Los pocos que las vieron no salían de su asombro. Dos ballenas visitaron el lunes por la mañana el Dique del Este del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Los que tuvieron la suerte de avistar a estos cetáceos, que durante varias horas de la mañana nadaron en las aguas interiores del muelle, no lograron averiguar a qué especie pertenecían pero las fotos que se realizaron de ellos han permitido averiguar a los expertos que se trataba de dos calderones grises. Algo nada común.
Un grupo familiar de unos 15 ejemplares se acercó a las costas chicharreras y dos intrépidos calderones grises se internaron en el Dique del Este dos años después de que los últimos animales de este género fueran avistados dentro del Muelle de Santa Cruz. Son varias las razones que les pudieron conducir hasta este lugar tan alejado de su hábitat natural pero la investigadora y docente de la Universidad de La Laguna, Natacha Aguilar, se decanta por la opción de que uno de los animales se encontraba enfermo y llegaron hasta estas aguas para buscar un lugar tranquilo y resguardado donde poder descansar. Hace unos años la isla de La Graciosa fue testigo de un hecho parecido cuando dos ballenas se acercaron a las playas y hasta que una de ellas no murió la otra no se alejó del lugar.
El experto ambiental Teo Lucas asegura que en Gran Canaria es más normal divisar a estos animales cerca del Muelle de la Luz y de Las Palmas "porque hay un grupo que vive cerca de allí", explica. Sin embargo, los animales que pertenecen a esta especie viven, en Tenerife, en la zona norte, entre el macizo de Teno y el de Anaga. Además de llegar al Puerto con motivo de la enfermedad de uno de los animales, Natacha Aguilar explica que los cetáceos pueden acercarse a la costa más de la normal por otras dos razones: encontrarse atraídos por posibles alimentos y por la propia curiosidad de los animales que los conduce a investigar. Pero la más probable, aún así, es la enfermedad de uno de sus miembros que se ve reforzada por la presencia del grupo familiar fuera de los límites del Puerto. Teo Lucas sostiene, además, que otra posibilidad puede ser que los calderones grises macho de la isla de Gran Canaria se hayan acercado hasta Tenerife en busca de hembras.
El calderón gris, cuyo nombre científico es Grampus griseus, es un cetáceo que puede alcanzar los tres metros y medio de longitud y que puede pesar hasta 350 kilos. A estos animales se les reconoce por su cabeza globosa y por las abundantes marcas alargadas de color blanco que, aunque parecen cicatrices, ya se encuentran presentes en los recién nacidos. De hecho, se trata de animales muy característicos porque al nacer tienen un color grisáceo y poco a poco les van saliendo manchas blancas que les van aclarando el color. Son animales, además, que se alimentan de cefalópodos como calamares y pulpos que pueden llegar a ser de un tamaño medio. Los calderones grises suelen ser tímidos y no se acercan ni siguen a las embarcaciones. Sin embargo, se trata de un animal social que vive en familia y en grupos de hasta 20 ejemplares.


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