El Club de Buceo El Pejín recoge varios kilos de botellas, metales oxidados y neumáticos acumulados durante años en las aguas que rodean al Castillo Negro

SANTA CRUZ DE TENERIFE Ruedas de motocicletas, de coches y camiones; carros de la compra; restos de puertas y ventanas de hierro forjado; y baterías de coche fueron algunas de las piezas que rescataron ayer los miembros del Club de Buceo El Pejín, de Tabaiba, de las profundidades del mar de la zona del Castillo Negro de Santa Cruz. Cientos de kilos de basura, en su gran mayoría de metal oxidado, permanecían en este espacio de la capital desde hace varios años, por lo que "se habían convertido ya en un foco de contaminación que urgía eliminar", tal y como afirmó el concejal de Servicios Públicos del Ayuntamiento, Dámaso Arteaga. "Esta labor está incluida en el plan de choque de limpieza que estamos llevando a cabo desde el Consistorio en la ciudad. Gracias a la colaboración de El Pejín y de Urbaser, esta actuación no nos ha supuesto ningún coste", explicó.
Desde las 10:00 horas y hasta pasadas las 17:00 de la tarde, cerca de cuarenta buzos se fueron sumergiendo por tandas para extraer los elementos hundidos. Manuel González, presidente de El Pejín se encuentra supervisando las labores desde el muelle. "Como aficionados al mar y a la belleza de su fondo, para nosotros es una decepción ver las condiciones en que se encuentra esta zona. En el Club ya estamos acostumbrados a hacer estos trabajos en Tabaiba", señaló. "Fue Dámaso el que se puso en contacto con nosotros. Él es socio de El Pejín. No dudamos en venir ni un momento, pero creo que esta tarea la deberían de llevar a cabo, por iniciativa propia, los clubs de buceo de la capital", agregó González antes de dar nuevas instrucciones a uno de los submarinistas.
Poco a poco, y con la ayuda de un camión grúa y de varios operarios de Urbaser, así como de cuatro globos aerostáticos con capacidad para levantar 50 kilogramos cada uno, los metales fueron saliendo de las profundidades. "Es una labor sencilla, y en el Club sentíamos que teníamos un favor moral con Dámaso porque nos ha ayudado mucho", apuntó el presidente de El Pejín. "Hemos tenido que esperar a que la marea estuviera alta. Son tan solo tres metros de profundidad, pero había muchas piezas que sacar. Muchas de las antiguas estructuras del recinto, como vallas y puertas, están sumergidas. Mucha gente cuando limpia, mete la basura debajo de la alfombra. Y en este caso la alfombra es el mar", añadió.
El despliegue humano y las grandes piezas fuera del agua llamaron la atención de más de un curioso que paseaba por las inmediaciones. Pilar Machado y Luis de León, dos vecinos de Santa Cruz de 60 y 62 años, respectivamente, observan desde lejos los trabajos. "Hemos visto el movimiento y nos hemos acercado. El Ayuntamiento debería realizar este tipo de limpiezas más a menudo", dijo Machado. Por su parte, De León opina que "es una lástima que los ciudadanos hagan uso del mar como si fuera un vertedero". "Han dejado morir esta zona. Una terraza de día para tomar las cañitas de media mañana no estaría de más. Pero mientras no reformen el espacio la gente seguirá utilizando este sitio de basurero", agregó el hombre.
Entre los buzos se encontraba la edil popular en Santa Cruz, Zaida González, quien concretó que estaba allí como miembro del Club de El Pejín. "Yo vengo para colaborar con los buceadores. Me he llevado una gran sorpresa, creo que el fondo marino del Castillo está más limpio de lo que está la ciudad", afirmó la concejala de la oposición.
Tras más de siete horas de intenso trabajo, más de 80 bombonas de oxígeno utilizadas y más de medio centenar de piezas de metal oxidadas extraídas las labores se dieron por finalizadas. "Ahora solo queda que los chicharreros conserven sus fondos limpios", señaló González. "No se puede permitir que pasen tantos años acumulándose la basura en el mar y aún menos si está contaminándolo", concluyó.

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