Por iniciativa de una mujer balinesa, Nengah Dempi y el jefe de su tribu, Nyoman Karyasa, un mini ejército de niñas y mujeres se han convertido en porteadoras para los miles de turistas y buceadores que acuden a la isla. Antes de formar la cooperativa Sekar Baruna, Nengah luchaba muy duro para apenas poder alimentar a sus hijos. Ahora la cosa ha cambiado.

La cooperativa está convenientemente ubicada cerca de una serie de destinos populares de buceo, a unos 90 kilómetros al este de la capital provincial de Denpasar. Dempi y otras 28 mujeres y niñas de Tulamben ahora trabajan cargando equipo de buceo unos 500 metros, desde los hoteles a los puntos de buceo y de regreso. Se les paga apenas 8.000 rupias (unos 88 centavos de dólar) por cada sesión de buceo.
"La mayoría de las mujeres balinesas están dispuestas a trabajar duro. Este es un trabajo arduo en términos físicos, pero está bien para nosotras mientras podamos alimentar, vestir y educar a nuestros niños”, dice Dempi.


Tulamben se ha transformado de ser una seca, árida y poco atractiva aldea en un paraíso para el buceo. Su notable vida submarina ha atraído a miles de buceadores de todo el mundo a lo que era antes una pequeña villa pesquera. La aldea ha sido calificada como uno de los mejores destinos de buceo en Indonesia e incluso entre los países del sudeste asiático. Una de las atracciones es el pecio del Liberty, un buque de carga hundido durante la Segunda Guerra Mundial.

Existen alrededor de 1.200 familias en Tulamben, que hace 20 años fue uno de los pueblos más pobres del Bali, pero ahora hay diversas opciones de alojamiento para los visitantes extranjeros, desde villas de lujo propiedad de los operadores de gran escala e inversionistas ricos, a las modestas pensiones pertenecientes a la población local. La mayoría de las instalaciones se encuentran cerca de la bella playa Tulamben.


Nyoman Karyasa, el jefe de Tulamben, dijo que “el crecimiento de la industria turística podría ser de particular beneficio para los pescadores que no tenían ingresos fijos. Un día, capturan una gran cantidad de pescado, al día siguiente se vuelven a casa con las manos vacías. La cooperativa se creó en beneficio de las mujeres pobres y sin educación", dijo Karyasa. “Una de las funciones de la cooperativa es organizar el trabajo para las mujeres como cargadoras. Por lo general, trabajan unas nueve horas diarias”.

Al final del día, una cooperativa oficial junta todo el dinero, dejando a un lado como ahorro el 20 por ciento del mismo, y el 5 por ciento para la asociación. El resto se divide por igual entre las 29 miembros de la cooperativa.

"Hacemos entre 15,000 a 50,000 rupias al día (unos 5.50 USD), lo que es suficiente para nosotros. Lo más importante es que ya no tenemos que hacer frente a los tiburones prestamistas. Podemos pedir prestado dinero a la cooperativa con una muy baja tasa de interés, porque somos miembros. En el pasado, hemos tenido que pedir prestado dinero a gente de sangre fría, que nos exige pagar casi el 100 por ciento de interés" dijo Dempi.