INDICE DE ARTICULOS
  1. proceso respiratorio.
  2. Resistencia a la respiración.
  3. Intoxicación de CO2.
  4. Sobreesfuerzos.
  5. Hiperventilación.
  6. Intoxicación de CO.
  7. Intoxicación de O2.
  8. Hipertermia.
  9. Hipotermia.
  10. Ahogamiento.
  11. Narcosis por Nitrogeno.
  12. Enfermedad Descompersiva.
  13. Barotraumas.
  14. Calambres.
  15. Primeros auxilios.
El Proceso respiratorio.
La respiración comprende dos procesos básicos. El primero consiste en tomar oxígeno (O2) de la atmósfera para que lo absorban las células del cuerpo con fines metabólicos. El segundo consiste en eliminar del organismo el dióxido de carbono (CO2). Esto se consigue por medio de la respiración, cuyo proceso se divide en dos fases: la respiración externa y la respiración interna.. La respiración externa comprende grosso modo el acto físico con el cual la sangre se oxigena, mientras que la respiración interna se refiere a la absorción del O2 y la eliminación del CO2 que producen las células humanas.

La respiración bajo el agua requiere más esfuerzo que en tierra por las siguientes razones:
  • El aire inspirado es más denso porque la presión es mayor.
  • La presión externa (del agua) sobre el pecho opone una mayor resistencia a la expansión.
  • Los pulmones se muestran un poco más ‘rígidos’ debido al aumento de sangre central y a la concentración de sangre en las pulmones, lo cual reduce la cantidad de sangre presente en ellos.
  • La resistencia que las válvulas de la demanda oponen a la respiración.
Todos estos factores aumentan la carga de trabajo del proceso respiratorio de los submarinistas y evidencian la importancia de poseer una buena forma física. En consecuencia, los buzos con problemas cardiacos o pulmonares corren un gran riesgo de padecer enfermedades o sufrir lesiones afines. En los casos extremos, el aporte de aire y O2 que reciben los submarinistas llega a interrumpirse y pueden morir asfixiados. La muerte se produce por:
  • Ahogamiento: el agua bloquea las vías respiratorias.
  • Laringospasmo: las cuerdas vocales se cierran debido a una irritación causada por el agua salada.
  • La presencia de un cuerpo extraño que obstruye las vías respiratorias.
  • La interrupción del aporte de aire que recibe el buzo.
  • La inhalación de monóxido de carbono (CO) que impide el transporte de oxígeno a la sangre.
Resistencia a la Respiración.
El flujo de aire que pasa por las vías respiratorias del pulmón depende de la densidad del aire gas inspirado. Cuanto mayor es la profundidad a la que se bucea, mayor es la densidad y la resistencia del flujo del aire, lo cual obliga a aumentar la carga de trabajo de los submarinistas. La mayoría de los buzos sano cuentan con reservas considerables de capacidad respiratoria, por lo que pocas veces aprecian este incremento hasta alcanzar los 30 metros ó una presión de cuatro atmósferas.
Los submarinistas deben tener presente que cualquier resistencia añadida al flujo del aire que opongan los reguladores de buceo o las válvulas de demanda supone una dificultad añadida a la resistencia natural del flujo e incrementa aún más esta carga de trabajo. Por lo tanto hay que asegurarse que la válvula de demanda funciona correctamente y sirve para descender a la profundidad calculada.

Intoxicación de CO2.
El CO2 se va acumulando en el cuerpo (hipercapnia) debido al esfuerzo físico y a una ventilación insuficiente de los pulmones. A medida que esto ocurre se intensifica el efecto de dicha acumulación. Al principio el ritmo respiratorio aumenta y la respiración se vuelve progresivamente más dificultosa hasta que , al aumentar la concentración de CO2, los buceadores experimentan vértigo, luego somnolencia y finalmente pierden el conocimiento. Si la ventilación es insuficiente (hipoventilación) se producen cambios inconscientes en el patrón respiratorio como consecuencia de la ansiedad o la aprensión.
Es importante repara en la capacidad de eliminación del CO2 del sistema respiratorio varía de una persona a otra. Hay que evitar la respiración rápida y poco intensa (sobretodo al realizar esfuerzos) y mantener un flujo suficiente de la botella. También es muy importante no aguantar la respiración bajo el agua, práctica que a menudo incurren los submarinistas para aumentar el tiempo de permanencia en el fondo y los fotógrafos submarinos para reducir el movimiento al hacer fotografías. Esta práctica es muy peligrosa, porque aumenta la acumulación de CO2 y por su causa los submarinistas pueden perder repentinamente el conocimiento. Por lo general, los buceadores suelen sufrir dolores fuertes de cabeza pulsátiles tras la inmersión cuando han aguantado la respiración en algún momento.

