que hace el cuerpo para fastidiarte es
fabricar... pedos. ¿Qué es esto? ¿Es música? ¿Es energía? ¿Es propulsión?
No. ¡Es un chiste! El cuerpo es tan... cachondo, que crea un gas que huele
fatal... ¡Y que sale por el culo! No había otro sitio... y, no contento con
eso, dice: esto ya es bastante cómico, pero vamos a incorporarle un sonido
de trompetilla. Qué gran invento...! Tiene olor, tiene sonido... ¡Sólo le
falta la luz! Por la noche iríamos todos como luciérnagas! Otra genialidad
que se le ha ocurrido al cuerpo es bostezar. Y ya puedes hacer fuerza, ya,
que no lo puedes evitar. Un amigo te está contando: Se me soltó mi perro
pequinés y en ese momento pasaba una apisonadora... Y
tú: Uuuuaaaaah... quééé putaaadaaa, ¿nooooo? Menudo corte! Menos mal que
como los bostezos se contagian, el otro acabo diciendo: Pueeeees tengoooooo
una peeeenaaaaa... Y cuando la... se pone dura sin venir a cuento? En el
tren, por ejemplo: tú vas por Albacete y de repente, ¡zas!; que dices: ¿por
qué? ¿Qué has visto tú que no he visto yo? ¿Qué pasa, que te gusta el
revisor? ¿O es un saludo a José Bono? y es que el cuerpo no respeta ninguna
situación. Acabas de ligar con la chica que te gusta y, ¿qué hace tu cuerpo
para fomentar el romanticismo? ¡Que te rujan las tripas! . ¡De puta madre!
Ahora resulta que soy ventrílocuo y no lo sabía... Pero el cuerpo no se para
ahí, porque cuando estás en pleno kamasutra piensa: ¿Qué puedo hacer yo para
fastidiar a este tío?. Y va y te da un calambre en el gemelo, se te sube la
bola y te tienes que poner a dar brincos en pelotas por toda la habitación.
Con todas las bolas saltando! ¡Que aquello parece un bingo! Y cuando por fin
te quedas dormido con ella, el cuerpo dice... lo tengo a huevo. Voy a
hacerle roncar. Y que eche un poco de babilla... un hilito...
Y ahora le voy a montar una pajarraca con una pesadilla para que hable... Y
ahí estás tu roncando, echando baba y soñando con los Sanfermines: ¡Que
viene el toro... Que viene el toro...!. Y en medio de todo esto un pedo...
¡Que ella dice: ¡Mira el chupinazo! Aunque... ahora que lo pienso, a lo
mejor los que estamos equivocados somos nosotros... Porque todo lo que hace
el cuerpo por su cuenta o está mal visto, o nos parece una guarrada.
A lo mejor deberíamos crear un mundo en el que el sudor, el eructo, el
bostezo, el pedo y las erupciones espontáneas... fuesen cosas elegantes...
Porque todos los cuerpos del mundo no pueden estar equivocados.