En los juzgados australianos se cruzan acusaciones y querellas contra Gabe Watson, sospechoso de asesinar a su mujer durante una inmersión en el pecio del Yongala, en Townsville, Queensland. Los hechos ocurrieron en 2003 cuando Gabe y su esposa Tina, en viaje de luna de miel, se sumergieron en el pecio. Gabe declaró a la policía que “En un momento del descenso, Tina tuvo problemas con el regulador y le entró el pánico, aleteó fuerte y se separó del cabo de descenso. Fui tras ella que forcejeaba y descendía, y me arrancó mi máscara y el regulador. Había mucha corriente y cuando me recuperé ya no estaba a la vista”.
El cuerpo sin vida de Tina fue recuperado horas más tarde y, tras la primera investigación y autopsia, un oficial hablaba de “un accidente, con ahogamiento producido por pánico, en condiciones de mucha corriente y poca visibilidad”. Queda en el recuerdo de los que vivieron el suceso, “un Gabe deshecho, que en su luna de miel perdió a su amada”. Sin embargo, para el sargento Brad Flynn, un viejo sabueso del departamento de Policía de Helena, Watson era sospechoso por varios motivos. Empleados del resort donde pasaban su luna de miel presenciaron y, sobre todo escucharon, grandes trifulcas entre la pareja y, el hecho de que Watson no tardó mucho en pedir los documentos oficiales para poder “demandar a la agencia de viajes, al operador de buceo y toda persona responsable de su seguridad y la de su mujer”. Pero por muy sospechoso que pareciera, no había pruebas en su contra.
En cuanto el sargento descubrió, a finales de 2004, que el Sr. Watson se embolsaba una más que importante herencia de su esposa, se puso en contacto con el FBI y desde allí se activó una investigación que, probablemente, mande a Gabe a la cárcel.
Estos días se ha producido una vista en la Corte Suprema australiana y habrá un juicio en el que Gabe será el acusado y tendrá que defenderse de los que él demandaba, más las pruebas acumuladas por el FBI después de un registro en su casa en Hoover, Alabama. A la espera de que un juez autorice la extradición del submarinista acusado de asesinato y se inicie el proceso, el culebrón se podría titular: “Crimen casi perfecto en el Yongala".