Sobreesfuerzos.
El efecto de los sobreesfuerzos no se sienten de inmediato, sino que se produce cierta demora entre el esfuerzo realizado y el oxígeno adicional requerido para cubrir la demanda energética. En tierra, para cubrir dicha demora no representa problema alguno; sin embargo, bajo el agua, la respiración adicional necesaria para suministrar suficiente oxígeno no se logra por culpa del impedimento que representan los reguladores de aire normales. El resultado es una sensación de sofoco y una ansiedad inmediata que pueden dar paso con facilidad a un estado de pánico.
Está claro que la prevención es el mejor remedio y que, pol tanto, los submarinistas deben evitar en todo momento situaciones en las que tengan que realizar sobreesfuerzos. Si esto no es posible, a la primera señal que la respiración se vuelve fatigosa, hay que interrumpir toda actividad y descansar cogiéndose de una roca o clavando las aletas profundamente en la arena hasta que la respiración vuelva a ser normal. Sólo se debe regresar a la superficie si la dificultad respiratoria persiste; la ascensión debe hacerse con lentitud y siguiendo estrictamente los procedimientos habituales para ascensión normal. A menudo, al llegar a cierta profundidad el equilibrio se establece y el submarinista puede seguir buceando siempre y cuando tome precauciones para no volver a realizar sobreesfuerzos.
Entre los factores que contribuyen a esta situación se incluyen los esfuerzos inútiles, el mal funcionamiento del regulador o que el frío sea excesivo. Si por culpa del esfuerzo un submarinista se queda sin respiración bajo el agua no cabe duda que está haciendo algo mal.

Hiperventilación.
La hiperventilación se produce al respirar con demasiada rapidez y profundamente, ya que esto reduce el nivel de dióxido de carbono en el cuerpo por debajo de lo normal y se manifiesta en un proceso llamado hipocapnia. Por lo general, se experimenta una sensación de aturdimiento que, de continuar, se agrava con desmayos y la visión se vuelve borrosa.
Como el nivel de dióxido de carbono en los pulmones es el que desencadena una respuesta en el cerebro para hacerlos funcionar, una reducción anormal de dicho nivel produce una demora en la percepción que el cuerpo siente de la necesidad de respirar. Por tanto, el nivel de oxígeno en la sangre del submarinista disminuirá por debajo de lo necesario para lograr mantenerse consciente antes de que el nivel de dióxido de carbono llegue a un punto en que de nuevo estimule la respiración. El submarinista se desmayará o perderá el conocimiento, proceso que se conoce como hipoxia en ascenso o desmayo en aguas poco profundas.
El hecho de aguantar la respiración durante cierto tiempo después de una hiperventilación suele provocar un estado de ansiedad o un esfuerzo físico que causa la pérdida del conocimiento o la aparición de espasmos musculares. Si el submarinista se da cuenta que respira muy rápido, debe reducir el ritmo respiratorio y relajarse de inmediato.

Intoxicación CO.
El monóxido de carbono (CO) se combina rápidamente con la hemoglobina y forma carboxihemoglobina, la cual reduce la capacidad que aquella tiene para transportar el oxígeno por el torrente sanguíneo a las células y acaba produciendo hipoxia.(oxigenación insuficiente). Casi no hay sintomas previos... el buzo pierde la consciencia en cuestión de 10 - 15 segundos.
Para detectar una mala carga del aire bastara con revisar el aire de la botella en el centro. Si no sabemos reconocer el olor, rechazaremos ese tanque. En cualquier caso y para evitar malos mayores deberiamos tener la costumbre de respirar del regulador unas bocanadas profundas estando en el barco, segundos antes de entrar al agua. De esta maner, si algo ocurre, estaremos en un entorno seguro.

Para evitar la intoxicación de CO es imprescindible asegurarse que la entrada de aire en los compresores que se emplean para recargar las botellas de inmersión esté lejos de cualquier fuente de contaminación atmosférica.

Intoxicación O2.
Cuando se respira oxígeno a una presión parcial superior a 1.4 atmósferas, dicho gas puede resultar tóxico para los tejidos pulmonar y encefálico.
La intoxicación pulmonar suele ser un proceso crónico que pocas veces afecta a los submarinistas deportivos. La intoxicación del tejido cerebral es más corriente y se manifiesta al respirar oxígeno puro (100%) a profundidades superiores a 6 atmósferas en agua marina o más de sesenta y siete metros de profundidad aérea.
La mezcla Nitrox para inmersiones (con un aumento del porcentaje de oxígeno en la mezcla respiratoria), si no se emplea correctamente, aumenta la incidencia de casos de intoxicación cerebral por oxígeno.
La presentación clínica de la intoxicación por oxígeno es repentina e impredecible y provoca la pérdida del conocimiento y la aparición de convulsiones que pueden ser de consecuencias funestas bajo el agua. En este tipo de intoxicación. la mejor cura es la prevención.

