La Cámara hiperbárica del Hospital General da soporte médico a la recuperación del combustible del Woodford

La Unidad de Terapéutica Hiperbárica (UTH) del Hospital General de Castellón, de referencia en la Comunitat Valenciana para Medicina Subacuática e Hiperbárica, está aportando el soporte médico a los buzos de Salvamento Marítimo en las labores de recuperación del combustible del petrolero Woodford, frente a las costas de Castellón, según ha informado el Consell en un comunicado. Su labor, según ha indicado el jefe de la UTH, Manuel Salvador, permitirá que cuenten con apoyo médico en esta operación, realizada mediante la técnica del 'buceo a saturación'.
Desde el inicio de las operaciones, un equipo de la Unidad, formado por los doctores Manuel Salvador y Francisco Llopis, el técnico hiperbarista Alfredo Solanas y la doctora Irina Predoiu, especialista en medicina del Trabajo, del servicio médico de la Universidad "Miguel Hernández" de Elche, ha mantenido una serie de contactos y acciones.
Por un lado, visitaron las instalaciones de 'buceo a saturación' a bordo del buque de Salvamento Marítimo 'Clara Campoamor' y celebraron una reunión con el capitán, oficiales y sus técnicos con el objeto de coordinar las actuaciones en el caso de presentarse algún problema de salud de los buzos durante el transcurso de las operaciones.
Los especialistas en Medicina Hiperbárica participarán en la prevención de estos problemas, así como en la realización de unos test a los buzos con el objeto de determinar si la permanencia en este espacio genera cambios en la atención, concentración y memoria o estrés o ansiedad.
La técnica de buceo que se llevará a cabo durante el periodo previsto para la extracción del petróleo -entre cuatro y ocho semanas- es la que se denomina 'a saturación', y consiste, según el doctor Salvador, en que los buzos no se descompriman durante las semanas que dura la operación de trabajo.
HABITÁCULO PRESURIZADO

Para ello, los técnicos viven en el interior de un habitáculo presurizado que se encuentra en el barco y, desde allí, son trasladados -siempre en presión- en el interior de una 'campana seca' a realizar su trabajo por turnos, para después volver al interior de un habitáculo cilíndrico.
En este "dormitorio", de dos metros de diámetro por cinco metros de largo, se encontrarán sometidos a una presión ocho veces superior a la presión atmosférica y respirarán una mezcla de helio y oxígeno.
Los buzos, entre los procesos que tendrán que llevar a cabo durante este tiempo, comprobarán repetidamente el medio centenar de válvulas e indicadores de los que depende su vida, "como si se tratara de astronautas", ha dicho el doctor.
Los profesionales del Hospital General de Castellón estarán atentos a cualquier complicación que pudiera surgir, ya que, como ha recordado Salvador, "convivir durante varias semanas en un espacio tan reducido, en una atmósfera de helio que roba el calor del cuerpo humano, con una humedad ambiental del 100 por ciento, sin poder apenas moverse y con condiciones de higiene muy limitadas, plantea problemas médicos y psicológicos especiales".
En caso de una eventualidad, "hay que tener en cuenta que se tardan tres día en descomprimir y poder sacar al buzo del habitáculo", periodo en el que se llevarían a cabo las atenciones sanitarias básicas por parte de los profesionales sanitarios de la UTH, ha explicado el doctor. El Hospital General de Castellón, además de ser referencia para estas eventualidades, cuenta con un helipuerto al que podrían llegar los accidentados mediante los helicópteros de Salvamento Marítimo.
DÉCIMO ANIVESARIO

Por otro lado, ha informado que la Unidad de Terapéutica Hiperbárica (UTH) del Hospital General de Castellón ha cumplido su décimo aniversario. En ella se han realizado un total de 6.800 sesiones desde su apertura en el año 2002. El servicio no ha registrado ninguna incidencia a lo largo de los diez años de funcionamiento.
El equipo de la Cámara Hiperbárica ha atendido a más de 2.000 pacientes y ha aplicado cerca de 40.000 tratamientos, evitando secuelas neurológicas en los accidentes de los buceadores y mejorando la calidad de vida de muchas personas aquejadas de diversas patologías.
La aplicación de la terapia con oxígeno hiperbárico resulta imprescindible en los accidentes disbáricos de los buceadores y muy beneficiosa en otras patologías como la sordera súbita, las intoxicaciones agudas por monóxido de carbono, los aplastamientos, la gangrena gaseosa y patologías crónicas como las referentes al pie diabético, las secuelas de radioterapia, osteomielitis crónica refractaria y retardos cicatriciales, entre otros procesos.

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