Una "ola de frío" ocurrida hace 116 millones años provocó una crisis del ecosistema marino similar a la observada en el pasado como consecuencia del calentamiento global, según un estudio publicado en la revista Nature Geoscience.

El estudio internacional, en el que participaron expertos de las universidades de Newcastle (Reino Unido), Colonia, Frankfurt y GEOMAR-Kiel, confirma el vínculo entre el enfriamiento global y la quiebra del ecosistema marino durante el período de invernadero del cretácico medio.

También cuantifica por primera vez la amplitud y la duración del cambio de temperatura. Al analizar la geoquímica y la micropaleontología de muestras del núcleo de sedimentos marinos del Atlántico norte, el equipo demostró que un descenso de la temperatura global de hasta 5 ºC produjo un cambio importante en el ciclo global del carbono durante un periodo de 2,5 millones de años.

El estudio explica que en un momento de gran actividad tectónica, que impulsó la ruptura del supercontinente Pangea, se produjo la apertura y ampliación de nuevas cuencas oceánicas alrededor de África, América del Sur y Europa, y se creó un espacio adicional donde se fijaron grandes cantidades de CO2 atmosférico por los organismos fotosintéticos como las algas marinas. Los organismos muertos se enterraron después en los sedimentos en el fondo del mar y produjeron esquisto orgánico rico en carbono en estas nuevas cuencas, atrapando el carbono que estaba antes en la atmósfera.

El resultado de este mecanismo masivo de fijación de carbono produjo un descenso en los niveles de CO2 en la atmósfera, que redujo el efecto invernadero y disminuyó a temperatura global.

Este período de enfriamiento global llegó a su fin después de unos dos millones de años, después del inicio de un período de intensa actividad volcánica local en el océano Índico. Al producirse grandes volúmenes de gas volcánico, el carbono que se había retirado de la atmósfera cuando fue atrapado en el esquisto fue reemplazado por el CO2 del interior de la Tierra, y se volvió a instaurar un efecto invernadero que produjo un clima más cálido y el fin de la "ola de frío".

El equipo de investigadores sostiene que este estudio pone de relieve cómo el clima mundial está intrínsecamente vinculado con los procesos que tienen lugar en el interior de la Tierra en escalas de tiempo de millones de años, y que estos procesos pueden modificar el ecoespacio para la vida marina, direccionando la evolución.

Las investigaciones actuales tienden a concentrarse en el calentamiento global y el impacto que un aumento de unos pocos grados podría tener sobre los ecosistemas pasados ​​y actuales. Este estudio muestra que si la temperatura global oscila de la otra manera en una cantidad similar, el resultado puede ser igual de grave, al menos para la vida marina.

Sin embargo, el equipo de investigación pone de relieve que los cambios observados en el sistema de la tierra en el cretáceo ocurrieron hace millones de años, y no en décadas o centenarios, lo que no puede relacionarse fácilmente con el cambio rápido de las condiciones climáticas actuales.

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