Hipertermia.
El aumento de la temperatura del cuerpo es el resultado de una combinación de sobrecalentamiento (debido a un ejercicio físico, a la exposición al calor o por insolación) y el consumo insuficiente de líquidos.
Los submarinistas afectados pasan del agotamiento por calor al ataque al corazón y al colapso. El golpe de calor es una enfermedad grave y, si no se reduce la temperatura del submarinista y se rehidrata de inmediato, puede morir.
Hay que llevar al submarinista afectado lejos de todo ambiente caluroso y quitarle la ropa. Se debe mojar el cuerpo con un paño húmedo y abanicarlo o airearlo con un ventilador. Si ha perdido el conocimiento, hay que tumbarlo en la postura de recuperación e iniciar la reanimación cardiopulmonar. Buscar ayuda médica de inmediato.

Hipotermia.

La temperatura normal del cuerpo se sitúa un poco por debajo de los 37ºC. Si por alguna razón esta temperatura desciende mucho, normalmente cuando se llevan prendas de insuficiente protección, aparecen síntomas cada vez más graves que pueden terminar con la muerte del submarinista.
  • Un descenso de 1ºC produce escalofríos y malestar.
  • Un descenso de 2ºC pone en funcionamiento los mecanismos del cuerpo para generar calor; el flujo de sangre a los puntos periféricos se reduce y los escalofríos adquieren gran intensidad.
  • Un descenso de 3ºC produce amnesia, confusión, desorientación, irregularidades en los latidos del corazón y en la respiración y, posiblemente, rigidez.
Hay que llevar al paciente a un sitio cubierto, a un área caliente y evitar la pérdida de más calor arropándolo con una manta.; los compañeros de inmersión deben darle calor con sus cuerpos y cubrirle la cabeza y el cuello con un gorro de lana, toalla o algo que sirva para tal función. Ya en un ambiente cálido, hay que volver a vestirlo con ropa seca y caliente, y cubrirlo con una manta.
Si el submarinista está consciente y dice cosas lógicas, el tratamiento consiste en darle un baño caliente y que beba bebidas azucaradas. En el caso contrario, hay que llamar a los servicios de urgencia.
Es importante ser conscientes de que exponerlo a una fuente de calor repentina (p.e. bolsa de agua caliente) puede producir un shock.

Ahogamiento.
Ahogamiento casi mortal es un término empleado para describir un estado clínico producido por la aspiración de líquido que llaga a los pulmones, mientras que ahogamiento mortal es aquel que termina con la muerte del submarinista.
Entre los síntomas del ahogamiento está la cianosis (la piel se torna azulada), interrupción de la respiración y presencia de espuma en la boca. La aspiración de líquido en los pulmones produce una drástica reducción del nivel de oxígeno (hipoxia) que puede provocar daños permanentes en el cerebro si perdura más de 4 ó 5 minutos, aunque puede alargarse en condiciones de frío extremo.
Es necesario tener mucho autocontrol cuando sobreviene un ahogamiento: la ausencia de flujo de aire puede provocar pánico así como la inhalación de más líquido creándose un círculo vicioso. En lo posible hay que aguantarse las ganas de toser. No hay que quitarse el regulador de aire de la boca sino toser con él. También sirve el tragar varias veces.
El ahogamiento se produce cuando el agua pasa por la laringe y causa un espasmo en las cuerdas vocales que bloquea la vía aérea y produce asfixia; esto suele llamarse ahogamiento seco. Si el agua llaga a los pulmones, se llama ahogamiento húmedo.
Cuando se produce el ahogamiento, aparecen cambios fisiológicos que varían según haya ocurrido en agua dulce o salada. Si ha sido en agua dulce, la sangre se diluye por ósmosis a través de las membranas alveolares, pues al agua dulce es hipotónica (menos salada que la sangre). Esta disolución provoca la desintegración de las células de la sangre y otros cambios en la química sanguínea. Si los pulmones se llenan de agua salada, que es hipertónica (más alada que la sangre), la sangre se espesa a medida que los líquidos desaparecen de la sangre por ósmosis diluyéndose en los pulmones. En cualquier caso se produce hipoxia y los pulmones sufren daños.
La presencia de agua en los pulmones provoca un ahogamiento secundario como consecuencia de los cambios en la química y el volumen sanguíneos generados por la ósmosis. Si la víctima está inconsciente y no respira hay que iniciar de inmediato la respiración artificial. Hay que tomar el pulso al paciente y proceder con la reanimación cardiopulmonar si fuese necesario. Se debe decir que es muy difícil encontrar el pulso a un submarinista cuyo cuerpo esté muy frío o que haya perdido el conocimiento. Si se dispone de los medios necesarios, hay que administrar oxígeno de inmediato con una mascarilla unidireccional. Los submarinistas que hayan tragado un volumen significativo de agua deben ser trasladados de inmediato a un hospital y mantenerlos en observación aunque se encuentren bien y, aparentemente, respiren sin dificultad.

