Un grupo de investigadores españoles ha conseguido marcar y seguir mediante satélite a una orca en el Estrecho de Gibraltar, lo que les ha servido para acotar el espacio donde comen y se reproducen y así poder crear una zona de protección de estos cetáceos.

Se trata de la primera vez que se logra marcar a una orca en el Estrecho, explica en una entrevista a Efe Javier Almunia, director adjunto de Loro Parque Fundación, institución que financia este proyecto impulsado por la plataforma de investigación Circe (Conservación, Información y Estudio sobre cetáceos) y en el que también participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través de la Estación Biológica de Doñana.

La clave de todo este trabajo que comenzó en 2006, explica Almunia, es obtener información sobre los cetáceos en el Estrecho para que el Gobierno español, en base a datos rigurosos y exactos, pueda tomar decisiones y crear una zona de protección para estas especies compatible con el uso humano del mar.

Para ello, será necesario demostrar cuál es el hábitat de las orcas, dónde están, qué es importante para ellas desde el punto de vista alimenticio para poder mantener unos excedentes adecuados de atunes y qué espacios usan de forma más frecuente.

Por el momento, después de conseguir que la orca lleve marcada durante poco más de tres semanas, han logrado acotar la zona donde se encuentran los animales, que se sitúa entre Punta Carnero en Algeciras hasta Cabo Trafalgar en Barbate.

Esta propuesta actualmente se encuentra en periodo de exposición pública antes de que el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino la envíe a la Comisión Europea para su estudio y aprobación, detalla el presidente de Circe, Renaud de Stephanis.

Una decena de orcas
El seguimiento mediante satélite de esta orca, que viaja acompañada de al menos otras diez, pone de relevancia que la zona a proteger prevista por el Ministerio coincide con la que señala la marca que lleva la orca, subraya Renaud de Stephanis.

Esta marca, que pesa unos 70 gramos, se acopla a la ballena justo debajo de la aleta dorsal con un dardo sin causarle problemas de salud y da a los científicos posiciones del animal cada tres horas, lo que les permite hacer un seguimiento casi a tiempo real del animal.

“Si se tiene en cuenta el estado crítico en el que está la especie en esta área, este seguimiento es clave de cara a poder declarar zonas de protección en el Estrecho”, asevera el presidente de Circe.

La marca, una especie de dardo de titanio que se clava en la piel de la orca, se queda durante unos 6 meses, ya que el animal la expulsa de forma natural y la herida cicatriza, explica el director adjunto de Loro Parque Fundación, quien destaca que no supone una gran molestia y, sin embargo, ofrece una gran cantidad de información científica muy importante.

El ejemplar que siguen los científicos no está relacionado con el grupo de orcas que para alimentarse depende de las pesquerías de atún de la zona, sino que corresponde al grupo que se alimenta también de otros pescados y sitúa en la zona más central del Estrecho, grupo del que se disponía de menos información.

Las orcas en el Estrecho se ven asociadas a la entrada de atún rojo, que tiene una ruta migratoria que viene desde el centro del Atlántico, entra en el Mediterráneo -donde desova- y vuelve a salir otra vez por el Estrecho.

Por lo tanto, señala el investigador, el Estrecho es estratégicamente el lugar de entrada y salida de los atunes y un lugar idóneo para cazarlos.

El objetivo del estudio, insiste, es poder marcar a una orca para ver qué ocurre después de la época en la que están asociadas al atún en la entrada del Estrecho.

De esta manera, se podrá conocer también cómo afecta la disminución de atún rojo en la zona y hacia dónde se mueven para conseguir alimento y reproducirse.

Asimismo, se sabrá la temperatura del agua y la profundidad de las inmersiones que realicen los animales, información que permitirá prever lo que comen en las profundidades marinas del Estrecho de Gibraltar.

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