• Estos ejemplares se acercan a la costa con asiduidad y son arrollados
    por embarcaciones a motor o son víctimas de actividades de pesca.




  • La práctica del 'feeding' para atraer a los animales a las zonas de
    buceo cambia su alimentación natural y pone en peligro su salud.



Hace unos días la ONG Océano Sostenible recibía un ejemplar de tortuga verde prácticamente triturado
por una hélice. Lejos de ser un hecho aislado, según las organizaciones
conservacionistas de la zona, es un accidente que ya se ha repetido en
otras ocasiones.


La tortuga verde (Chelonia mydas) ha sido catalogada como una especie prioritaria a nivel europeo
por ser indicadora del buen estado de las aguas. Su explotación está
protegida en casi todos los países del mundo, por eso es ilegal
capturar, dañar o matar tortugas de este tipo. En España, el Ministerio
de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) la considera muy
importante y forma parte de su Programa de Seguimiento dentro de la Estrategia Marina.


La tortuga verde, reconocida como especie en peligro de extinción, tiene preferencia por los arrecifes canarios
y sus ejemplares más jóvenes residen en estas costas durante años, ya
que encuentran en sus aguas el lugar idóneo para su desarrollo. Según la
ONG Asociación para el Desarrollo Sostenible y Conservación de la Biodiversidad (ADS Biodiversidad),
"a lo largo de toda la costa atlántica europea, el archipiélago canario
supone uno de los lugares con mayor concentración de tortuga verde. Sin
embargo, esta situación podría cambiar en un futuro próximo, debido a
las continuas amenazas a las que se ven sometidas: anzuelos, arpones, hélices de barcos, motos de agua y práctica del feeding (alimentar a los ejemplares para atraerlos a zonas de buceo)".

"La tortuga verde interactúa cada vez más con el ser humano,
son más costeras que las especies más comunes", explica la doctora
Catalina Monzón, portavoz del departamento de biología de ADS
Biodiversidad en este proyecto.


Esta "interacción constante", descubierta gracias a los transmisores
que utilizan las ONGs en la zona, se explica, entre otras cosas, "por la
práctica del feeding", pues las tortugas verdes "son alimentadas por los buceadores para
atraerlas a las zonas dónde se practica esta actividad", explica la
doctora, que advierte que dar de comer a estos animales "produce un
cambio en su alimentación natural" y, por lo tanto, pueden acarrearles
problemas de salud.

Según señala Monzón, al acercarse tanto a la costa, las tortugas se encuentran con numerosas embarcaciones a motor, con el agravante de que "no hay control alguno sobre la velocidad", con lo que estos animales son arrollados
y pueden sufrir daños en los caparazones o incluso morir triturados,
como en el caso de la tortuga entregada a la ONG Océano Sostenible.
"Pretendemos que las autoridades se den cuenta de que hay un problema
real", explica Monzón, que culpa a la falta de regulación como parte
principal del problema.


ADS Biodiversidad, junto con el Departamento de Biología de la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, desarrolla actualmente el
proyecto "La tortuga verde y la red Natura 2000 en Canarias", que cuenta
con el apoyo de Magrama a través de la Fundación Biodiversidad. Este
proyecto, cuyo objetivo principal es aumentar el conocimiento sobre la biología y ecología de esta especie en Canarias,
comenzó en febrero de 2014 y tiene una duración de un año. Ya se han
liberado tres ejemplares con transmisor satelital, que permite conocer
los movimientos y tipos de hábitats usados por la especie.


Además, la ONG realizará análisis genéticos que permitirán conocer el
origen de estos individuos y análisis de isótopos estables que
identificarán el tipo de alimentos que consumen durante su permanencia
en el archipiélago canario. Asimismo, el análisis toxicológico y
bioquímico a partir de muestras de sangre les permitirá determinar el estado de salud de cada tortuga, con lo que pretenden elaborar futuros planes de gestión y conservación de esta especie amenazada.


Una tortuga 'viajera'


La tortuga verde posee esta tonalidad debido a la grasa que almacenan
bajo sus caparazones y, a diferencia de muchas tortugas marinas, las
cuales pasan gran parte de su vida adulta en el océano, las tortugas
verdes del Pacífico pueden encontrarse en playas aisladas durante el día, donde se acercan a tomar el sol. Las tortugas verdes migran grandes distancias entre sus lugares de alimentación seleccionados y las playas donde nacieron, algunas han llegado a nadar 2.600 kilómetros.
Estos ejemplares pueden llegar a medir 1,66 metros de longitud y se
especula que tardan de 20 a 50 años para alcanzar la madurez, llegando a alcanzar edades de hasta 80 años.




http://www.elmundo.es/ciencia/2014/08/05/53dba3c2e2704ebb078b4580.html