Narcosis por Nitrógeno.
En condiciones normales el nitrógeno es un gas inerte, pero cuando se respira sometido a ciertas presiones produce narcosis o anestesia debido a varias interacciones (que no han sido completamente explicadas) del gas con las células nerviosas.
La narcosis – o embriaguez de las profundidades como se ha llamado poéticamente- tiende a manifestarse a profundidades cercanas a los treinta metros, motivo por el cual el submarinismo deportivo, se limita a un máximo de cuarenta metros.
Los síntomas iniciales no difieren mucho de la hipoxia, y se agravan cuanto más se desciende. Tales síntomas varían desde un empeoramiento de la capacidad de razonar, pensar o juzgar, hasta la incapacidad de realizar actividades motrices o mentales. Otro síntoma asociado con la narcosis y que afecta a algunos submarinistas es un estado de júbilo y bienestar desmesurados, mientras que otros sufren aprensión y ansiedad y otros no manifiestan ningún síntoma.
Aunque los síntomas sean inconsecuentes y puedan parecer inofensivos, la narcosis supone un peligro importante en el buceo, porque aumenta el riesgo de sufrir accidentes y reduce la capacidad de los submarinistas para actuar ante una emergencia. La narcosis también puede encubrir síntomas y signos de hipocapnia y sobreesfuerzo y causar que el submarinista lea incorrectamente los aparatos de medición y tome decisiones incorrectas durante la descompresión. La narcosis sobreviene con rapidez, pero también desaparece con la misma velocidad al ascender a profundidades menores (por lo general, por encima de los 30 metros ó 4 bars).
La susceptibilidad del submarinista a la narcosis por nitrógeno aumenta con la ansiedad, el esfuerzo, el cansancio físico o si se bucea teniendo una resaca o si se está tomando alguna medicación, si el agua está muy fría o las condiciones ambientales son malas.

Enfermedad Descompresiva.
El nitrógeno se disuelve en el tejido corporal manteniendo un equilibrio con la presión ambiental parcial. A medida que el submarinista desciende, la presión ambiental aumenta y empieza a entrar más gas en el organismo del que puede eliminar. Como la naturaleza del tejido del cuerpo humano difiere notablemente según si es tejido cerebral, cardíaco, óseo, muscular, sanguíneo o adiposo, también varía el ritmo de absorción y eliminación del nitrógeno.
La absorción consta de varios procesos: primero se produce la transferencia del gas inerte (nitrógeno) desde los pulmones a la sangre, y luego de la sangre a los distintos tejidos que ésta riega. La fuerza que impulsa el proceso de absorción (conocido como gradiente) es la diferencia de la presión parcial del gas entre los pulmones y la sangre, y entre la sangre y los tejidos corporales. A medida que se iguala el gradiente entre la sangre y los tejidos, los tejidos se saturan. El índice de saturación depende del volumen de sangre que fluya por los tejidos así como de su masa. Por ejemplo, los cartílagos óseos alcanzan su saturación con bastante más lentitud que el tejido cerebral. Durante el ascenso, se inicia la eliminación del nitrógeno; el ritmo de eliminación está determinado por el índice de riego sanguíneo, por la diferencia de las presiones parciales y por el volumen de nitrógeno disuelto en los tejidos y la sangre.
Para bucear sin peligro hay que mantener un equilibrio mediante la combinación, siempre dentro de unos límites seguros, de la profundidad de buceo, el tiempo de permanencia en el fondo y el ritmo de ascensión. Si esto no se hace, la eliminación del nitrógeno no se producirá a un ritmo adecuado, sino que se formará burbujas de nitrógeno en el torrente sanguíneo –bloqueando la circulación- o en el tejido –deformándolo cuando se expanda al disminuir la presión ambiental-. La manifestación de los síntomas dependerá de dónde se localicen las burbujas:
Disbarismo epidérmico: Se experimenta un picor en la piel, incluso ardor y aparecen manchas por todo el cuerpo. La erupción cutánea que acompaña a este proceso desaparece al cabo de un par de horas.
Disbarismo musculoesquelético: La forma más habitual que se manifiesta la enfermedad por descompresión suele afectar a las articulaciones grandes como el hombro y el codo. consiste en un dolor agudo que alcanza lentamente un clímax , a veces horas después de la inmersión, y que desaparece de forma espontánea horas más tarde.
Disbarismo del sistema nervioso central: Afecta a la médula espinal o al cerebro y puede ocasionar daños permanentes. Es muy importante identificar los primeros síntomas del disbarismo espinal, que suele comenzar con dolor de espalda que irradia al abdomen (dolor en la cintura) . A continuación se siente un cosquilleo en las piernas que se torna irregular. Se experimenta dificultad para orinar y finalmente sobreviene una parálisis en el cuello o en la cintura.
Los daños cerebrales causados por el disbarismo encefálico son poco habituales, pero se dan casos como el disbarismo del oído interno, en que el paciente se marea y tiende a perder el equilibrio.
Ahogos: Es poco habitual caracterizada por una disnea aguda, dolores en el pecho y golpes de tos. A menos que se trate con terapia de descompresión, es posible que el submarinista sufra un colapso circulatorio y muero. Los ahogos suelen manifestarse por una subida rápida a superficie y sin control después de una inmersión profunda.

