El pasado domingo, el programa Desafío Extremo presentado por el aventurero Jesús Calleja en Cuatro, mostró las imágenes del hallazgo arqueológico de un barco romano hundido hace dos mil años en aguas de Mallorca. El descubrimiento, el más importante desde hace una década en las islas, cuando se halló también (en 2001) en las profundidades un barco griego del siglo VI a. C., no ha causado una gran sorpresa entre los técnicos de Patrimoni del Consell que, tal y como aseguraron ayer a este periódico, ya tenían información al respecto.

Según Miquel Barceló, secretario técnico de Vicepresidencia, Cultura y Patrimonio, desde su departamento se conocía la existencia de diferentes pecios sumergidos en aguas de la isla. "No dimos ningún tipo de información a los responsables del programa. Simplemente les autorizamos la inmersión y les pedimos que, en caso de que lo encontraran no alteraran ni tocaran las piezas. La información que se desprende solo a la vista es muy importante", explicó Barceló.

En esta entrega de Desafío Extremo, titulada Mallorca, en busca del tesoro, se pudo ver como Calleja, acompañado por los buzos Óscar Espinasa y Maria March, buscan estos restos del naugrafio en una zona a 60 metros de profundidad. Aunque en un primer intento no hallan nada, en la segunda inmersión se topan con un grupo de unas cien ánforas de la época romana, amontonadas sobre una montaña de arena tras las que se intuye lo que podría ser un barco. "Esto es increíble", "es muy grande", son algunas de las expresiones que intercambian los miembros del equipo tras encontrar el tesoro.

Desde el Consell aseguran que en dos o tres semanas, y tras cotejar tanto los detalles técnicos facilitados por el programa como los propios de los que dispone el departamento, estudiarán si hacer o no una comprobación in situ. "Lo que no podemos permitirnos es extraer cada uno de los pecios hallados. No disponemos ni de presupuesto ni de la maquinaria que se necesitaría para ello", apuntó Barceló.

Medidas de seguridad
Durante la emisión del espacio, uno de los especialistas subrayó que, cada una de esas cerámicas halladas podrían lograr un precio en el mercado negro de unos tres mil euros, lo que propició que los responsables del programa expresaran su deseo de que los responsables de Patrimoni hicieran un esfuerzo para evitar el expolio de esos tesoros sumergidos. "Desde luego que mantenemos un estrecho colaboración con la Guardia Civil del mar. Desde los años 90 además, la vigilancia se ha incrementado. No bajamos la guardia", concluye Miquel Barceló.

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