Leemos con mucho asombro en Montevideo.com la noticia de un submarinista que, supuestamente, asesinó a su recién estrenada esposa durante una inmersión en Australia.
Ésta es la crónica de los hechos:
Dos turistas fotografiaron accidentalmente la escena del crimen durante una inmersión. Hasta que no se revelaron las fotografías, no se dieron cuenta del hecho. Como se puede apreciar en la imagen, “puede verse el cuerpo agonizante de Tina Watson, una mujer que se ahogó mientras realizaba buceo con su flamante esposo.”
(…) “En la foto, puede verse a la derecha el cuerpo de Watson, que según la policía fue asesinada por su esposo mientras hacía buceo. El turista y su acompañante no descubrieron el drama hasta revelar la foto al volver de sus vacaciones. Entonces se enteraron de la muerte de la joven, percatándose que habían “congelado” una posible escena de crimen”.
La recién estrenada esposa murió en el Mar de Coral del estado de Queensland a una profundidad de 30 metros. El argumento que dio el marido fue que le dio un ataque de pánico y que había tenido serios problemas con las corrientes.
“La policía estadounidense, sin embargo, lo señala como sospechoso principal de su muerte, confiscando su computadora y allanando su casa. La acusación principal recae en las contradicciones de las declaraciones de Watson, que dio diferentes explicaciones sobre las imposibilidades que tuvo para rescatar a su señora.”
Australia es un escenario donde, de la misma manera que en el Mar Rojo, se producen habitualmente accidentes de submarinismo debido, fundamentalmente, a que es una actividad muy practicada en esas zonas.
Hace años, sucedió en Port Douglas (Cairns) el dramático accidente de una pareja que murió al ser abandonados en mar abierto por el club de buceo. Muchos de vosotros la recordaréis porque inspiró la película Open Water (2003, Chris Kentis).