El tratamiento de los submarinistas que padecen la enfermedad de descompresión consiste en volver a alcanzar la presión a la que estaban sometidos en el fondo del mar mientras respirar aire con un 100% de oxígeno. Seguidamente se inicia una descompresión lenta y a un ritmo que permita eliminar por completo todo el exceso de nitrógeno sin que se formen nuevas burbujas. Este proceso se realiza en una cámara hiperbárica y nunca hay que intentar la descompresión volviendo a sumergir al buceador afectado.

Barotraumas.
Dentro del cuerpo humano hay una serie de espacios aéreos, fisiológicos (es decir, normales) y patológicos, que pueden resultar dañados si la presión en su interior no se iguala con los cambios de presión que se producen durante el buceo. Dicho daño recibe el nombre de barotrauma (de baro, presión). Las zonas que pueden verse afectadas son: los oídos, los senos paranasales, los pulmones y el tracto digestivo, entre las fisiológicas, y las caries y otras cavidades en comunicación con las vías aéreas o digestivas entre las patológicas.

Barotrauma pulmonar: El barotrauma pulmonar se produce cuando el aire de los pulmones, sin salir al exterior, se expande durante el ascenso. La causa principal del atrapamiento aéreo en los pulmones es su retención voluntaria por parte del buceador (ascender sin espirar), sobre todo en situaciones comprometidas, de pánico, etc. y con la intención de llegar a la superficie. Si se retiene el aire en los pulmones, la disminución de la presión al ascender hace que aumente el volumen del gas y los alvéolos pulmonares se expanden excesivamente, pudiendo llegar a romperse. Esto a su vez puede generar una entrada de aire alveolar en el sistema venoso pulmonar. Por el sistema venoso el aire llega al corazón y de allí, por las arterias, al resto del organismo. Cuando el émbolo gaseoso (de aire, no de nitrógeno como en la enfermedad descompresiva) llega a una arteria de calibre inferior puede restringir o bloquear el paso de la sangre, causando un infarto en la zona irrigada por esa arteria.
Los síntomas y signos de la embolia por barotrauma pulmonar se manifiestan inmediatamente después del ascenso incontrolado, y dependen del lugar del organismo donde se haya detenido el émbolo y de la magnitud de la zona desprovista de irrigación. Sólo en los casos leves se pueden presentar pasado algún tiempo (minutos u horas). Si se corta la circulación sanguínea que riega el músculo cardíaco los síntomas son los de un infarto de miocardio (ataque al corazón). Si el émbolo se detiene en una de las arterias que irrigan el cerebro se producen mareos, falta de coordinación, alteraciones visuales, trastornos del habla, convulsiones, parálisis, pérdida de consciencia e incluso la muerte.
Para prevenirlo es fundamental respirar (espirar y aspirar) durante el ascenso controlando la flotabilidad. En caso de pánico de un compañero de buceo es fundamental evitar su ascenso incontrolado. El espasmo glótico (cierre de la vía respiratoria a nivel de la laringe, las cuerdas vocales bloquean el paso) puede ser otra causa de retención del aire. Afortunadamente es poco frecuente. Se puede producir por la entrada de agua a las vías respiratorias (atragantamiento) lo cual desencadena el reflejo de cierre glótico. En caso de producirse también se deberá evitar el ascenso incontrolado, intentar que el buceador afecto respire, lo que se pueda (suele quedar un pequeño resquicio entre las cuerdas vocales por donde pasa algo de aire), ascender pausadamente o, si la situación no es muy crítica, esperar a que ceda el espasmo. En personas sensibles puede producirse un edema (hinchazón) de las cuerdas vocales como reacción al contacto con los productos urticantes de algunos animales marinos. En estos casos de shock anafiláctico el problema es más grave. Como el edema tarda algo en producirse, al sentir la dificultad respiratoria se deberá ascender expulsando el aire.
Si existe la sospecha de un barotrauma pulmonar al menor signo se deberán administrar los primeros auxilios. Al paciente se le tumbará (si está inconsciente) en la postura de recuperación (hacia un costado), se le administrará oxígeno al 100%, tal vez sea necesario aplicarle la CPR (reanimación cardio-pulmonar) y se tomarán las medidas necesarias para su traslado al centro más cercano que cuente con cámara hiperbárica y donde puedan reanimarlo. La recompresión y la oxigenoterapia son los únicos métodos eficaces para tratar este accidente. No hay que intentar la recompresión volviendo a sumergir al submarinista.
El tabaco y el asma favorecen los desgarros pulmonares.

