Voluntarios de la Cepesma trasladan a mar abierto a una tortuga laúd, rescatan a una foca gris atrapada en un palangre, recogen a araos y alcas moribundas por los temporales, liberan a un delfín varado en una playa… son noticias habituales en la costa asturiana. El pasado domingo Cepesma (Coordinadora para el Estudio y la Protección de Especies Marinas) rescató un delfín, varado en la playa de Vega (Ribadesella) que fue liberado a una milla del cerro Santa Catalina en Gijón.
Fauna Urbana Gijón, tienda que colabora estrechamente con la Cepesma, sede de la organización en Gijón y centro de primera atención para las especies rescatadas, ha montado este vídeo, cuya reproducción autoriza a ASTURIAS24, en que se puede ver la reanimación del animal en la playa de Vega, su traslado al puerto de Gijón y su liberación final a una milla del cerro de Santa Catalina. Su sentido último no es otro que dar a conocer la labor que desarrollan estos voluntarios y movilizar a los ciudadanos: "Coge tus lágrimas y conviértelas en acción".
Pero también sirve para comprender qué se debe hacer ante estos varamientos, nada infrecuentes en el cantábrico. Cuando los voluntarios llegaron a la playa de Vega, se había intentado devolver al delfín a la mar en tres ocasiones pero, ante un varamiento, subraya el presidente de la Cepesma, Luis Laria, se debe hacer exactamente lo contrario de lo que los bienintencionados ciudadanos creemos que hay que hacer.
Un delfín puede varar por muy diversas causas –este parece haberse enganchado en algún arte de pesca, probablemente una volanta-, pero todo delfín varado, incluso en buenas condiciones, se halla exhausto y necesita reponerse del agotamiento y del propio estrés que el varamiento supone; de hecho, en ocasiones varan precisamente porque buscan bajos donde poder respirar sin el esfuerzo que les supone subir a la superficie. Si es obligado a volver a la mar sin reponerse, puede ahogarse o insistir en varar y, dada la compleja orografía de la costa cantábrica, es posible que no vuelva a dar a una playa amplia, sino a un pedrero, donde es seguro que morirá.
Por ello, como se ve en el vídeo, lo que procede es

  1. Llamar al 112, que avisará a la Cepesma.
  2. Mantenerlo húmedo en la arena cubriéndolo con una tela, porque el sol y el viento pueden deshidratarlo y alterar su sistema termorregulador: se debe evitar obstruir el espiráculo y hay que hidratar especialmente la aleta caudal.
  3. Construir un hoyo a la altura de las aletas pectorales, para que no repose sobre estas, sino sobre el pecho y respire mejor. También ayuda a relajar al animal acariciarle la zona del hocico.

Entretanto, se habrá movilizado el equipo de voluntarios más cercano y la unidad móvil de Luarca, dotada con equipo veterinario y material especializado en cetáceos. Son los voluntarios los que pueden verificar en qué condiciones se encuentra el animal –si está enfermo, herido o solo exhausto– y pueden estabilizarlo, hidratarlo, sondarlo... En función de su respuesta decidirán si ha de ser trasladado en el furgón al Centro de Recuperación de Luarca o si está en condiciones de ser liberado, como mínimo a media milla de donde varó, y a poder ser a una o dos millas de la costa.
De este modo, el delfín puede reubicarse en alta mar y decidir qué rumbo tomar; de no hacerlo, podría obcecarse y volver a dirigirse al mismo punto. Por ello se desplazan a algún puerto cercano, en que cuentan con la colaboración de las embarcaciones semirrígidas de la Cruz Roja o incluso las patrulleras de la Guardia Civil: como se ve en el vídeo, una de las primeras trasportó al delfín listado de la playa de Vega a una milla del puerto de Gijón.
Según Laria, de seguirse este protocolo el índice de éxito del rescate es muy alto, como bien tienen comprobado en las intervenciones que vienen realizando desde hace casi ya dos décadas.



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