Ni todas las medusas son dañinas para los humanos ni todas requieren el
mismo protocolo de actuación ante una picadura. En internet y en la
sabiduría popular existen varias recomendaciones, a veces
contradictorias, sobre cómo debemos actuar si accidentalmente nos vemos
las caras con una medusa. En el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC (ICM) han elaborado unas guías con información para identificar las medusas y saber cómo actuar si nos pican.

Estos animales gelatinosos, reconocibles por sus tentáculos y su
umbrela (esa especie de ‘bolsa’ tan característica), llegan a las costas
durante todo el año, pero sobre todo lo hacen entre primavera y verano. Las medusas se incluyen en el grupo de los animales cnidarios, que poseen unas células llamadas cnidocistos: una especie de ‘microjeringas’ que inyectan sustancias tóxicas y que utilizan para alimentarse o defenderse. En latín cnida significa urticante. Estos cnidocistos
están por todo su cuerpo aunque concentrados en los tentáculos. El
grado de toxicidad para los humanos depende de la especie de la medusa.
Su capacidad tóxica persiste incluso después de la muerte del animal.
Por eso, cuando nos las encontramos en la playa es importante no tocarlas aunque parezcan muertas, ya que con las olas sus esporas tóxicas pueden volverse a hidratar y, con ello, recuperar su capacidad venenosa.


Se calcula que en las costas mediterráneas hay alrededor de 300 de las 4.000 especies que existen en el planeta. Pero que no cunda el pánico: según la investigadora del CSIC Macarena Marambio,
de las especies más frecuentes en el Mediterráneo español muy pocas son
urticantes. Con el objetivo de determinar la evolución de la
masificación de las medusas y predecir su proliferación, el ICM creó en
2008 el Proyecto Medusa. En el marco de este proyecto se han elaborado también protocolos de actuación.


Si las vemos, lo mejor que podemos hacer es no tocarlas y bañarnos
con precaución. Pero si tenemos la mala suerte de que nos piquen, desde
el proyecto insisten en desmitificar ideas falsas: nada de amoniaco, agua dulce, vinagre (que sólo funciona con algunas medusas) o alcohol. Tampoco funciona la orina.

Como lo normal es que no sepamos reconocer la especie, el protocolo general a seguir es el siguiente:


1) Lavar la zona afectada con agua de mar cuidadosamente y sin frotar.

2) Si está disponible, aplicar solución de bicarbonato
durante cinco minutos (50% bicarbonato comercial y 50% agua de mar) para
prevenir un posible envenenamiento posterior producido por tentáculos
residuales en la piel.

3) Utilizar pinzas, guantes o una tarjeta plástica (como las de crédito) para quitar tentáculos o fragmentos.

4) Aplicar hielo envuelto en una toalla o ropa durante 5-15 minutos (como es agua dulce no debe ponerse en contacto directo con la piel).

5) Reevaluar el dolor y volver a aplicar hielo si es necesario.

6) Si el dolor persiste, consultar a profesionales de salud por si es necesario un analgésico o un preparado de hidrocortisona.


Además, el ICM ha elaborado la aplicación móvil gratuita MedJelly,
que permite consultar la presencia de medusas en las playas de Cataluña
en tiempo real. La idea es que en un futuro próximo la aplicación pueda
funcionar en toda la costa mediterránea.


Y si esta lectura no te ha quitado las ganas de ir a la playa y
quieres saber más sobre las medusas, siempre puedes descargarte el
tablero y las fichas del Juego de la Medusa del ICM. ¿Qué tal una partida antes del chapuzón?


 


Si quieres más ciencia para llevar sobre medusas, entra en la web del Proyecto Med-Jellyrisk y descárgate la Guía de identificación de medusas con información sobre las especies más habituales y los Protocolos de actuación del CSIC.

http://blogs.20minutos.es/ciencia-para-llevar-csic/2014/07/29/si-te-pica-una-medusa-ni-amoniaco-ni-agua-dulce/