Barotrauma auditivo: Durante el buceo se deben compensar los cambios de presión que se producen en los oídos a través de las trompas de Eustaquio. Si dichos cambios no se compensan el tímpano (membrana timpánica) se desplaza por la presión, hacia dentro durante el descenso y hacia fuera en el ascenso. Este abombamiento del tímpano produce dolor de oídos. Para prevenirlo se deben igualar de inmediato las presiones. Al iniciar el descenso no hay que esperar a que los oídos duelan, hay que compensar los oídos mediante las maniobras de compensación que se enseñan durante el curso de buceo básico (Valsalva, Toynbee, etc.). Si se siente el más mínimo malestar hay que ascender, compensar (hasta que desaparezca la sensación de taponamiento) y después continuar con el descenso. Sin embargo, una compensación brusca y forzada de las presiones puede igualmente dañar el tímpano y la mucosa, y provocar vértigos y acúfenos (pitidos en los oídos). Si el dolor aparece durante el ascenso (barotrauma inverso, menos frecuente) la deglución es la maniobra compensadora más efectiva. Las maniobras que insuflan aire en los oídos, como la de Valsalva, no hacen sino agravar el problema.
Si no se compensan las presiones la mucosa del oído medio se edematiza (se hincha) y puede sangrar, produciéndose una otitis media. Si la diferencia de presión es muy importante, además de un intenso dolor, se puede producir una rotura del tímpano. El agua, más fría que la temperatura del cuerpo, entra en el oído medio y provoca un vértigo brusco (todo el entorno gira alrededor del buceador). Si las molestias en el/los oído/s continúan e impiden el buceo, se debe dar de inmediato por finalizada la inmersión.
Los catarros, las alergias (rinitis alérgica) o cualquier forma de congestión nasal repercuten en el buen funcionamiento de las trompas de Eustaquio. Por lo tanto se renunciará a bucear en estos casos.
En el oído externo (conducto auditivo) sólo se pueden producir problemas de compensación si existe algo que tapone el conducto, y por lo tanto crea una zona aislada en el conducto, entre el tapón y el tímpano. Los tapones de cerumen muy duros pueden impactar en el conducto por efecto de la presión, provocando dolor. Por este mismo motivo están absolutamente contraindicados los tapones para los oídos durante el buceo.

Barotrauma sinusal: El barotrauma sinusal está causado por un bloqueo de las comunicaciones (ostium) de los senos paranasales con las fosas nasales. Las causas que provocan dificultad para compensar los oídos (catarros,...) también dificultan la compensación de los senos. Algunas patologías propias de las fosas nasales (desviación del tabique nasal y presencia de pólipos entre las más frecuentes) también pueden dificultar e incluso impedir la compensación sinusal. Si se bucea sin realizar la debida compensación, a la mucosa de los senos le sucede lo mismo que a la del oído medio, produciéndose una sinusitis. Las maniobras de insuflación, como la de Valsalva, pueden ayudar a la compensación; el problema es que al mismo tiempo que intentamos compensar los senos podemos provocar una hiperpresión en los oídos al abrirse las trompas.
Una revisión por parte de un especialista, otorrinolaringólogo, antes de iniciarse en el buceo es muy recomendable. Será el que determine si existe alguna contraindicación para el buceo o si es necesario algún tratamiento previo. La inmensa mayoría de las personas que se deciden a bucear no presentan esas contraindicaciones o estas son fácilmente subsanables. Igualmente se deberá acudir al especialista en caso de que las molestias sean muy intensas o que persistan después de una inmersión.

