El submaninismo es el buceo en el mar, mientras que el término buceo se refiere a la inmersión en cualquier tipo de agua: mar, lago, piscina, etc. Los orígenes del submarinismo son muy antiguos; ya los recogía Leonardo Da Vinci en sus dibujos y manuscritos y se practicaba para recoger perlas y coral. El buceo con pesadas escafandras y conectado a la superficie, de donde se obtiene el aire, se empezó a desarrollar a mediados del siglo XVIII. Julio Verne lo representó para sus lectores en su novela 20.000 leguas de viaje submarino. Pero no fue hasta 1943 cuando el inmortal Jacques-Yves Cousteau y Émile Gagnan desarrollaron el primer sistema de inmersión autónomo, que permitía a los submarinistas bucear con una total independencia de la superficie.
Existen dos modalidades básicas de submarinismo: con botella y en apnea. En esta última modalidad se cuenta únicamente con aire almacenado en los pulmones del submarinista. Los apneistas intentan continuamente descender a más profundidad.
Para practicar el submarinismo no es necesario una excepcional condición física: los movimientos en el agua son lentos y no requieren un gran esfuerzo. No obstante hay que conocer perfectamente el equipo, revisarlo periódicamente, tratarlo con sumo cuidado para que siempre funcione a la perfección y seguir escrupulosamente las normas de seguridad. Es necesario realizar cursos de formación para aprender a manejar el equipo, dominar las técnicas y conocer los riesgos y peligros para evitarlos.
El equipo de submarinismo es muy variado y depende del tipo de inmersión. Los elementos básicos son el traje, las aletas, la máscara, el tubo y las botellas, pero existen otros elementos muy útiles o imprescindibles como el lastre, el regulador, cuchillo, brújula, etc.

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