Barotrauma dental: Las caries abiertas o con empastes defectuosos pueden ser cavidades donde se establezcan diferenciales de presión. Generalmente es en el ascenso, cuando el aire atrapado en el interior de la pieza dental aumenta de volumen, cuando se produce la odontalgia (dolor de muelas). Si la presión dentro del diente es muy intensa puede llegar a fracturarlo. Si se siente malestar en los dientes, hay que suspender la inmersión y consultar a un dentista.

Barotrauma gastrointestinal: Ciertos alimentos producen muchos gases durante el proceso digestivo. Si esos gases se acumulan en una determinada zona del tubo digestivo se experimenta un malestar/dolor porque se expanden durante el ascenso a la superficie. El los casos más graves se puede producir hasta rotura intestinal. Por lo tanto los submarinistas deberán evitar ingerir esos alimentos (legumbres, quesos fermentados, etc.) y las bebidas con gas carbónico (colas, gaseosa, cerveza, etc.) antes de bucear. Cuando se experimente este tipo de trauma se debe descender hasta aliviar el malestar, reiniciar el ascenso con lentitud y, si se puede, eliminar el aire mediante eructos (aire en el estómago) o ventosidades (gases en el intestino).

Calambres.
Los calambres se producen cuando un músculo sufre espasmos por deshidratación o por una concentración anormal de sal en la sangre. Dicho proceso puede ser el resultado del esfuerzo y la sobrecarga de un músculo, el frío, el cansancio, una alimentación insuficiente o problemas de salud. La crisis suele iniciarse con una punzada de dolor en el músculo, que se alivia al interrumpir el esfuerzo físico de ese músculo y al estirarlo y darle masajes.
Los calambres suelen concentrarse en los músculos de las pantorrillas. Para aliviar el dolor hay que coger la punta de la aleta, estirara la pierna y tirar hacia arriba. Una vez que se ha pasado el calambre, hay que descansar el músculo un rato y luego volver a bucear, pero lentamente.

Primeros Auxilios.
BOTIQUÍN DE PRIMEROS AUXILIOS
El botiquín es uno de los elementos imprescindibles dentro del material de cualquier buceador deportivo y como tal siempre deberá estar presente en la embarcación, guardado en un escuche con la debida estanqueidad y cierre hermético.
Los elementos que deberá contener son los siguientes:
  1. Manual de primeros auxilios.
  2. Ejemplar simplificado de las Tablas de descompresión.
  3. Una botella de amoníaco.
  4. Un bote de bicarbonato sódico.
  5. Un botellín de alcohol de 90º.
  6. Un botellín de agua oxigenada.
  7. Dos rollos de venda de diferentes anchuras.
  8. Gasa esterilizada.
  9. Algodón hidrófilo.
  10. Esparadrapo.
  11. Pomada para quemaduras.
  12. Pomada Antihestamínica.
  13. Gotas anticongestivas para el oído.
  14. Gotas anticongestivas para la nariz.
  15. Supositorios antiespasmódicos.
  16. Pastillas contra el mareo.
  17. Jeringuillas estériles de plástico.
  18. Am*****s de analépticos: se trata de reanimadores que pueden actuar sobre todos los órganos vitales en general o bien sobre alguno en concreto, los más recomendables son:
    • Grupo de acción general: Cardiazol, Coramina, Efortil y Éter Sulfúrico o anestésico.
    • Grupo de acción directa: adrenalina principalmente, pero también la cafeína, la estrofantina y la lobelina.
  19. Pinzas.
  20. Tijeras.
  21. Mascarilla para respiración artificial.
  22. Tubo de plástico para la respiración boca a boca.

CÓMO ACTUAR ANTE UN ACCIDENTE
Lo primero que debemos señalar es que los accidentes que se producen en el mar son extremadamente peligrosos, ninguna persona que no cuente con un conocimiento específico debe tratar de resolverlos ya que puede poner en peligro más vidas. A pesar de que el sentido innato de muchas personas le lleva a intentar socorrer a un semejante que se encuentra en una situación de peligro, hemos de ser conscientes de que el quien actúe como socorrista deberá tener tres características fundamentales: una buena dosis de sangre fría, mucha prudencia y un estado físico ejemplar, unido todo esto como no, a un conocimiento perfecto del medio.
Algunos consejos que deberán tenerse en cuanta a la hora de intentar realizar un salvamento:
  • Estudiar la distancia a la que se encuentra la víctima, calculando el gasto de energía que supondrá todo el proceso de: llegar a su lado, calmarla y remolcarla hasta tierra (deberá hacerse en pocos segundos).
  • Analizar el estado del accidentado, lo que nos valdrá para estimar cómo deberemos actuar para calmarlo (en el mínimo tiempo posible).
  • Analizar el estado del oleaje y sus efectos en los posibles lugares de salida (también en breves segundos).
  • Si nos encontramos fuera del agua, deberemos despojarnos de todas las prendas que puedan entorpecer nuestros movimientos y entraremos a ella de pie.
  • Estableceremos un punto de referencia en donde se encuentre la víctima, con el fin de no perderla en el caso de que se sumerja por momentos.
  • Al llegar al junto a la persona conviene hablarle para intentar calmarla.
  • Nos colocaremos por detrás del accidentado, pasando nuestro brazo derecho por debajo de su axila derecha, tratando de que quede en la posición más horizontal posible con la cabeza en alto para que no le entre agua.
  • Si la persona se encuentra presa del pánico y no cesa de moverse, impiniéndonos cogerla adecuadamente, podremos cogerla por la muñeca derecha, tirando fuertemente de ella y haciéndole girar para que nos de la espalda y aprovechar para cogerla de la forma antes indicada.
Cuando la persona accidentada se encuentre fuera del agua, deberemos proceder con rapidez y seguridad, teniendo en cuenta que podemos tener en nuestras manos la vida de esa persona.

La forma de proceder es la siguiente:
  • Despojar al accidentado de toda la ropa que le pueda molestar, principalmente cuello, cinturón y botonadura de la cintura.
  • Colocarlo en posición horizontal.
  • Comprobar su respiración y pulso.
  • Si la víctima se encuentra bajo los efectos de una pérdida de conciencia o desvanecimiento deberemos colocarla de tal forma que la cabeza quede en un plano más bajo que el resto del cuerpo (para ello elevaremos las piernas colocándolas sobre cualquier objeto.
  • En caso de que la persona presente signos de congestión cerebral, insolación o traumatismo craneal, la cabeza deberá quedar más alta que el resto del cuerpo.
  • Si el accidentado tiene vómitos, deberemos colocarlo de forma lateral, para su seguridad. De esta forma evitaremos que los elementos expulsados penetren en las vías respiratorias (lo que podría aumentar la asfixia).


PRIMEROS AUXILIOS EN DETERMINADAS SITUACIONES
A continuación recogemos una tabla con los accidentes más comunes que pueden suceder durante el transcurso de una inmersión, junto con los síntomas que nos pondrán sobre aviso de lo que ocurre y el tratamiento más adecuado:

Accidente:Barotraumatismo del oido
Síntomas:Dolor de oído, mareo, desorientación
Tratamiento:Algodón impregnado en alcohol de 90º. Acudir al médico.

Accidente:Cólico de escafandrista
Síntomas:Dolores abdominales intensos
Tratamiento:Recompresión a 10 metros en cámara hiperbárica

Accidente:Descompresión
Síntomas:Cansancio, dolores musculares, picores
Tratamiento:Oxígeno y líquidos. Traslado a la cámara hiperbárica.

Accidente:Intoxicación por anhídrido carbónico
Síntomas:Dolor de cabeza, jadeos
Tratamiento:Oxígeno. Acudir al médico

Accidente:Intoxicación por monóxido de carbono
Síntomas:Dolor de cabeza, náuseas, debilidad
Tratamiento:Oxígeno.

Accidente:Intoxicación por oxígeno
Síntomas:Taquicardia, espasmos musculares, zumbido en los oídos
Tratamiento:Respitar con la cabeza metida en una bolsa de plástico durante un breve espacio de tiempo. Acudir al médico.

Accidente:Narcosis
Síntomas:Incoordinación motora, euforia, torpeza
Tratamiento:Ascender lentamente hasta una cota que no se sientan los efectos.

Accidente:Picadura de Medusa
Síntomas:Lesiones cutáneas, enrojecimiento de la piel. En los casos más graves, espasmos musculares
Tratamiento:Lavado de la zona con alcohol de 90º o amoníaco diluido al 50% , pomadas antiestamínicas.

Accidente:Sobrepresión pulmonar
Síntomas:Dolores, sensación de ahogo, pulso acelerado, dolor de pecho agudo.
Tratamiento:Cámara hiperbárica.

Accidente:Vértigo
Síntomas:Desorientación, desequilibrio, mareo
Tratamiento:Sujetarse a algo fijo (p.e. una piedra) o colocarse en posición fetal.